El Amor y El Deber

Capítulo XIX

Capítulo XIX

Annette disfrutaba de una paseo refrescante acompañada de Celine, su mejor amiga de la infancia, una joven con la que comparte más secretos que años de amistad. Celine conocía la fijación que su amiga tenía por el primo del rey, aunque en su relación no había compromiso alguno ella estaba casi segura de que ellos terminarían juntos en algún momento. Sin embargo, ella sabía muy bien que Annette conseguía todo lo que quería y bajo cualquier costo.

-¿Averiguaste algo sobre ella?-cuestionó la joven con completa naturalidad, mientras acomodaba sus rizos rubios.

-Lo suficiente, no hay nada interesante que pueda usar en su contra, es una virgen educada por un padre trabajador con dos hermanos-comentó Annette, en un tono burlón, no se esperaba algo menos que eso de esa chica.

-Vaya, muy correcta para que Gianfranco se fijara en ella-comentó la joven, burlándose de ello, ambas amigas compartían los mismos círculos sociales "indecentes" dirían las mujeres mayores.

-Demasiado, no podría con él ni un solo día.

-¿Puede ser que su madre haya movido los hilos? Recuerdo que a esa mujer no le agradaba para nada nuestras reuniones-Celine era demasiado fiel a su amiga, pero no tenía ningún tipo de filtro cuando se trataba de ella.

-Ella no importa, no quiero casarme con su hijo, simplemente lo quiero de nuevo conmigo, pendiente de mí.

-Solo quieres ser su amante, lo entiendo. Un hombre no es fácil de encontrar como para perderlo por un matrimonio arreglado-la joven rubia sabía bastante de cómo se manejaba la familia De Rosa, ella había estado detrás del futuro rey por un tiempo pero nada de eso funcionó cuando la reina averiguó de su existencia, y por ello estaba más que encantada de ayudar a su amiga.

Ambas estaban armando un pequeño plan para la próxima fiesta que estaba justamente planeada por una de las familias más libertinas y divertidas de la ciudad, ambas sabían que eso sería más que perfecto para llevarlo a cabo.

Arthuro se unió a aquella pequeña junta al cabo de un buen rato, los tres se llevaban muy bien, especialmente porque las jóvenes habían sido amantes de él en el algún momento, quién más duro en esa situación fue Celine, pero eventualmente todo terminó cuando ella encontró algo más entretenido.

En la casa de la familia De Rosa todo marchaba bien, Belmont se comunicó con su amigo Carlo de nuevo para saber de su hija y más que eso, para conocer sobre la aceptación que estaba recibiendo. Él hombre no se había comunicado con su hija en sí en todo el tiempo que había transcurrido, Alexandro tenía prohibido hacerlo, y Angii no estaba interesada en hablar con ella, por ende las cartas solo eran dirigidas a Carlo y se trataron varios temas de interés de los dos hombres.

Los hermanos no se encontraban desde hacía rato en la casa, Gino estaba visitando a uno de sus compañeros de universidad que no veía hace tiempo, Gianfranco en cambio trabajaba en el negocio que tenía con su padre dado que había empezado a dar muy buenos frutos y requería mucho más tiempo de dedicación. Carlo y Giulia estaban en la casa, la mujer se encontraba en el jardín junto con Darella, ambas estaban recogiendo flores para hacer nuevos arreglos que colocarían en la casa. La relación entre ellas había avanzado para bien, ambas disfrutaban pasar tiempo pasar juntas haciendo cosas pequeñas como esas o incluso cumplir con las tareas de la sociedad, las cuales eran demasiado tediosas e incluso aburridas. Siendo ella una personalidad nueva, cumplir con las invitaciones a tomar el té, paseos e incluso cenas en casa de los conocidos de los De Rosa era sumamente necesario.

-Dime una cosa, ¿Solo manejas el piano?-cuestionó la mujer estando en completa confianza con la joven.

-Solo llegué a aprender lo básico, pero también puedo tocar el violín-admitió con cierta nostalgia en la voz, no le gustaba hablar de eso pues le traía recuerdos que no eran muy bonitos, o tal vez no quería que lo fueran, pues es difícil mantener oculto algo que fue tan real.