Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII

El día de ir al club de equitación había llegado, Darella y Gianfranco se despidieron temprano de todos en la casa, la joven tomó la precaución de preparar una canasta con el almuerzo para ambos. Gianfranco tenía todo el día planeado, dado que el club solo admitía miembros por su política de exclusividad había hecho arreglos para que ella pudiera acceder cuando quisiera, tenía una seria obsesión con la sonrisa que emitía cuando era verdaderamente feliz, solo la vio dos veces y ya la ansiaba de nuevo.

Darella comenzaba a creer que estar a su lado no era tan malo, la confianza naturalmente se iba dando y eso facilitaba mucho las cosas, sin embargo el camino hacia un sentimiento romántico lo sentía muy lejano pues aún permanecía en su memoria el primer amor que rozó su corazón. Difícil de superar pero no imposible, era muy consciente de que los años harían la diferencia, casi lo esperaba.

Ambos fueron en el coche personal del joven De Rosa, sin ninguna objeción ni nada parecido, ambos sabían sus restricciones, además del hecho de que su relación no era tan fuerte como para dudar sobre su conducta.

Giulia y Carlo estaban convencidos de que esto era algo demasiado bueno, los acercamientos que hay entre ellos son prudentes y a la vez ayudan a reforzar el vínculo, pues una vez anunciado el compromiso no hay vuelta atrás y eso debían de tenerlo muy claro.

-Gianfranco ha cambiado radicalmente ¿No te parece?-cuestionó el hombre mientras se dedica a ver como su esposa armaba un arreglo floral para su habitación.

-Claro, no ha salido con esos "caballeros" ni una sola vez desde que la conoció. Sin embargo hay algo que me inquieta bastante-admitió dejando a un lado las flores para acercarse a Carlo.

-¿Qué cosa?

-Ambos somos conscientes de las relaciones que tuvo antes de todo esto, la gente aquí es muy indiscreta, temo que una boca suelta pueda arruinar lo que han logrado hasta ahora. Darella es una joven sensible, es fácil adivinarlo con solo verla, herirla no es algo que requiera mucha ciencia.

-Cariño, tienes que confiar un poco más en Gianfranco-tomo su mano entre las suyas- él sabrá cómo manejar esa situación, tienen un par de meses más para reforzar todo lo que puedan esa relación.

Giulia lo miró un segundo y enseguida supo porque lo decía su esposo.

-¿Belmont se puso en contacto contigo?

-Así es, todo va de maravilla con el hijo del duque, dejarán que pase un tiempo prudente, tal vez dos meses y harán el compromiso oficial. No quieren esperar mucho pues el joven tiene que ir a tomar posesión de una herencia en otro país, y para ello debe estar casado.

Eso cambiaba todo, ya no tendrían aquel tiempo para seguir conociéndose antes de hacer oficial algo que ya era irreversible para ellos, si la hermana se casaba al pasar los cuatro meses Gianfranco debía de iniciar el cortejo formal antes de lo esperado.

-Un poco apresurado, pero aun así válido. Debemos de hablar con ellos, esto aún es frágil aunque no lo parezca-reconoció la mujer, volviendo a su tarea muy seria.

-Nada malo va a pasar, ellos se llevan muy bien, mucho mejor que nosotros cuando nos conocimos-le recordó el hombre con un tono burlón y una mirada que solo ella podría descifrar.

Ambos recordaban aquel tiempo con una sonrisa, es cierto que no fueron los mejores el uno con el otro, pero al final todo fue cuestión de tiempo.

Darella y Gianfranco conversaban sobre cosas referentes al baile, ambos habían desarrollado esa sensación de amistad y no había filtro alguno en sus charlas, la joven hablaba sin ningún reparo al igual que él.

El Amor y El DeberWhere stories live. Discover now