CAPÍTULO 42: AÚN TE AMO

Start from the beginning
                                    

El besa mi frente y me aparta de él.

-Nunca he confiado en nadie realmente, ni siquiera en mi familia- sigue diciendo- he tenido muchas mujeres en mi vida- ¡eso no es lo que quería oir!- Pero todas ellas me abandonaron y no porque yo fuera sádico, les encantaba esa mierda. Me abandonaban por que yo era incapaz de darles más, a ninguna de ellas amé- se queda viéndome.

Limpio los restos de lágrimas de la cara.

-No conocía el amor, había creado un muro para que nadie lo rompa. Ya te imaginarás por qué.
-Por lo de tu madre...- susurro y él asiente.
-Hasta que te conocí y pusiste mi mundo patas arriba. Sé que no hice bien las cosas, no me acerqué correctamente a ti. Te mentí, pero es que ya estaba harto que las mujeres se acerquen a mi por mi dinero.
-Nunca me intereso tu dinero- me duele que pueda pensar eso de mi- no lo necesito.
-Lo sé... tu eres buena y yo no me detuve a pensar en el desastre que provocarían mis mentiras pero es que me enamoré de ti locamente y me aterraba que cuando descubras la verdad tu me dejes, que fue lo que ocurrió. Me dejaste y me odias.

Se aparta de mi y yo me quedo de pie mirándolo.

-¡No te odio!- chillo y me acerco a él, sin tocarlo -No puedo... Yo también me enamoré. Contigo aprendí tantas cosas...- y ¿qué no me enseñó este hombre?- Yo me encerraba en un mundo diminuto en el que cabíamos solo unos pocos de mis amigos, mi padre, mi abuela, mis libros y yo. Pero era mi culpa.
-Pero tú me dijiste...- trata de interrumpirme, pero lo ignoro.
-¿Nunca dijiste algo hiriente por rabia? Estaba furiosa, me dijiste muchas mentiras. Yo creeme que siendo quien soy, el dinero nunca me ha interesado.
-¿Cómo dices eso? Creo que eres más rica que yo- me dice alterado. 
-No. Yo no tengo nada. Lo que me rodea, lo que has visto, me lo ha dado mi abuela. Mi padre murió en el ejército cuando yo era una bebé, y por ser hijo de la prominente Ofelia, es que el gobierno me da una mensualidad. Todo ese dinero lo he ahorrado. Por eso parece que soy rica, además de que mi abuela le encanta malcriarme. Por lo demás, soy solo yo: Ana la bibliofila- y es todo lo que soy...

Hasta que él llegó.

Él me mira asombrado por lo que le digo, y sabe que es la verdad. Yo no soy de usar ropa de tiendas de marca, ni de comer en restaurantes ostentosos, por ya no decir de vivir rodeada del lujo en el que él si vive, tanto por sus padres adoptivos, como por qué ha trabajado duro para mantener su estilo de vida.

-Yo me acerqué a ti pensando que me recordabas del aeropuerto,- me explica -pero nunca mencionaste nada. Me di cuenta de que no me recordabas, y pensé estúpidamente que te conquistaría sin hacer alarde de mi gran riqueza, mis gustos en cuanto al sexo, y solo usando mi atractivo físico y un encanto que nunca tuve ni tendré...
-¿Pero qué dices...?- es un hombre encantador, y muy divertido. Para mí.
-Tu solo serías una prueba de que se pueden enamorar de mi, solo de mi. Lo que no pensé es que yo también me iba a enamorar y haría todo por ser el hombre que tú merecías, excepto por el circo que monté. Cada vez que trataba de terminar con esto, porque sabía que te iba a herir, me era imposible hacerlo. Solo verte, tenerte cerca... Tú me permitías ser yo mismo. No te molestabas con mis manías, mis defectos o gustos. Contigo me libraba de cualquier tensión o problema... Eras mi refugio. Mi paz. Sé que te hice muchísimo daño. Y no me va a alcanzar la vida para pagar por ello.
-No... ¿Cómo dices eso? Tú eres un buen hombre. Tienes una familia preciosa, y la fortuna de que no te falta nada. Tu llegada al mundo fue muy difícil, pero fuiste recompensado al llegar a una familia que lo tiene todo para ti. Sobre todo, amor. Ellos te aman. Y te lo mereces.
-Ana, fui un pésimo hijo...- objeta avergonzado.
-Yo tampoco soy perfecta.- Admito en voz alta, por primera vez: -Sabotee a mi madre para que me devolviera a mi padrastro, Éramos como perros y gatos, y todo porque nunca acepté su divorcio, ni hice el esfuerzo por comprenderla, independientemente de todo, me ama y nunca me haría daño. Yo tampoco soy buena hija, pero aún así, mis padres me aman y yo recibo y agradezco ese amor. Déjate amar, no siempre te van a fallar.
-Pero yo sí he fallado. A mis hermanos, mis padres, y a ti, que no solo te fallé. Te rompí el corazón.
-No... No... No digas eso... No es tu culpa... Yo también me he equivocado. Y te dije cosas horribles- desesperada trato de razonar con él.
-Me las merecía.
-No...- insisto.

TE QUIERO SOLO A TÍ Where stories live. Discover now