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Narra Keira

Me levanto de la cama perezosamente y comienzo a recordar. Me desmaye luego de que una ráfaga de viento salga de la nada y golpeara a una chica, aparentemente importante, desperté en casa de un tipo que decía ser doctor y aparentemente me dió su número, que está escrito en el papel que tengo en la mano. Y luego llegué a acá y me dormí.

Sigo sin entender por qué me quedé charlando con él, ni porqué Sarah me dejó en casa de un desconocido, pero ella lo único que me resulta es "Me parecía confiable" y luego se va, dejándome con la palabra en la boca. Extraño.

Cuando mis pies tocan el frío suelo de madera, me doy cuenta de que me muero de hambre, y que no comí casi nada. Porque vamos, si creyeron que quedaría satisfecha con el plato de fideos, es porque no me conocen.

Corro a la alfombra que hay en el centro del cuarto para ponerme las pantuflas de Steach y caminar hacia el armario. La habitación está vacía, por lo que deduzco que Sarah debe estar en clases con las otras chicas de las cuales no me acuerdo si nombre.

Me pongo una camiseta cualquiera y unos shorts de Jean y bajo al comedor, aunque creo que las cocineras se toman descanso en horas de clase.

Cuando estoy por tomar el pomo de la gran puerta del comedor, una voz ronca y fría me detiene por detrás.

- ¿Qué haces levantada? - Me pregunta, no me volteo a verlo y sigo con lo que estaba haciendo, pero su mano fría me interrumpen agarrándome del brazo y jalandome hacia él.

- Sueltame - Le digo lo más seria que puedo pero la situación no da. Pies estoy a centímetros de un Playboy de los chicles.

- Debes descansar, aún no puedes caminar - Entonces caigo en cuenta tas de que es el mismo tipo que me dió su número. Lo miro algo sorprendida pero al momento siento que está en lo cierto, por lo que le hago caso y voy al ascensor. Puedo sentir cómo viene detrás de mi - ¿Porqué me sigues?

- Quiero asegurarme de que no te pase nada en el camino - Me dice casi en un murmullo.

- Ni que fueras mi papá - Le respondo sarcástica mientras se abren las puertas del ascensor y, para mí mala suerte, o suerte, él sube con migo.

- No, pero digamos que te desmayaste en medio del campus, así que no es que estés para correr por la universidad. - Me dice a una distancia razonable, pero si pm dejar de mirarme. Este chico es raro.

- No entiendo porqué tanto interés en mi - Le digo cuando se abren las puertas otra vez, mostrándome mi piso. Empiezo a caminar por los pasillos hasta que llego a mi puerta. Él está detrás mío, mirándome serio, pero con un brillo en sus ojos indescriptible.

- Supuse que tendrías hambre - Me dijo dándome una bolsa de papel pesada. Yo se la saqué de las manos casi en el instante en que la mostró.

- Gracias - Dije, o mascullé, mientras abría la puerta. Este seguía ahí parado, mirándome serio e inexpesivo.

- Denada

- Así que... Gracias por acompañarme, aunque no sé porqué lo haces, solo me desmayé un poco. Pero ahí tú con tu interés por mi - Digo cerrando la puerta a modo de despedida, una vez que cierro completamente, puedo oírlo decir algo.

- Pronto lo sabrás, hermosa, pronto - Y luego se escuchan pasos alejándose.

Confirmado, cree que vive en una novela.

Narra Sarah

Desde que salí de la casa de este chico llamado Coel, me estoy sintiendo extraña, no puedo prestar atención a clases y no paro de pensar en porqué dejé a Keira ahí, con un extraño que podría hacerle lo que quiera. Extraño.

- Señorita Simmons, ¿Qué acabo de decir? - Me sobresalto con la voz de la profesora, que me está mirando atentamente junto a toda la clase. Mierda, no escuché nada.

- Eh... Que no... No... - Carajo, carajo, carajo. Leo el pizarrón, estamos en biología, las células. - ¿Algo relacionado con las células?

Toda la clase explota en risa mientras mientras que la señorita Selma, así se llama, me mira severamente.

- Vaya a dirección - Me dice, y agradezco eso, ya que no podía estar más en este lugar. Agarro mis cosas y las guardo en el bolso con una sonrisa en la cara. Me levanto y salgo del aula dando un leve portazo, lo que hace vivir con Keira.

Empiezo a correr al sector de habitaciones hasta que llego a la bendita puerta. Tocó la puerta e inmediatamente me abre una Keira vestida y tragando, como siempre.

- ¿Qué haces levantada? - Le pregunto agarrándola de la polera y tirándola en la cama. Ella bufa mientras se mete otra papitas a la boca - ¿Y de dónde sacaste papitas? - le pregunto de nuevo sacándole la papita de la mano y metiéndomela a la boca. Oh por dios, hace tanto que no comía papas fritas.

- Parece que hoy todo el mundo quiere que esté en cama - Susurra, pero yo la escucho. Abro los ojos hasta que parece que se van a salir de órbita y ella me mira arrepentida - Mierda.

- ¿¡Saliste!? - Esto es demasiado. Está oficialmente loca.

Me mira con una sonrisa de víctima y pestañeando varias veces.

- Solo quería comer...

- ¡Te desmayaste! ¡Ni siquiera te di medicación! ¡¿Y dices que te levantaste a comer!? - Estoy roja de furia - ¡¿Acaso no te das cuenta!?

- Estás haciendo un escándalo - Me dice - Ni que hubiera caído en coma dos años. Tan solo me desmayé por... La verdad que no sé porqué me desmayé, ¿Porqué?

Oh, ni yo lo sé.

- La enfermera no supo decir por qué - Le respondo con asco en la voz. ¿Para qué le pagan? ¿Para decir "No tengo idea"? Seguro que se compró el título.

- ¿Cómo no van a saber? ¿A caso se compró el título o qué? - Dijo como leyendo mis pensamientos.

- Lo mismo me pregunto...

- Bueno, da igual. Ya me siento mejor así que voy a comer - Dijo.

- Y yo que pensaba que ibas a ir a clases - Digo risueña mientras se levanta otra papa a la boca.

- ¿Segura que eres Sarah? Porque mi Sarah me conoce mejor que nadie, y sabe que comer siempre boca primero - Me dice feliz.

Peligrosa Where stories live. Discover now