Capítulo XXII

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Capítulo XXII

Arthuro fue invitado a esperar en la sala, donde se topó con Giulia con quién mantuvo una interesante conversación, mientras Gianfranco y Darella concluían una conversación que se tornaba acalorada.

-¿Debo suponer que ahora son mejores amigos?-soltó de pronto el joven, un tanto molesto pero sarcástico a fin de cuentas.

-No tientes a tu suerte De Rosa, todavía tienes mucho qué explicar-respondió la joven, sonriendo levemente tras aquel beso, había olvidado la simple sensación de rozar otros labios con los suyos- iré a atender a mi visitante, ¿Vienes?

-Olvidalo, prefiero evitarlo-bufó de inmediato, no pensaba ver a ese sujeto de nuevo.

-Bien, que tengas bonita mañana-la joven estaba a punto de irse cuando una mano apresó su brazo llamando su atención.

-Te esperare en la biblioteca esta noche.

La joven asintió y entro a la casa, aunque todo parecía volver a la calma, nada podía estar más lejos. Darella había caído ante aquella química que ambos producían cuando estaban juntos, una fuerza incontrolable que los atraía. No era tonta, sabía que lo que provocó aquello que vió la noche anterior desató algo en su interior, pero no rompió del todo el lazo que habían formado, aunque no pondría las manos al fuego por él, ya no. Sería difícil recobrar aquella confianza que tuvieron una vez, más que eso, encaminar lo que hace unos momentos pareció salirse del rumbo.

Arthuro esperaba pacientemente a la joven, no tenía planeado hacer esta visita pero sintió la necesidad de animarla un poco y dar un paseo, además planeaba averiguar un poco de su relación con Gianfranco, ya que después de su reacción la noche anterior quedó más que claro que ahí había algo más, tal vez un amor no correspondido.

Verla entrar en el salón disparó todos sus sentidos, lucía tan bonita con aquel vestido color pastel, ella brillaba y cualquier cosa que usara luciría precioso por el simple hecho de que ella lo llevase. Sus ojos pasaron de inmediato a los suyos, aunque anteriormente ese contacto visual resultaba obligado, casi incómodo por parte de la joven.

-Arthuro, que gusto verte por aquí.

-Definitivamente el gusto es mío, luces muy bonita hoy-dijo entonces el joven galante, mostrando siempre una expresión amable y siendo educado- apuesto a que te preguntas, lo que hago aquí.

Darella asintió de inmediato, no quería ser grosera con él, había interrumpido sin querer una conversación importante y siendo sincera consigo misma quería correr a la biblioteca en ese momento.

-Vine a invitarte a un paseo, el parque central tiene un paisaje digno de admirarse esta temporada ¿Qué dices?

Aunque quisiera rechazarlo, terminó por aceptar aquello, solo sería un paseo que no duraría más de un par de horas. Aviso de ello a Giulia y la mujer aunque un poco sorprendida, no le pareció extraño que ellos entablaran una amistad, Arthuro le parecía un joven excepcional.

Ambos salieron manteniendo una agradable conversación, que desde la distancia los hacía ver como mejores amigos de toda la vida.

Carlo estaba entrando en la biblioteca con la clara intención de hablar con su hijo sobre lo que había pasado con la joven. Gianfranco estaba sentado en el escritorio concentrado en una lectura muy reciente que le resulto interesante.

-Vaya, no creí que ese libro fuera a interesarte-dijo el hombre tomando lugar frente a él joven.

-No voy a negar que al principio me resistía, pero terminó convenciéndome por completo-hizo una pequeña pausa, tomo un marca páginas y lo puso en el libro- sé porqué estás aquí papá.

El hombre mostro una sonrisa y asintió, esto podía tornarse muy serio.

-Tú sabes mejor que nadie que no es conveniente para ninguno mantener una mala relación, es importante que aclares la situación con ella.

-Lo sé, no es tan malo como parece-respondió el joven, ya no era un niño, no necesitaba que le repitiera lo que tenía que hacer.

-Gianfranco tomatelo de la forma más seria que puedas, si todavía sigues con la idea de querer casarte con ella dejame recordarte que Belmont puede cancelar el acuerdo en cualquier momento-le recordó el hombre.

El joven le miro atónito, aquello no se le había cruzado por la cabeza ni un solo segundo, pues daba por hecho que nada podía romper su compromiso con Darella. Ahora que su padre lo expuso, veía esa posibilidad demasiado cercana y no le agradaba para nada.

-No quiero romper el compromiso-dijo el joven muy serio mirando a su padre a los ojos y manteniendo su postura- quiero a Darella y bajo ninguna circunstancia dejaré que el compromiso se rompa.

-Me gusta tu determinación pero nada podemos hacer si Belmont decide que no eres apto para ella, todo depende de como trates el tema de tus "desventuras" pasadas.

-Hablaré con ella...

-Mide tus palabras hijo, ser sincero es importante pero debes tener cuidado con la forma en la que expones las cosas.

El joven solo asintió y pronto la conversación giro en torno al trabajo, un tema en el que ambos se sentían cómodos. Gianfranco sabía que debía tener cuidado con sus palabras, comenzaba a hacerse una idea de cómo le diría las cosas a Darella, no podía ser muy explícito ya que temía que ella pudiera espantarse con algunas cosas, pues él tenía una imagen aún muy idealizada de la joven, aún con el beso que ella misma empezó.

El parque era sin dudas un lugar precioso y perfecto para pasar la tarde, Arthuro no perdió oportunidad para mostrar lo mejor de sí ante la joven, ambos llamaban la atención de los presentes pues parecían una pareja ideal. Él tenía una reputación intachable, es apuesto y su familia estaba muy bien posicionada, y ella una joven visitante muy bonita que había conquistado a quienes la conocían por su amabilidad y educación, claramente provenía de una buena familia, definitivamente harían una gran pareja. Aunque eso también se pensó cuando la veían con el mayor de los De Rosa, sin embargo todos coincidian en que ella serían muy pura para alguien que tenía demasiados malos hábitos. No perdonaban nada en aquel lugar y todo era perfectamente recordado.

-Tenías razón respecto al lugar, es realmente hermoso-admitió Darella al cabo de un rato de haberlo recorrido.

-Solo pensé que después de lo que pasó anoche querrías pasar un momento agradable-respondió el joven muy atento a su expresión.

Darella solo lo miró en silencio, no tenía intención de sacar nada de ese tema menos con él, que aunque le fue de ayuda no sentía correcto.

-Gianfranco puede parecer un galante, pero créeme no cumplirá nada de lo que pueda llegar a prometerte-lanzó de pronto Arthuro, que solo buscaba volver los sentimientos de esa joven hacia él.

-¿Cómo?

-Por tu reacción ayer, no fue difícil adivinar que él realmente te importa, pero no te conviene. Es un mujeriego con todas las letras y cualquiera en la ciudad puede dar fe de ello-cada palabra la soltaba con un tono extraño, era firme y efectivamente logró llamar la atención de la joven- puede pasar exagerado pero puedo jurarte que estoy siendo sincero contigo.

-¿Por qué?-Darella no quería creer aquello, sin embargo no se quedaría solo con eso pues todavía tenía que escuchar la versión de Gianfranco.

-Simple, me importas.

El Amor y El DeberWhere stories live. Discover now