Capítulo 17 - Miradas

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—Wow... quiero decir, realmente WOW —enfatizó la última palabra, extendiendo las manos son sorpresa—. Papá Shiro desafió la autoridad de mamá Allura, eso es no tenerle miedo a la muerte, casi podría llamarse instinto suicida —Allura rodó los ojos, dejando salir un bufido de molestia—. Pero tienes razón, te confiaste demasiado. Ya sabes que Shiro siempre le ha hecho segundas a Lance cuando se trata de salvarle el pellejo, siempre ha sido así —La morocha asintió con pesadez, sabía que se había confiado demasiado al dejar una tarea como esa a quién había sido como el hermano mayor de Lance. Fue entonces que un silencio se instaló en ambas partes de la videollamada. Matt notó inmediatamente el semblante de su amiga, no miraba hacia la cámara, aparentemente estaba mirando al teclado, pensativa—. ¿Qué pasa?

—¿Qué quieres decir? —cuestionó cuando levantó la vista, enfocando sus coloridos y brillantes ojos sobre la cámara, arrancándole una leve y tierna sonrisa al castaño.

Matt apoyó ambos codos sobre la mesa del comedor donde se encontraba con el portátil, dejando caer sobre ambas palmas de sus manos su rostro, descansándolo—. Sabes que a mí no puedes mentirme, Allura —El tono de voz sereno de Matt, era tan cálido e imponente, tan amable y lleno de seguridad, con un leve toque de orgullo ante aquella afirmación, tan contrariado como solo él podía tenerlo; que era capaz de erizarle los bellos de la nuca a la chica e instalar una debilidad que nadie más podía ser capaz de plantarle.

—Detesto que hagas eso... —afirmó en medio de una tenue y, algo que Matt interpretó, como una escasa sonrisa vergonzosa—. Hay algo que no te he contado, tiene que ver con Shiro y Keith.

—¿Tiene relación con lo que te había hablado? —La morena asintió, provocando que el castaño se sintiera un tanto ansioso ante aquella respuesta—. Pues soy todo oídos.

Allura se enderezó sobre la cama, colocando la laptop sobre sus piernas con una mirada seria y decidida. Había pensado demasiado aquello, pero siempre llegaba a la misma conclusión y después de lo que Matt había hablado con ella, sentía que necesitaba decírselo, sacar de su sistema aquella duda e inseguridad respecto a sus acciones.

Así entonces, comenzó a hablar, retrocediendo una semana atrás con cada detalle que era capaz de recordar...



Aquella mañana, la maravillosa noticia sobre que las dos últimas clases que se encontraban programadas en su horario del día, habían sido suspendidas llegaron a oídos de Allura; lo que significaba que podría volver a casa temprano y descansar.

Al llegar a casa, notó un silencio que apreció con cada fibra de su ser, la casa estaba vacía y ella podría estar gozando de una mañana en soledad y llena de ocio. La morena no se molestó en avisar que había llegado, no había motivos para hacerlo, por lo que simplemente optó por dejar la mochila en el sofá como de costumbre antes de subir las escaleras, con la idea de encontrar una pijama para pasar el resto del día mientras miraba alguna serie en Netflix en la sala. Caminó a través del pasillo a pasos silenciosos y ligeros como de costumbre, debatiéndose entre sí debería ordenar comida china o una pizza cuando cruzó por el frente de la habitación de Shiro y Hunk, notando un susurro. Sus pies se detuvieron automáticamente frente a la puerta, aquella había sido la voz de Shiro y la otra era de... ¿Keith?, ¿no se suponía que se había quedado en casa de Matt junto a Lance?, ¿no tenía clases justo en esos momentos? Fue entonces que una pregunta atravesó las frágiles paredes de la casa y la puerta, sorprendiendo a la chica.

Shiro le había preguntado si había sentido algo al besarlo.

—No... no lo sé —respondió Keith en un susurro afligido—. Todo fue tan rápido, estaba enojado. No estoy... —Allura notó una pizca de inseguridad y vergüenza en la temblorosa voz del pelinegro. El pobre chico no parecía seguro de lo que estaba diciendo.

El chico llamado LANCE - Klance AUWhere stories live. Discover now