CAPÍTULO 20: JAQUE MATE

3.6K 419 30
                                    

POV ANASTASIA

Volví de la farmacia y nada más llegué a casa, me tomé las dos pastillas que venían en la cajita en seco. No me quise demorar mas buscando jugo o agua. Kate estaba sentada en el sofá, tratando de jugar ajedrez con Elliot. Aunque él le está dando una paliza. ¿Qué le sucede? Ella es una perra cuando juega ajedrez y ahorita está en su molécula.

Me acerco y veo que esta a nada de perder, está usando una estrategia que desde mi punto de vista es muy machista y poco favorable. Raro en ella. Me acerco al tablero y la retiro de un empujón la hago moverse. Retiro a todos los peones que tiene al rededor de su reina y después comienzo a ponerme agresiva. Elliot solo sonríe de lado y juega. Pero me parece predecible. Yo para sorprenderlo, decido hacerle un gambito y muevo mi caballo negro. De pronto comienza a frotar su frente y veo que arruga el ceño...

-Elliot, hazte a un lado - escucho una voz suave y veo que Elliot se recorre.

Frente a mi, con el tablero de por medio, se sienta Christian. Solo me mira con la ceja arqueada y sonríe también de lado. Vuelve a ordenar el tablero y al terminar, con un ademán me indica que yo comience. Esas jaladas de "las damas primero" no me van. Tomo dos peones, uno de cada color y los envuelvo entre mis puños.

-Elige.

Señala mi mano izquierda y se queda con las blancas. Me vuelve a sonreír y bebe un sorbo de una copa de vino.

-Será suicidio, Ana - comenta Elliot. ¿Qué le sabe a Christian? Apenas y se conocen, me parece.

Christian bebe de su vino de nuevo y mira a Elliot. Carraspeo y Christian se concentra en el juego.

-No es nada con lo que no puedas vivir, ¿o si, James? - comenta con sarcasmo Kate.
-No lo sé, depende de que tan rápido venza a la señorita Steele...- murmura Christian sin dejar de mirarme a los ojos.
-Se vale soñar... No tienes ni idea de con quien te estás metiendo - le contraataca Kate y parece que su advertencia va más allá de un juego de ajedrez.

Sin más, comenzamos a jugar. Es entretenido Christian, nada predecible. Es más, parece sorprendido, pero no deja de poner atención al juego de ajedrez. Veo que comienza a sudar y frunce el ceño, pero después de tomar otro sorbo de vino, hace una muy buena contra jugada.

Entre copa y copa, es de que ninguno baja la guardia, hasta que tomamos nuestras copas y notamos que ya nos terminamos el vino, que dejamos de jugar.

-¿Qué hora se supone que es? - pregunta sorprendido al ver que en la calle ya está oscuro y no hay nadie más que nosotros en la sala.
-Son las veintiuna con diecisiete... - le respondo al mirar mi reloj de pulsera, -¡Wow! Tenemos tres horas con esta partida.
-Pues ya hubiéramos terminado, de haberte vencido ya - me reclama con fingida irritación.
-¿Qué? ¿Creias que por ser mujer me vencerías fácilmente?
-No, pero en definitiva, no creí que fueras tan buena. Juegas muy bien.
-Mi abuela me enseñó a jugar - le respondo orgullosa.
-¿La señora Ofelia?
-Si, mi viejita.
-Pues me imagino que es muy buena...
-Tengo entendido que fue campeona nacional en sus años de universitaria.

Christian se queda pensativo mientras mira el tablero. De pronto, me mira y veo como sale a la superficie algo que no sé como definir...

¿Ansiedad?
¿Temor?
¿Tristeza?
¿Soledad?

Me levanto de mi sitio y me siento a su lado, no le digo nada, solo lo observo. De pronto me mira de nuevo. Gris contra azúl. Y ese sentimiento, cualquiera que sea, me traspasa, me ahoga. Quisiera preguntarle mil cosas, saber más de él. Conocerlo, pero me contengo.

TE QUIERO SOLO A TÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora