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La universidad era más grande de lo que jamás imaginé, en serio, tenía como diez pisos y era muy estilo castillo de la realeza. Era hermosa.

Estamos en descanso, mirando a los chicos de 3ro jugar Football Americano, cuando me entra un hambre monumental, de esas que tengo siempre.

- Me muero de hambre - Le dijo a Sarah tocándole el hombro, ésta despega su vista de un buenorro que estaba estirándose para mirarme.

- Siempre tienes hambre - Dice rodando los ojos.

- Ya, pues tengo un hambre monumental y la fila para comprar por poco llega a Certainty B...

- Shh - Dice tapándome la boca, yo le chupo la mano, a lo que la saca rápidamente con una mueca de asco - Si nos cambiamos los nombres por algo será, ¿No?

- Si, si. Pero tengo hambre - Le digo parandome.

- ¡Que ya sé! - Me grita sacada de sí. La gente de alrededor nos mira mal y raro, uno: Porque estamos hablando en español, y dos: Porque mi amiga del alma está gritando como desquiciada.

- De acuerdo - Digo acercándome sigilosamente a ella - Yo voy a comprar, y tú te quedas acá mirando chicos lindos, ¿Sí? -  Le digo con tono de madre.

- No, vamos juntas - Dice agarrándome de la mano, yo sonrío y corro con ella agarrada de la mano, el hambre no puede esperar.

Cuando llegamos a la interminable fila, empiezo a correr a todos los que están hablando en medio de mi camino. Cuando llego, me paro en el final con Sarah.

Unos minutos después, ya con los pies reventados, pasa una Barbie más operada que Moria Casan y empieza a empujar gente de la fila como si fueran perros. Se para tercera y nadie, repito, NADIE le dice nada. Eso me hace molestar tanto, tanto, que voy a dónde está parada y de un empujón la tiro al suelo. A decir verdad, no hice tanta fuerza, solo la necesaria para que se corra un poco, pero esa perra sucia se tiro y todo.

- ¿¡Quién te crees!? - Me dice cabreadísima, yo le muestro una hermosa sonrisa que la hace molestar más.

- Eso debería preguntarte yo a tí, ¿Quién te crees para colarte a veinte personas? ¿La reina del mundo? - Le pregunto sarcásticamente. Ella se para y me mira desafiante, tiene tacos, pero aún así no me alcanza en altura. Ser alta por fin tiene beneficios, aunque tan alta no soy.

- Mira, niñita, no sé quién eres pero yo soy la hija del rey de...

- Ya, ya. ¿Sabes? No me importa, aunque seas dios, no te da derecho de correr así a la gente, así que ve - Señaló apellido final de la fila - A hacer la fila como personas normales y sin retraso, y cómprate tus condones cuando sea tu turno.

A esta altura ya está toda la uni alrededor mirando la escena.

- Cállate, estúpida. Acá la infiltrada eres tú, no puedo creer cómo un perro de la calle logró entrar acá.

Siento como mi ira va creciendo por todo mi cuerpo. Le mantengo la mirada y siento como si en cualquier momento fuera a explotar, pero envés de eso, una ráfaga de viento la tira al césped de cara. No sé cómo, pero a nadie se le voló un solo pelo, solo a ella le afectó.

Un estruendo de risas se hace paso entre el hermoso clima, con nada de viento, de la universidad.

Siento un mareo horrible y todo me da muchas vueltas. Me sujeto de lo primero que veo, pero no sé qué es, porque la vista se me nubla y solo veo manchas blancas. Una punzada en la sien me está matando, y lentamente cierro los ojos, para caer dormida en brazos de un desconocido.

Narra Sarah

Veo cómo mi amiga cae en brazos de un chico, el cuál apareció como un rayo cuando la ráfaga tiró a esa Barbie. La miraba con un brillo en los ojos que no es normal. Algo raro tenía ese chico.

