CAPÍTULO 7: SENSACIONES NUEVAS

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POV ANASTASIA

Durante el desayuno con Christian me sentía muy rara. No sé... Solo me sentí así una vez, con el hombre del aeropuerto, pero no recuerdo nada de ese día. Solo recuerdo las sensaciones que tuve cuando me miraba ese sujeto y me dió mi libro. Maldición...

Kate tiene razón, si sigo inmersa en mi molécula, en la que sólo existen mis libros, mi madre me va a aparejar con un pendejo, -para un buen ejemplo: Paul Clayton,- o no veré el amor. Pero es que me ponen tan buenas historias frente a mí. No me sé resistir a un buen libro. Mierda... ¡Enfócate, Steele!

Llego rompiéndome la cara a SIP y lo primero que veo hace que me dé cuenta de lo aburrida que es mi vida. En la recepción de la editorial me encuentro a Luz, la ingeniera en sistemas de SIP, dándose tremendos besotes con Jack Hyde, uno de los editores, me resulta interesante el verlos juntos. Jack se ve demasiado rudo, y Luz da la apariencia de ser tan inocente como yo.

Luziana Grant, es una chica interesante. Bastante. Supe que trabajó en Grey House, para el tan famoso Christian Grey. Pero fue despedida después de que se descubrió que traficaba información en la Deep web además de que estuvo a punto de infiltrarse para robar información clasificada del Pentágono y de la CIA. Ahora dice que es una buena chica y que solo vigila los sistemas de información de SIP. Pero en los bajos fondos de Internet se le conoce como la nada inofensiva LazuliG, incluso tengo entendido que está vigilada constantemente por el FBI.

En cuanto a Jack Hyde... El si es un tipo fuera de lugar. Es un hombre alto, cabello rubio cobrizo, ojos azules y muy fornido. Su apariencia contrasta por completo con su personalidad. Es un tipo divertido, agradable, bromista y muy amante de su trabajo. Y ya vi que de algo más.

—¡Cosita! ¿No te enamoran?— pregunta Claire, la recepcionista; no deja de mirar a Jack haciéndole mimos y cariños a Luz.
—No, de hecho me dan envidia...— respondo cortante y tomo el correo de mi jefa.
—¡Se ven tan lindos!— murmura Claire al sacar el libro de registro y tomar nota de mi hora de entrada.
—Se verán divinos si van a sus puestos... ¡A trabajar!— masculla tras de mi Jerry Roach, el presidente de SIP.
—¡A trabajar, a trabajar!— Jack imita a Roach con una voz graciosa que inevitablemente nos saca una carcajada a su chica y a mi.

Nos dirigimos a nuestros puestos de trabajo y veo que Rossana tiene reunión con una nueva escritora, promete mucho su propuesta. Me encargo de preparar la oficina para que reciba a su visitante. Rossana Tagliaferri suele ser muy organizada, pero esta ocasión, dejó su oficina hecha un desastre.

Me dedico a acomodar los manuscritos tal y como los tenía antes, separados por los que está por leer, los que están en revisión y los que están por ser publicados se quedan en el mueble tras su escritorio. Es una editora muy tenaz. Siempre buscando nuevos talentos. Se niega a dejar que la editorial se estanque con escritores establecidos y busca siempre la versatilidad. Me encanta trabajar con ella; pues me ha enseñado mucho sobre la industria editorial, y me ha compartido excelentes historias; además de que sabe escuchar propuestas y es sumamente sencilla.

Ross, como me permite que la llame; es una mujer italiana, de curvas pronunciadas, pero bastante atractiva, cabello teñido de rubio, y alta. Sumamente encantadora y sensible. Fuera del trabajo parece ser una muy buena esposa y madre de familia, de hecho, ha querido que salga con su hijo, pero quedó en nada... Como siempre.

Mientras acomodo los manuscritos de la escritora que está por venir sobre el escritorio de mi jefa, escucho sus tan conocidos pasos en sus carísimos zapatos de tacón. El ambiente se llena de un delicioso aroma a té de limón y escucho como vibra su celular.

—Buenos días, Ross. ¿Todo bien?— la saludo sin voltear a mirarla.
—Buenos días, Anastasia— me responde en español, pero se excusa en italiano,—Mi dispiace, so che ho lasciato tutto in disordine.
— No te preocupes, para eso estoy, además de leer...
—Però bisognava trovare quel manoscritto...— continua excusándose.

TE QUIERO SOLO A TÍ Where stories live. Discover now