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|Let her go|
Only miss the sun
When start to snow
Only know you love her
When you let her go
And you let her go


Lo siguiente que pude ver fue una intensa luz blanca acaparando toda mi visión, el viento ya no tiraba de mi cabello, mis manos ya no flotaban como si estuviera bajo el agua, y mis pies ya no levitaban, levantando mi cuerpo entero. Me sentí caer, peor no sabía a dónde, me sentí bajar, pero no había más abajo, me sentí nacer, pero ya había nacido.

Mi cabeza nisiquiera podía sacar ideas o hipótesis de lo que ocurría a mi alrededor, no pensaba, estaba en blanco, la única frase que se repetía enmienda cabeza era: No es posible.

Y una y otra vez, siempre se repetía eso. Con la misma voz aterciopelada de la mujer sin rostro, esa mujer que me había hecho entender la vida misma y mi ser, esa voz que me había hecho ver la realidad, y ahora que lo entendía, ahora que no había puesto objeciones, me dejaba caer en la luz infinita al vacío.

No sé dónde estoy, no sé cómo estoy, no sé por cuánto estuve, y no sé si estaré.

La caída cada vez se hace más lenta y tortuosa, yo solo quiero llegar al fondo, caer de un buena vez y sentir algo. Pero el fondo parece jugar con mi cuerpo, parece alejarse cada vez que estoy por tocarlo y reír mientras baja más, parece un hueco sin fondo, y no sé nisiquiera cómo llegué a caer por él.

Y entonces tocó fondo.

Mi cuerpo entero traspasa una fina capade algo que parece agua, pero al otro lado no hay nada, es como si esa capa hubiera detenido mi caída, porque ahora caigo lentamente, delicada como una pluma, como si fuera de vidrio.

Mi cuerpo está inerte y no tengo control sobre él, igual que cuando llegué, solo que ahora puedo sentir esa adrenalina leve de caer, pero esto es tan leve que nisiquiera lo noto, será porque más que una caída, parece que alguien me mece hasta dejarme en mi cama, como si fuera un bebé que se quedó dormido, y no quieren despertarlo.

Mis ojos ven y a la vez no, la luz blanca es cegadora, tanto que mis ojos se cierran sin que nadie los halla obligado a hacerlo, como si tuvieran vida propia. Pero al luz y el blanco siguen ahí, es tanta la intensidad de la luz que traspasa mis párpados, y llega nuevamente a mis ojos, a mi iris, y a mi cerebro.

Ella entendió, ha entendido todo y lo aceptó.

La voz dela misma mujer de tiempo atrás reumba en mi cabeza, y se repite una y otra vez en eco, se escucha desesperada, en busca de respuestas que no deberían ser buscadas. Y eso es exactamente lo que ocurre.

Es diferente, esto no puede ser posible. A no ser...

De repente, siento todo mi cuerpo denuevo, mis pies, mis manos, mi cabeza, mi corazón latir y mis pulmones llenarse de aire de una, levanto la cabeza, asustada por esta última sensación, la sensación del aire recorrer mi cuerpo por dentro, como si fuera mi sangre, recorrer mis venas, y entrar en todos los rincones de mi organismo. Pero eso es imposible.

Es ella, la última heredera, la última Ventus Typhonicus.*

Y me desplome, sin siquiera saber de quién provenía esa voz.

[...]

Se ha despertado.

Dice la voz en mi cabeza, lentamente abro los ojos. Sonrío co suficiencia por lograr ver, después de tanto tiempo, a la mujer portadora de esa maravillosa voz.

Peligrosa Where stories live. Discover now