Capítulo 17

38.2K 1.3K 13
                                    

Tenía muchos nervios de entrar a esa casa y encontrarme con una desagradable sorpresa, pero aunque no quisiera entrar, me tocaba ya que estaba ayudando a James a caminar.

-Sigo dudando que esta sea la casa- dije cuando James colocó la mano derecha (era la única que le quedaba libre ya que su brazo izquierdo estaba encima de mi hombro para yo ayudarlo a caminar), en la perilla de la puerta principal, para girarla y poder entrar. El olor ácido y dulce a la vez de la sangre se iba incrementando, más bien olía como si estuviera oxidado.

No respondió nada, sólo me miró y esbozó una pequeña sonrisa o una mueca de dolor, de cualquier forma eso me convenció de entrar a la casa cuando James ya había abierto la puerta. Era todo tal como lo imagine, una casa que olía a humedad, completamente gris y que como se veía por fuera estaba a punto de derrumbarse.

-Te dije que aquí no era- dije reprochándole que tenía razón.

-Aún no has visto toda la casa- dijo e hizo una pausa -Ayúdame a ir al sótano-

-¿Sótano?- pregunté como si estuviera loco, pero sin objetar lo ayudé a ir hasta una pequeña puerta en la cocina que olía a mil demonios, y al parecer conducía hacia el sótano.

James abrió la puerta y bajamos unas escaleras, a cada paso que dábamos, el escalón chirriaba espantosamente, pero eso no fue lo único que me hizo mantener alerta, si no que algo al frente nuestro cambiaba, como si la imagen de un asqueroso sótano desapareciera lentamente, como si lo fuera quitando borrosamente y en su lugar iba apareciendo otra puerta, pero esta era de madera y no estaba desgastada, estaba pintada de café claro y sobresalía una línea en la puerta que dibujaba una silueta de un lobo aullando en la esquina derecha. Ya no olía a humedad, ahora olía a un aroma muy peculiar que siempre lo he detectado como si ese aroma fuera de la naturaleza y porque más o menos así olía el Parque Nacional Orbil cuando iba a dar mis caminatas.

Cuando ya estábamos en el último escalón, la imagen borrosa de la puerta de madera con la silueta del lobo, ya no era más distorsionada, era nítida y además de la puerta que lograba divisar delante de mí había una casa hermosa  y grande, tanto que parecía como si fuera una casa de hospedaje, pintada de blanco con ventanas de madera del mismo color de la puerta, no pareciera como si estuviera enterrada debajo de la casa que olía a humedad y que está a punto de caerse, lo raro es que brillaba el sol como si estuviera encima de la tierra y no debajo, como si no la estuvieran ocultando en un sótano. Detrás y por los lados de la casa se podía divisar una grande zona verde, más o menos como quince canchas de futbol. Ya no estaba segura que siguiera en Toronto.

-De esta casa es la que hablaba- dijo James orgulloso.

-Es hermosa- dije.

Entramos y apenas coloqué un pie adentro pude ver que delante de mi habían unas escaleras que conducían al segundo piso, a mi lado izquierdo estaba el comedor y supongo que si iba hasta la zona del comedor encontraría una puerta que lo conectase con la cocina, a mi lado derecho estaba la sala con un televisor LCD y se alcanzaba a asomar por una esquina una puerta que supongo que conduce a algún baño y otra puerta que tenía un vidrio donde se podía ver el patio trasero. Olía a primavera, esa casa era especial, aunque debía serlo ya que es casa de Eternos.

-Esta casa es asombrosa- dije.                                              

-En el segundo piso están las habitaciones que incluyen baños, son diez, en el tercer piso funciona el gimnasio y el cuarto piso está dedicado completamente al entretenimiento- dijo.

-Y ¿Dónde te puedo sanar la costilla que tienes rota?- pregunté recordando que se había lastimado cuando peleaba con demonios.

-Hay vendas en los baños, me colocaré una y después me la sanaré- dijo indicándome con la mano que lo ayudara a ir a la puerta de la sala, que estaba medio abierta.

Eternos - Secretos del pasado [COMPLETA]Where stories live. Discover now