Capítulo VII

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Capítulo VII

Carlo le había comentado lo ocurrido a su esposa en la intimidad de su habitación, dado el rechazo de su hijo menor solo quedaba ver cómo prosperaba la situación con Gianfranco. Sinceramente el hombre creía que ella sería perfecta para su hijo mayor, a simple vista se nota que ambos harían una pareja exquisita, el hecho de que no haya mayores impedimentos le daba un plus a la situación.

-¿Gianfranco realmente aceptara a la joven Dumont? Has visto el tipo de mujeres con el que suele relacionarse, no quiero sonar grosera pero ella no cumple con esos requisitos-comentó la mujer, preocupada realmente no quería dejar pasar la oportunidad de casar a uno de sus hijos con la joven, ella le agradaba bastante.

-En eso tienes razón, pero aun así nuestros hijos solo obtienen diversión con ese tipo de mujeres, no estabilidad. Deberíamos esperar y ver cómo se relacionan-sugirió el hombre, pensativo, él también pensaba que ella era ideal para nuera.

-Esta estadía termina en un par de días, no tienen suficiente tiempo. Debemos hablar con él y ser honestos respecto a esto, si tenemos suerte él aceptará un compromiso.

-¿Qué haremos si se niega?

-Dijiste que Gino la veía como una amiga, pero conozco a mi hijo, hay algo más allí... sino Gianfranco no acepta podemos convencer a Gino. Tú y yo estamos de acuerdo en que ella es el tipo de esposa que buscamos para nuestros hijos, no hay muchas jovencitas así y dejarla ir así como así no tiene que ser una opción.

Ambos creían que ella era indicada, pero no podían ignorar la opinión de sus hijos, aunque de manera inconsciente estaban dando por hecho que ella simplemente aceptaría la propuesta. Aquella charla llegó a una conclusión simple, ellos harían una propuesta formal por la joven en tanto alguno de sus hijos decida, lo de Gino aún no estaba descartado más allá de lo que le confesó a su padre, Giulia no esta muy convencida pues veía cómo se comportaba con ella. Gianfranco sería un reto para la joven de eso estaba muy consciente, pero si él la elige no habrá duda de que se complementarán. El amor no es un factor importante aún, pues se da a la larga con la convivencia, ella era testigo de eso pues amaba a su esposo y eso no fue siempre así, por ello aun tiene esperanza en sus hijos.

La jornada que se planeó para ese día consistía en un picnic en el lago que estaba a un kilómetro y medio de allí, era una de las actividades más esperadas pues habrá botes y podrán navegar a gusto, así como recorrer a sus anchas el lugar. En definitiva el día se prestaba para ello, el sol brillaba en el cielo y el calor iba lentamente en aumento.

Darella se encontraba feliz y eso no lo esperaba, su padre casi no le hablaba mucho menos su hermano, cosa realmente extraña pero relajante, hablar con su padre era molesto y estresante ya que no podía ser sinceramente amable y cariñoso, su hermano parecía haber cambiado de un día para otro, sus miradas eran incómodas y sus comentarios ya no coincidían con el de un simple hermano celoso o protector. Aun así estar en ese lugar resultaba agradable, un respiro de aire puro, además había encontrado cierta diversión con Gino, incluso con Gianfranco, aunque este último parecía estar provandola todo el tiempo. La actividad de ese día le emocionaba demasiado, no había tenido oportunidad de ir de picnic antes, por lo que sin dudas sería una experiencia nueva y emocionante.

Decidieron que irían en un carruaje aquellas damas que no desearan cabalgar, Darella quién había aprendido tomó las riendas de la yegua de la vez pasada se sentía segura y dispuesta a ir sola hasta el lugar si tan solo supiera el camino.

-No hay muchos caballos, tendrás que llevar a alguien-dijo Gino en voz baja a la chica, ansiaba ir con ella pero su madre le había dado el puesto de cochero de su carruaje.

El Amor y El DeberWhere stories live. Discover now