CAPÍTULO 48: SÓLO TU Y YO

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POV ANASTASIA

Tres meses después...

Estoy atareada, y tengo hambre. Christian me llamó hace treinta minutos para que comieramos juntos, pero ahora, no me puedo distraer.

Desde que volví de Londres, el trabajo ha aumentado, y aunque Jack y Luziana hicieron un trabajo estupendo, no podemos parar ahora.

Rossana me trajo unos manuscritos para aprobar su publicación. Y Mara, se aventuró a escribir y tiene cuatro libros ya listos para ser publicados y muchos más que están en revisión...

-Ana, sabes que opino de que no comas cuando es debido- escucho frente a mi.

Levanto la mirada y veo emocionada a un serio Christian frente a mi. Está impecable -como siempre- y sostiene unas bolsas de la cafetería de Melly.

-Hola, ¿qué haces?- le pregunto tratando de no perder la concentración en lo que estoy leyendo.
-No me hagas que te de unos azotes... Aunque quiero hacerlo- me responde serio.
-¿Qué?
-Debes comer algo- me dice y deja en la mesa de desayuno las bolsas
-He tenido un día ocupado, hay que revisar pedidos, tengo que terminar de ordenar el diseño de las cubiertas de las ediciones especiales de mis autores establecidos...

Veo que se acerca a mi y me tiende la mano. Se la recibo y tira de mi para levantarme de la silla y me lleva a la mesa.

-Eso puede esperar. Come- me riñe con voz seria.
-Christian... Es que si no termino de revisar esto...- trato de explicarle.
-Lo llevas al escala y yo te ayudo a terminar, pero ahora, deja de hablar de trabajo y come- vuelve a insistir y se sienta junto a mi.

Saca de las bolsas unos recipientes de poliestireno con fruta picada, emparedados, ensalada y botellines de jugo.

-Christian...
-Ana...
-Gracias- le digo finalmente.

Me levanta la mirada y sonríe. Me acerco a él y le doy un beso casto y colmado de gratitud. Estaba hambrienta.

Tomo el recipiente de los emparedados y como uno. El sabor es exquisito. Atún con ensalada.

Él toma otro emparedado y me tiende un botellín de jugo de mango. Comemos y conversamos sobre cómo se ha levantado tan rápido la editorial.

-Cuando Ofelia estaba buscando apoyo para el proyecto, este sitio estaba muy mal administrado, era una vergüenza...- me dice casi asqueado.
-Dímelo a mi, estaba a un paso de ser despedida- le respondo.
-Lo recuerdo. Cuando ví el primer informe, aún no te veía de nuevo, y estaba furioso. ¿Cómo es posible que alguien sea tan desordenado y estúpido? Es un milagro que la editorial sobreviviera así por tanto tiempo.
-Si, Mara me dijo que desde hace un año las cosas estaban mal.
-Si, pero en cuanto Ofelia, tú y yo asumimos el poder en la editorial se superó.
-Si, antes y no quebró.
-Pues afortunadamente no lo hará. Lo haz hecho estupendamente- me dice con una sonrisa orgullosa y me da un beso en la mano.
-Tu me ayudaste. De no haberme aconsejado y que me orientaras, no lo habría logrado.
-Nena, creeme si te digo que solo te di un pequeño empujón. Tú fuiste quién lo hizo posible.

Tira de nuevo de mi y me sienta sobre sus piernas. Yo lo miro y me pierdo en sus hermosos ojos grises.

-¿Tienes mucho trabajo?- vuelve a preguntar.

Me aparto de él y miro hacia la puerta. Me levanto y voy a poner el pestillo, y bajo todas las persianas.

No voy a dejar de mostrarle a mi hombre cuanto lo amo y que ésta vez no me marcharé.

-Puede esperar- le respondo repitiendo sus palabras.

Se levanta y se quita la corbata, yo me acerco a él y me quito mi blazer. Me besa, me abraza y siento como baja la cremallera de mi vestido.

TE QUIERO SOLO A TÍ Where stories live. Discover now