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|I don't wanna live forever, ZAYN|
I don't wanna live forever,
I just wanna keep calling your name
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Keira:

Corro sin dirección, veo sin observar, huyo sin saber de qué.

Esquivo árboles y arbustos, ramas y animales. Me esquivo a mi y a mi perversa mente, esquivo mis pensamientos, esquivo mi monstruo interior, me esquivo.

- Keira, deja de correr a cualquier lado - Una grave voz me hiela el cuello, estremeciendome por completo.

- Necesito aire - Digo, sin dejar de correr. Él me sigue muy de cerca.

- Tú eres aire, Keira - Comenta con un tono divertido. Ruedo los ojos aunque él no pueda verme.

- No juegues con mis palabras, Coel, no estoy de humor - Le digo algo molesta.

Como quieras, jugaré con tus pensamientos.

Me paro en seco y lo veo, ahí parado a mi lado, mirándome serio, pero con un brillo de diversión en sus ojos. Su cabello totalmente despeinado por la carrera y el torso desnudo debido a los cables que antes estaban conectados a él. Observó sus maravillosos ojos azules, son realmente hermosos.

No, estoy molesta con él, no puedo alagarlo.

- Pero aún así lo haces - Dice, fingiendo resignación.

Suspiro resinganada y me siento en una de las rocas. Miro la puesta de sol y mi boca se abre de par en par.

- Dios mío - Susurro, él mira al mismo lugar que yo y sonríe.

Esto era increíble.

El sol era mucho más grande de lo que debería, inmenso mejor dicho. A su alrededor, tonos de violetas, verdes, y azules decoraban el amplio cielo. Los verdes llegaban a ser fosforescentes y los violetas tan oscuros que parecía más un anochecer. Los colores esparcidos como pinceladas alrededor del sol, las hojas de los árboles tintarse del color de la luz, la noche entrar con la...

¿Qué?

No hay luna, envés de eso, sale otro sol, idéntico al anterior solo que por el otro lado. Por el Oeste. Y entonces todo se empieza a aclarar, los tonos oscuros se van y el cielo es pintado nuevamente por celeste.

Miro a Coel atónita, él me mira sonriendo.

- Las primeras puestas de sol siempre son algo chocantes, pero te acostumbrarás - Dice, tranquilisadoramente. Me pasa un brazo por los hombros y agarra una extraña piedra que tenía en su bolsillo - No te sueltes - Dice, y después una luz blanca nos envuelve.

Abro los ojos, adaptándome a la luz, y veo que ya no estamos en el bosque, estamos en el palacio, en la sala de reuniones.

Palidesco.

- Antes de que empieces a gritar como loca - Dijo Coel poniéndome ambas manos en los hombros - Viajamos con una piedra madre, solo nos teletransportamos.

- ¿Solo...? - Balbuceo. Lo miro con los ojos bein abiertos, pero me rindo ante su mirada de relájate y me tiro con brusquedad a la silla de la cabecera.

Peligrosa Where stories live. Discover now