Capítulo 7: El ataque de los otros.

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-¡No, déjame! ¡Ayuda! -la voz aguda e infantil de una niña me alertó desde el primer piso y como si conociera la casa corrí de inmediato por unos pasillos hasta el inicio de unas escaleras, ni siquiera tuve miedo a que apareciera alguien más, es como si todo mi valor saliera a flote solo al oírla pedir auxilio.

Ya no me importaba hacer o no ruido, lo único que quería era salvar a esa pequeña pues de pronto me di cuenta que en los ojos azules de esa niña ví el terror y con su voz pude sentir escalofríos al pensar inmediato en Chloe, en mi mejor amiga quien murió a manos de una psicópata ¿Y si quien estaba aquí es la misma persona que la mató?

Tome el primer objeto que ví como si se tratara de un arma real y corrí hacia la habitación de la niña, su puerta lila estaba abierta y oí fuertes estruendos dentro como si el sujeto estuviese revolviendo la habitación. No me detuve a pensarlo dos veces e ingresé al cuarto, lo primero que ví fue al tipo tratando de atrapar a la niña que se le escabullía entre los brazos como un conejito, ví como ella luchaba desesperada y apenas me miró una luz de esperanza brilló en ella así que antes de que su atacante se voltee me abalance sobre él y le rompí con todas mis fuerzas el cenicero de vidrio que traía en manos, dejándolo noqueado al instante.
Me quedé helada al verlo caer de boca al suelo con una línea de sangre saliéndole desde donde lo golpee y la idea de haberlo matado me abrumaba muchísimo ¿Acaso era una asesina? Me temblaban las manos y el constante golpeó de mi corazón contra mi pecho aturdía mi ser.

-¿Está muerto? -me preguntó una dulce voz que me sacó de inmediato de aquel trance, miré de repente a la niña, tenía lágrimas salientes en sus ojos tan azules como una tormenta y un lindo cabello negro algo despeinado.

Negué rápidamente, ni siquiera yo podía confirmar si lo mate o no pero no podría decirle que sí a una pregunta como esa y menos si venía de una pequeña niña, no querría traumatizarla aún más. Le tendí mi mano y ella me vio bastante dudosa.

-Tranquila, todo estará bien, él no está muerto pero habrá que irnos de aquí lo antes posible.

La pequeña dejo su duda a un lado, sin embargo se notaba que tenía miedo y ponía toda su fe en mí, en que no le haría daño. Tome su pequeña mano, la traje hacía mí y la subí en mis brazos, podía decir que no pesaba mucho, no se si era por la adrenalina o qué, pero se sentía como llevar una almohada de plumas y algodón.

Salimos de aquella habitación rápidamente y le puse seguro por si aquel tipo se despertaba así nos daría un poco más de tiempo para huir.

Una vez en la calle miré a ambos lados por ayuda y como si el universo me escuchará una patrulla de policía local se acercaba por la carretera, sus luces estaban apagadas probablemente porque solo hacía un recorrido de rutina y corrí hasta el centro de la calle con la niña en brazos mientras hacía señas para que se detuviera y nos ayudará, quien manejaba al parecer se dió cuenta de nuestra presencia y un par de metros al frente estacionó, del mismo automóvil bajo un oficial de policía vistiendo el típico traje con placa pero no parecía traer compañero.

-Gracias al cielo -dije y me acerqué a él -Oficial necesito su ayuda, hay una persona dentro de la casa que intentaba matar a esta niña.

El policía nos miró a ambas y luego a la mansión, él era un tipo alto de piel morena y parte de su rostro estaba cubierto por la sombra de su sombrero con placa.

-¿Ustedes están bien? ¿Reconocen al individuo? ¿Alguien más estaba con él?

-Sí, estamos bien y no tengo idea de quien sea... -y de repente mi cerebro hizo una pausa, quizás sería algo tonto tomar sus palabras como sospecha pero en un momento tan crucial se me hizo raro la tranquilidad sombría de aquel oficial -Yo nunca dije que era un hombre.

Aiden.Where stories live. Discover now