CAPÍTULO 19: LA INEVITABLE CHARLA

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POV ANASTASIA

Entramos al departamento a trompicones. Christian parece ahora ansioso, y la verdad es que yo también. Después de todo el desmadre del secuestro, creo que necesito desahogarme. Es eso, o terminaré golpeando a alguien.

Christian me besa con un hambre, con una posesión... Me hace sentir diferente. Que por fin me corre sangre por las venas.

-¡Christian, Anastasia!

Gritan a la vez Kate, Ethan, Elliot y una chica que me parece haber visto, pero que no recuerdo en donde... ¡Ah, si! Es Mia, la novia de Ethan, y me parece que es la hermana adoptiva de Elliot. A la vez que nos giramos a ver de donde provenían los gritos, veo que Christian va poniéndose muy pálido.

-¡Tranquila, Kate! Ya están aquí... ¿Los dos?- murmura Ethan.
-¡Ana! ¡Bendito sea que estás aquí! ¿Adónde...? - comienza con su interrogatorio Kate y se interrumpe al vernos de arriba para abajo, ahora parece sorprendida, -¿Qué le pasó a sus zapatos? Y, ¿porqué están tan sucios?

Me aparta de Christian y tira de mi para llevarnos a mi habitación. Ahora está frenética. ¿Qué le pasa? ¿A caso es bipolar?

-¡Dime que no te hizo nada! Es más... ¡Te exijo que me lo expliques todo! ¿Porqué estaba tu ropa interior en el suelo? ¿En dónde estaban...?

Me marea con su maremoto de preguntas, además de sus cambios de humor, en un momento está preocupada, y al otro, furiosa, al otro ansiosa... Pongo los ojos en blanco y la dejo que siga con su diatriba hasta que haya terminado o se quede sin aire. Lo que ocurra primero.

Por fin guarda silencio mientras yo miraba el reloj. Aproximadamente tardó dos minutos y cuarenta y cinco segundos, y para ser honesta, no la escuché, mas que las primeras tres preguntas.

-¿Ya?- le replico irritada por su actitud.
-Si, ahora, quiero detalles.
-Vale -tomo aire y recuerdo el orden de esas tres preguntas, me urge mandarla a volar y bañarme, ya que no me dejó tener sexo. -No me hizo nada que yo no haya querido. Tú mejor que nadie, sabes que con ropa no se puede follar y la dejé en el suelo porque no me dio la gana detenerme a guardarla. Nos secuestró una rival de mi abuela y nos llevó al parque nacional Olympia...
-¡¿Que los qué...?!- me interrumpe Kate, pero la ignoro.

Tiro de ella, le abro la puerta y la saco de mi cuarto.

-Ahora, si no te molesta, me voy a dar una merecida ducha y tumbarme a dormir, que mañana vuelvo a trabajar. ¡Adios Kate!

Cierro la puerta y me tumbo en la cama. Miro el techo como si no lo hubiera visto nunca y pienso...

Tengo que conversar seriamente con Christian. No me molesta, al contrario, me encanta. Y lo que ha pasado entre nosotros me fascinó, lo estuve deseando desde mi adolescencia, y aunque no fue la escena romántica que imaginaba y las circunstancias tampoco fueron las ideales; quiero volver a hacerlo. Pero, tampoco va a ser como que me va a coger cuando le venga en gana, ni cuando no sé ni que vamos a ser de ahora en adelante.

Después de la decepción de Paul, me es difícil confiar en la gente. Más difícil de lo que era antes. En cuanto me dé una ducha, iré a la farmacia. Necesito la famosa píldora del día después, y luego; Christian y yo hablaremos largo y tendido.

POV CHRISTIAN

Mientras veo que una histérica Kate tira de Ana para apartarla de mi, mis hermanos hacen lo mismo y dejan a Ethan solo en la sala.

-¡¿Que mierda paso?!- pregunta Elliot.
-Cuando Anastasia llegaba del trabajo, estábamos solos ella y yo. Me la tiré y después de eso un imbécil entró al departamento y nos secuestró...
-¿Qué? ¿Quién?- preguntan a la vez.
-Fue Aurora Morton. Y eso no es todo... Fuimos rescatados por una delincuente reformada y la senadora Ofelia Mitchell-Lambert...
-¡Por Dios!- musita Elliot.
-Entonces, explícate. ¿Que carajo pretendes hacer viviendo aquí? No sé si notas que mi cuñadita te ha declarado la guerra por estar engañando a su mejor amiga - me reclama mi hermana.

Pongo los ojos en blanco y resoplo. Ni Kate ni nadie me van a amilanar con su "ira". Antes fui juguete, ahora el que juega soy yo. Y esa bruja no me va a disuadir. Todo esto es por fines "científicos" (por decirlo de alguna manera) y a última; no es asunto suyo.

Me voy al armario a sacar ropa limpia. Me tengo que dar un baño y después hacer una contención de daños por mis arranques de lujuria de ayer y hoy. Noto que Mia no piensa detener su perorata y va tras de mi.

-¡No me dejes con la palabra en la boca, Christian! ¿Que no te das cuenta? Esa chica no sabe quien eres, y tampoco tiene la culpa de tus traumas... Por favor hermano, vamos de vuelta a tu ático.
-Pez gordo; en condiciones normales yo te apoyaría, o no me metería. Pero éstas no son condiciones normales: Le estás mintiendo a esta mujer, que no es nada menos que pariente de la mujer más poderosa del estado.
-No es cualquier pariente. Es su nieta... - les respondo con fingida indiferencia.
-¡No jodas!
-Sip. Es la niña de los ojos de la implacable Ofelia Mitchell-Lambert
-¡¿Y ni así comprendes que estás mal?! - Me riñe Mia ahora más furiosa.

La verdad, estos dos ya me tienen hasta el moño.

-¡Tu no tienes motivos para meterte donde no te llaman!- le riño a mi hermana.
-Si no me llamaran, pero me hablaron...
-Pero no fui yo, así que a la mierda contigo -y a continuación, le reclamo también a Elliot: - y tú, si mi memoria no me falla, me dijiste fuerte y claro que no busque a quien me lo hizo, sino quién me lo pague...
-¿Pero por que Ana?- me replica el aludido.
-Excelente pregunta. ¿Porque de todas las mujeres de Seattle tenias que elegir a una virgen?
-Porque es perfecta para lo que tengo en mente.
-¿Te haz vuelto loco?
-No. Es la única que no es una golfa holgazana. Y porque es la única a la que no se ha tirado Elliot.
-Eso tiene sentido - murmura Elliot y Mia le da un zape.
-¡Par de pendejos!
-Si lo piensas con la mente fría. Aunque, ¿porque de todos los consejos que te he dado, elegiste escuchar el peor?
-Ya larguense los dos!- les grito furioso a ambos.
-¡No me iré sin ti!- gruñe Mia.
-¡Que se larguen! ¡Yaaaaaaa!
-Sabes qué: tú haz lo que quieras. Yo voy a proteger a esa chica.
-Bro, será tu funeral.

Salen de mi habitación y en lugar de sentirme aliviado, estoy muy tenso. Tomo mi ropa y decido tomar esa ducha...

Bajo el chorro de de agua caliente me ahogan los últimos acontecimientos:

Entré a trabajar como repartidor de comida.
Me ligue y me tiré a la única virgen del estado de Washington.
Estoy dejando de lado mi empresa por perseguir a la virgen.
Y para remate:
Me tiré a la virgen sin condón.

Creo que la bruja Kavanagh y mis hermanos tienen razón.
La estoy cagando, en GRANDE.

TE QUIERO SOLO A TÍ Where stories live. Discover now