Cap 55

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Hacía varios minutos que el jet de la empresa aterrizó en el aeropuerto de México. Viajar con Anthony fué divertido, es un hombre muy gracioso, con sus ocurrencias hizo que el viaje fuera más llevadero para mí.

Son las diez de la noche, tenemos varios minutos esperando a Martha Mendoza, la señora encargada de la boutique y quien nos llevaría al hotel.

—¿Tienes hijos Anthony?– pregunté para sacar un tema de conversación.

—¡Si! Tengo dos– Dijo alegre– una niña de ocho años, se llama Isabella y un niño de dos años, su nombre es Brandon– dijo nostálgico.– me separé de su madre hace seis meses desdé entonces, solo los puedo ver los fines de semana– dijo con una sonrisa triste.

—Oh, Lo siento.–dije un poco apenada.

—No, no se preocupe señorita–sonrió.

Le devolví la sonrisa y decidí quedarme callada hasta que pasarán por nosotros. Quería llamar a James, quería saber como estaba mi bebé, si ya se había dormido, si ya había comido....

—Disculpen– la voz de una mujer interrumpió mis pensamientos –¿Son ustedes la señora Lucía Montenegro y el señor Anthony Moore?– preguntó.

—Así es. – respondío Anthony en un perfecto español.

—¡Oh! Mucho gusto, yo soy Martha Mendoza, la encargada de la boutique Fashion luce MX – dijo extendiendo su mano hacía mí.

—Un gusto, Lucía Montenegro– dije en español tomando su mano.

La señora Martha tendió su mano a Anthony y después de la presentación, nos pidió que la siguiéramos y así lo hicimos, hasta que llegamos a un auto blanco en el estacionamiento del aeropuerto. Anthony y yo metimos nuestras maletas en el maletero y continuamente, los tres nos subimos al vehículo; Martha de piloto, Anthony de copiloto y yo en los asientos de pasajeros.

Anthony y Martha iban hablando, mientras yo no podía esperar más para llegar al hotel para poner a cargar mi celular y llamar James para saber de mi hija, ¿y para que negarlo? También de él.

—Aquí es. – comentó la señora Mendoza estacionando el auto frente a un gran edificio.

Bajamos los tres del auto y sacamos las maletas, al entrar al livin del hotel un hombre con uniforme pidió nuestro equipaje para ayudarnos y se las cedimos, dando propinas.

—Buenas noches, señorita he hecho dos reservaciones– habló la señora Martha a la recepcionista.– a nombre de Lucía Montenegro y Anthony Moore– dijo y la mujer tras el mostrador empezó a teclear en la computadora frente a ella.

—Las suites principales–reiteró la mujer y la señora Marta asintió – aquí están sus llaves.–Nos dió un par de tarjetas de acceso.

—Muy bien señores, hasta aquí los acompaño, Tengan buenas noches– dijo amablemente.

—Muchas gracias por su ayuda señora Mendoza.–sonreí.

—No se preocupe señorita Montenegro– habló haciendo un ademán con las manos– y por favor sólo digame Martha, es usted la dueña de la boutique, mi jefa. Pasaré por ambos a las siete de la mañana – dijo.

—Está bien Martha, Buenas noches– dije despidiendome de ella– buenas noches Anthony, hasta mañana, hasta mañana– añadí girando sobre mis talones, escuchando afirmativas de ambos y caminando hacia el ascensor con el joven que traía mi maleta detrás de mí.

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora