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|Summertime Sadnes, Lana del Rey|

Keira

Siento cómo mi collar empieza a emanar calor en mi pecho, por lo que llevo una mano al lugar. Miro a Coel, él también tiene su mano en el collar.

- Vamos - Le digo, jalandolo de la manga de la camisa. Él se levanta al mismo tiempo que yo. Toda la mesa se voltea a vernos - Ya volvemos - Digo.

- No se olviden los condones - Dice Dan, rodeo los ojos y Coel le lanza una de esas miradas frías que sólo el puede lanzar, por lo que Dan se calla. Me señaló el collar cuando Sarah me mira, ella asiente dándome a entender que entendió (XD)

Salimos de la cafetería dando grandes zancadas, pero sin correr para pasar desapercibidos. Cuándo llegamos a la puerta del patio, paramos.

Abrimos la puerta, una vez que confirmamos que no hay nadie cerca. Llegamos a la parte más alejada del patio y nos sentamos en la fría hierba, bajo un gran árbol.

- ¿Chicos? - Pregunta una voz en nuestras cabezas. Deduzco que es Daría por el tono.

- ¿Qué ocurre? - Pregunta Coel.

- Los vamos a traer, asegúrense de que nadie los vea esfumarse - Dijo Daría.

- Estamos solos - Respondí. Unos segundos después, una luz nos envolvió, y aparecimos en una habitación completamente blanca. Por los muebles, deduje que estábamos en un tipo de laboratorio. Habían todo tipo de utensilios de laboratorio, y todos de un pulcro color blanco o transparentes.

Qué obsesión con el blanco.

- Me alegro de que hayan llegado tan rápido - Dijo una voz desconocida a mis espaldas. Gire la cabeza para encontrarme con un hombre enfundado en una bata blanca, su tez era mestiza y sus verdes ojos me miraban con un brillo de emoción. Su cabello, que originalmente debió ser marrón claro, ahora estaba plagado de canas blancas como la nieve. A su lado, una mujer que aparentaba unos cuarenta o cincuenta años, también vestida con bata blanca, con un rostro de rasgos bien definidos y, en cierto modo, severos. Su cabello chocolate amarrado en un pulcro moño, y sus orbes mieles me observaban esperando encontrarme una falla.

Más alejada, estaba Daría. Con su sonrisa habitual y un vestido común y corriente de color blanco. El negro cabello algo desaliñado.

- ¿Qué pasó? - Pregunta Coel.

- Hemos descubierto qué es la sustancia que te inyectaron - Respondió el señor alegremente. Coel y yo caminamos hasta ellos, cuando nos hizo una seña para acercarnos. En sus manos, tenía unos papeles llenos de códigos y palabras indescifrables.

-Al parecer, - Empezó Daría - lo que te dieron es una simple sustancia para desmayarte por unas horas.

- ¿Qué? ¿Solo eso? - Pregunto, atónita.

- Si, pero eso no es lo importante - Vuelve a tomar la palabra el hombre - Lo importante es que tú no te desmayaste - Señala a Coel con las hojas - ¿Porqué? Pues porque en tu cuerpo viven dos almas; la tuya y la de tu... Bueno, supongo que tío tratara abuelo, o algo así.

- Esperen - Dijo de pronto Coel - ¿Eso quiere decir que somos primos?

- No - Dijo mi abuela, que acababa de entrar. Llevaba un vestido blanco también, pero tenía más detalles. Su cara era... Normal.

Peligrosa Where stories live. Discover now