Me sonrió, saludándome con la mano. Luego se acercó a mí, me sonrió de forma burlesca, acercando su cuerpo al mío. Tragué saliva, sintiéndome pequeña. Quise dar un paso hacia atrás, pero sentía mi cuerpo de piedra.

La chica de ojos verdes plantó un beso en mi mejilla, sonriendo victoriosa por ganar la batalla. Lo hice yo, ahora quería cobrárselo.

Y había ganado.

Pues sentí mi piel erizarse con tan solo un beso en la mejilla. Incluso mi corazón latió como loco por su cercanía y su muy buen olor. Olía a flores.

Solté un gran respiro. Esta chica me tenía loca. Lo admito.

***

— No entiendo. ¿El chico ese fue el de los mensajes? ¿Por qué ponían escenas de otras personas entonces? — preguntó confundida la chica a mi lado al término de la película. Me reí.

Incómodamente, vimos: Love, Simón. Una película muy gay que yo no pedí ver. Pero no había otras y Lauren insistió en verla. Era una muy buena película sobre aceptación, creo que entendí la indirecta sobre aceptarme.

— Porque él creía que eran ellos. O solo para confundir al espectador, no lo sé. — me encogí de hombros. Lauren se detuvo en medio camino, tomando mi brazo con cuidado.

— Que lindas palabras de su madre. Y su padre muy lindo. Yo lloré en esa parte. Si no lloraste, no tienes corazón. — me reí por su dramatismo.

Era extraño volver a los tiempos de antes, cuando mirábamos una película y al final la analizábamos, cada parte de esta. Y nos parecíamos como las grandes críticas de películas. Pero mientras pasaba, ambas no decíamos ninguna palabra. Solo mirábamos con admirable atención para entenderle en su totalidad.

Nos tomábamos enserio lo de "ver una película".

Y sobre todo, ver a la chica emocionada sobre la película; significaba que le encantó.

— Si, fue lindo. Pero no lloro con eso. — era muy difícil cuando las películas me hacían llorar. Lauren por más dura que pareciera, lloraba hasta por unas líneas emotivas.

— ¿No te sentiste identificada? — preguntó, como no queriendo la cosa. Siguió caminando, incluso se adelantó para ponerse enfrente de mí y caminar hacia atrás.

— Me estresa que camines así, vas a caerte. — me detuve. Puse mis manos en sus hombros, la jalé del brazo a mi lado mejor. No le dije que también me ponía nerviosa que me estuviera viendo.

— No ignores la pregunta, Camz. — negó desaprobatoriamente. No sabía que responder al respecto. Iba a decir algo, pero ella se detuvo en seco, tomando mi brazo. — Mierda, Blake y Wes están aquí. — los señaló, ambos chicos compraban entradas.

Mierda, entendía lo que significaba. Debíamos correr. Y es que, si miraba a las chicas aquí también, después de la mentira; también correría sin problema alguno.

Ambas nos vimos, sabiendo lo que significaba. Puse la bandeja de palomitas en la basura, tomé su mano y asentí.

— A la cuenta de tres, Lauren. — ella también me entendía, así que supo que saldríamos corriendo. Fue que la rubia miró hacia acá, confundida. Ya no hay cuanta de tres. — Mierda, ya.

La jalé del brazo y corrimos por el otro pasillo, algunas personas iban entrando. Nos miraban confusas mientras nos escabullíamos entre ellos. Esperé que no nos viera, que corriéramos y nuestras manos estuvieran unidas, no serían buen indicio. Aunque ni siquiera significaban algo de verdad.

Luego, porque soy torpe, choqué con un tipo. Su bandeja de palomitas cayó, llamando la atención de todos. Lauren se rio. Alcé los brazos, articulando un millón de disculpas. Ahora me tomó de la mano la chica y corrimos aún más rápido que antes. Corrimos lo más lejos posible, dándonos la vuelta hasta llegar a la salida.

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