Capítulo 27

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Narra Camila:

Caminaba por los pasillos de la universidad con una sonrisa de oreja a oreja pero unas ojeras impresionantes que medianamente logré cubrir con un poco de maquillaje.

Iba saludando a mis colegas con un leve asentimiento de cabeza.

Los universitarios a los que enseñaba también me saludaban enérgicamente lo cual me hacía gracia.

-¡Profesora Camila!

Gritó Julián corriendo hacia mí, era un aplicado alumno de segundo año, su rostro pálido y pecoso. Cabello castaño casi rubio además de brillantes orbes azules.

-Dime, Julián, ¿Qué se te ofrece?

Pregunté amablemente.

-Oh, yo-yo olvidé mi informe, lo dejé en casa por accidente. Espero pueda entenderlo.

Sus manos temblaban y mantenía su semblante preocupado mientras agachaba la mirada.

Negué con mi cabeza mientras sonreía.

-Bueno, podrás traerlo mañana a primera hora. Estaré en mi salón.

Sus ojos se dilataron y asintió eufórico.

-Sí, sí. No volverá a suceder, se lo gatantizo.

Palmeé su hombro y asentí.

-Espero y sea cierto.

Dije para continuar mi camino hasta mi salón.

Aún la campana no hacía su acto de presencia por lo que no me preocupaba demasiado llegar deprisa.

Cuando ya estuve dentro de mi dicho salón, pude observar algunos alumnos sentados en sus puestos, los típicos que llegaban pronto y se dedicaban a escuchar música, chatear en sus celulares o terminar una tarea pendiente.

-Buenos días.

Saludé a los presentes mientras dejaba mi maletín en el escritorio, siquiera levantaron la mirada pero no me importó demasiado, estarán ocupados o yo que sé.

Me senté y descansé mi cabeza por unos momentos en el respaldo de la silla. Tenía muchísimo sueño.

Mis ojos se cerraron involuntariamente y decidí dormir hasta que tocase la campana.

Mi mente viajó hasta una dimensión desconocida y por lo que pareció solo un pestañeo, el ruidoso sonido de la campana me hizo saltar en la silla.

Sacudí mi cabeza tratando de espantar el sueño que me carcomía.

Me levanté y esperé a que todos hicieran ingreso para empezar mi clase.

La clase fluyó como fluye todo lo que te apasiona hacer, aunque el sueño me tenía un poco atontada y los chicos se percataban de eso.

-No vaya a estampar su cabeza en el escritorio, profesora.

Levanté rápidamente la mirada encontrandome a Erika, era de segundo año, bastante carismática, su cabello largo y liso se acomodaba sobre sus hombros, su tez morena pero no demasiado digna de una latina, hermosas curvas y sobre todo la de su sonrisa.

-Oh, lo siento. No dormí mucho anoche.

Confesé mientras bostezaba.

-Mmm, se nota. La habrá pasado muy bien.

Comentó y la miré confundida, ella señaló mi cuello y Dios santo, múltiples chupetones que Lauren dejó anteriormente relucían sobre mi piel, no quiero ni imaginar como habrá quedado su nevada piel de porcelana.

La hija de mis padrinos.|Camren (G!P)Where stories live. Discover now