Capítulo XI

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Capítulo XI

Nuevamente la familia Dumont se preparaba para realizar un viaje, la carta de confirmación fue enviada y respondida por Carlo, Belmont y Angii tenían todo listo para salir esa misma tarde, abordarían un crucero cortesía del duque. Darella sería la primera en irse pues el chofer de los De Rosa debía de ir por ella al medio día, la joven estaba más que lista para emprender el viaje pero quién se rehusaba el verla partir era Alexandro. El joven estaba perdido en sus propios pensamientos con los ojos siempre sobre ella, pero al no decir ni una sola palabra pasaba desapercibido.

Darella había hecho su equipaje siguiendo las indicaciones de Aimé, ya que pasaría bastante tiempo y seguramente tendrán algún que otro evento social al cual deberá asistir, por ello procuro llevar varios vestidos para cada ocasión. La ciudad en que la vivían ellos era famosa por su vida social y sofisticada vestimenta, todo lo contrario del lugar donde ella creció, siendo esta otra más bien una ciudad pueblo tranquila con pocas atracciones, donde el mayor entretenimiento era salir a recorrer los jardines principales y pasar la noche en el teatro, este solo estaba disponible unos cuantos días en el verano. Le emociona mucho el hecho de ir hacia allí, nunca estuvo un lugar así antes, es por ello que se esmeró en preparar todo lo que creyó necesitaría, inclusive Belmont le dio algo de dinero para que usará con precaución. Cabe decir que esto no ocurría nunca, pero era una ocasión especial, no podía mandarla sin un céntimo porque daría una mala imagen a los De Rosa.

Por otro lado la familia De Rosa se preparaba con ansias para recibir a su invitada sorpresa, no le habían dicho nada a los jóvenes príncipes simplemente les advirtieron que estuvieran en casa para la cena pues estimaban que llegaría sobre esa hora. Giulia superviso personalmente el arreglo de la habitación de la chica, su casa era demasiado grande siendo parte de la herencia de la realeza que le tocaba, por lo que las habitaciones abundaban, todas muy elegantes y amplias. Sin embargo pensó que tal vez ella se sentiría mejor en una de un tamaño un poco menor y con una gran ventana que diera al patio, por ello preparó la única que tenía con esas características que también una vez fue pensada para convertirse en estudio de uno de los jóvenes, es una suerte que no lo hayan hecho. Carlo por su parte estaba listo para comenzar a enviar confirmaciones de asistencia a todos los eventos que tenían ese mes, un total de cuatro bailes, una cena en casa de su hermano, la boda de su sobrino y cinco tardes de té. Una agenda sin dudas un poco apretada pero con aquella jóven aquí sería la primera vez que la cumplirían al dedillo con todos los miembros de la familia, ansiaba que ella conociera a su hermano sin duda le sorprendería.

Gianfranco estaba un poco perdido, volvió a sus andanzas pero nada parecía llenarle por completo, su hermano se adaptó más bien a la vuelta de fiestas y hasta le propuso organizar una despedida de soltero, pero este se negó. Ninguna de las mujeres que hace un tiempo le satisfacian parecían siquiera poder captar su atención ¿Cómo era eso posible? ¿Es acaso culpa de aquella joven? No lo sabía o más bien no quería admitirlo, por lo que simplemente acompañó aquellas reuniones con unos tragos y no más que eso, no se mostraba interesado por nada más y ese comportamiento llamó la atención de su hermano. Durante el día ambos estaban obligados a mostrar algo de provecho por lo que iban a trabajar a las oficinas de administración de su padre, realmente no lo necesitaban pero debían de hacer valer sus estudios y a su madre le pareció buena idea.

Ambos estaban cumpliendo con sus horarios semanales, cuando Gino no pudo evitar cuestionarle la actitud de esos días a su hermano.

-¿Vas a decirme qué es lo que te pasa?-soltó de pronto tomando una fina taza de té en sus manos.

-No sé a qué te refieres-respondió el otro fingiendo estar ocupado con unas cuentas que ya las había resuelto perfectamente hace unas horas.

-¿Enserio? Ya no puedes pasar una noche entera de fiesta, las chicas por primera vez se quejaron de tí e incluso varios de nuestros compañeros de copas han resaltado tu falta de interés hasta por el juego, ¿Qué es lo que te ocurre?-hizo una pequeña pausa siendo que estaba siendo demasiado eufórico- no me vengas a decir que estás respetando el acuerdo con la joven Dumont.

El Amor y El DeberKde žijí příběhy. Začni objevovat