Luego de que se desmayara, la llevamos a enfermería. No supieron que decir ni las razones por las que se desmayó, lo que hacía más inquietante la situación.

Ahora estamos en la habitación del chico este, que se llama Coel. Está muy callado, sumido en sus pensamientos mientras mira a mi amiga cómo si fuera un tesoro.

- Bueno, debería irme, voy a llevarla a mi hab...

- No - Dice con un tono de voz frío, nada amable, que me obliga a sentarme - No te la llevarás a ella, debo... asegurarme de que despierte - Dice algo dudoso.

- Sí, claro. Y dejaré a mi amiga en manos de un desconocido, ¿Algo más? ¿No? Bueno - Me levanto y camino hacia ella pero él me lo impide parándose también - Córrete.

Pero él no se mueve.

- Ve, soy doctor, esa enfermera no sabe nada. Le haré unos análisis y te avisaré cuando despierte.

No sé porqué, ni cómo, pero eso me convence. Salgo de la habitación y me encamino a la mía, pensando en que lo que acabo de hacer está bien, aunque sepa que está mal.

Narra Coel

No puedo creerlo, no puede ser, después de tanto, la encuentro en la lugar que menos me imaginé que la encontraría.

Me quedo mirándola unos instantes antes de pararme e ir a la cocina a preparar algo. Cuando despierte tendrá hambre, ya que perdió energías.

Debe ser la primera vez que lo hace, ya que se veía muy confundida, como oda si no supiera lo que es. Y ese es el mayor problema. Que no sepa lo que es, y lo que es capaz de e hacer.

Unos treinta minutos después, escucho ruidos en la sala, por lo que voy hacia allá. Me encuentro a la hermosa chica quejándose de el dolor de cabeza mientras mira alrededor perdída.

Me acercó a ella e instintivamente se aleja.

- ¿Quién...? ¿Dónde estoy? - Me pregunta extrañada.

- Te desmayaste después de que usast... Peleaste con Maya Brooklyn, y caíste en mi, así que te traje a mi casa - Le digo totalmente calmado. Puedo ver la confusión reflejarse en sus ojos, hasta que se da cuenta ya de la situación y se para de golpe, pero al instante se deja caer agarrándose la cabeza.

- ¿Qué me pasa? ¿Dónde está Sarah? - Pregunta, deduzco que Sarah es la chica a la que hipnotize para que se vaya.

- Ella está en su habitación, necesito que te quedes para asegurarme de que estás bien - Le digo.

- No, debe estar preocupada

- Ya le dije que estás bien y que te haré análisis, así que... - Me paró y comienzo a caminar hacia la cocina, vuelvo a la sala con un plato de fideos en la mano que ella mira con deseo. - Será mejor que comas, debes tener mucha hamb... - Pero no me deja terminar, porque se saca el plato de la mano y empieza a comer.

Después de charlar un rato y decirle mi nombre, le empiezo a hacer preguntas sobre cómo se siente. Al parecer no le afectó mucho, lo que quiere decir que es más poderosa de lo que creí.

O tengo idea de cómo decirle esto sin que crea que estoy loco. Pero tiene que ser lo antes posible.

- Bueno, debo irme si ya te, un gusto Coel - Me dice mientras me abraza, yo sé lo devuelvo gustoso y la guío a la puerta.

- Toma - Le doy un papel con mi número, ella lo mira y se lo guarda con una sonrisa.

- Gracias - Me dice. Una vez que sale me recuesto en la puerta y cierro los ojos. Sí fue difícil hacer que me crea lo del doctor y confíe en mi  más difícil fue que aceptara mi número. Pero logré hipnotizarla.

Se preguntarán, ¿Porqué le diste tu número? Pues debo acercarme a ella de alguna manera, y esa es la mejor hasta ahora. Siento como mi yo frío y distante va cayendo en uno que buscan ligues. Pero no por mucho, cuando sepa lo que soy, lo que es, todo fluirá, y se dará cuenta de que somos almas gemelas.

Peligrosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora