Capítulo XXV

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Capítulo XXV

Tanto Giulia como Carlo no cabían en su propio asombro, mientras Gino los veía divertidos, él joven les soltó la noticia sin previo aviso y sus padres no paraban de verlo como si le hubiera salido una cabeza extra.

-¿Tan sorprendidos están que no van a decir nada?-cuestionó el joven al cabo de unos minutos, con un tono burlón que despertó a su padre.

-Bueno, ninguno de los dos pensó que algo así saldría de tu boca-confesó su padre, usando un tono tranquilo característico suyo.

-Es cierto, seriamente pensaba en que serías un solterón-esta vez habló su madre, posando una gran sonrisa en su rostro.

Gino simplemente rió y le dió un pequeño sorbo a su copa de brandy.

-¿Has pensado en cuánto tiempo te llevará el cortejo?-preguntó su madre mirándolo con seriedad, le encantaba el hecho de que por fin su hijo encontrara a una joven que le gustara lo suficiente como para llegar a esa instancia, sin embargo era muy consciente de que la chica aún era demasiado joven.

-Tal vez un año, como sabrán Marianna aún es muy joven y no quisiera abrumarla con todo esto-dijo Gino con calma, aunque pareciera que lo había pensado bastante no era así, simplemente era consciente de las limitaciones de la joven- además también tengo que hacerme la idea de ello y eso llevará algún tiempo.

Los tres sostuvieron una conversación que no solo se mantuvo entorno a ese tema, sino que abarcaron muchos otros, hace tiempo que no se sentaban a conversar como familia y ya hacía falta un poco de eso.


Gianfranco rodeo la cintura de la castaña con dulzura, ambos compartían de un tierno momento, uno que la sinceridad y la verdad hicieron posible. Darella no era tonta y aunque había aceptado todo lo que el joven le había dicho, incluyendo su confesión, sabía que había un largo camino por recorrer.

Su relación estaba mucho más fuerte ahora y ya no había dudas, ambos estaban seguros de que su decisión de estar juntos era la correcta. Todo lo que la joven Dumont había vivido aquella tarde con Arthuro, incluso sus palabras, habían sido olvidadas. Eventualmente sabía que Arthuro sería dejado de lado por completo, pues Gianfranco ocupaba un lugar demasiado importante en su vida, el cual no podría ser removido por alguien como el joven Arthuro. Tal vez era por ello que había decidido casi desde un inicio no tomar mucho en cuenta las palabras de aquellas personas ajenas a su relación.

-Tú padre ha enviado una carta-dijo de pronto Gianfranco, apoyando su cabeza cariñosamente en el hombro de la joven.

Darella volteó hacia él y depositó un pequeño beso en su mejilla.

-¿Son buenas noticias?-es todo lo que se atrevió a preguntar.

No le extrañaba para nada que su padre prefiriera comunicara las noticias referentes al compromiso de su hermana a su amigo y no a ella.

-Al parecer tu hermana y su prometido se llevan mucho mejor de lo que se había previsto y la boda se adelantará-dijo él con cierta emoción en la voz.

-Eso significa que...

-Así es, si tu hermana se casa un mes antes de lo planeado como lo prevé tú padre nuestro compromiso formal sería en menos de dos meses.

-¿Te asusta?-cuestionó ella de pronto con un tono un tanto burlón, pues conocía la respuesta.

-Todo lo contrario, estoy ansioso de presumirte como mi prometida, ¿Acaso tu lo estás?

Aquellas palabras provocaron un grado de felicidad en la joven que no podía manejar en el momento, por lo que terminó con las mejillas cubiertas por un rubor natural. Se separó un poco del joven sin deshacer el agarre de su brazo y le planto un beso en la comisura de los labios, el cual eventualmente terminó en una serie de besos lentos y suaves.

El Amor y El DeberWo Geschichten leben. Entdecke jetzt