Cap 20

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—Si madre, lo sé...El viernes madre... Lo sé... Adiós.—la voz de James me despierta, se encuentra hablando  por teléfono de espaldas a mí, mirando por el ventanal.

Cuando se gira su mirada se conecta con la mía y sonríe de medio lado enloqueciendome cada terminación nerviosa del cuerpo.

  ¡Dios! Esa era mi sonrisa favorita de parte de él.

¿Como estás?— pregunta en voz baja haciendo imposible la tarea de simular el deje de tristeza en su voz.

—Bien.—reprimo las ganas de preguntar el porqué de su animo—¿Le diste de comer a la bebé?—sonríe mirando hacia la cuna.

—¿Sabes? No podemos seguir llamándola así—frunzo las cejas–; “pequeña”,“bebé”... Con adjetivos, ¿Comprendes?–somrío y asiento.

—Estaba pensando en llamarla Luciana...

—No, yo quiero elegir su nombre—pide y lo pienso un momento antes de asentir «igual puedo negarme en caso de que no me gusten sus opciones»—Harley. —dice sin pensar, como sí desde hace mucho lo hubiera pensado.

La verdad es un nombre muy bonito, Harley Evans; me gusta.

Le sonrío a él dejándole saber mi opinión y asiento logrando que él también sonría.

—Me encanta, Harley—saboreo el nombre—, así se llamará.–complazco en voz alta y sonrío contento.

—Harley Evans Montenegro.—pronuncia el nombre completo con una sonrisa que me contagia.

—Señora, su hermana está al teléfono —Luna aparece bajo el umbral de la puerta de mi habitación que permanece abierta.

Mis ojos se abren al caer en cuenta de que he olvidado ese pequeño detalle.

—¡Dios! ¡No le he dicho a mi familia!—exclamo en un susurro exasperado hacia James.

—Por favor, no les digas. Por lo menos no ahora.—lo miro confundida— Si, se lo dices querrán venir ahora mismo, y yo quiero estar esta semana con... Mi hija.—su mirada es suplicante y eso me impide negarme, llevándome a asentiry murmur un esta bien.

la señora Luna me pasa el teléfono y lo coloco sobre mi oreja.

—¿Hola?— saludo.

¿Como estas Lucí?—pregunta y mis nervios crecen.

—B-Bien, Lía ¿por qué?— rió y yo me relaje un poco.

Porque acabas de entrar en tu último mes de embarazo tonta, tu hija nacerá a finales de abril si supiera... Afinales de abril, esa era la fecha que Claudia tenía programada para el nacimiento de mi niña, pero las cosas no salieron como esperaba.

—Si, lo sé, ¿Como esta Sophia?— pregunto evitando el tema. Y empezamos a hablar de cosas triviales hasta que colgamos.

James está en el pasillo atendiendo una llamada, entre cuchicheos. Tengo ganas de ir al baño, pero siento que al poner un pie en el piso me daré de bruces contra él. No me quedo de otra que pedirle ayuda a él.

—James—lo llamo y enseguida aparece por la puerta con el celular pegado a la oreja.—necesito ir al baño, y necesito tu ayuda —Murmuro.

—Adiós Irina, hablamos luego...—dice al teléfono y no puedl evitar enojarme un poco, ¿Por que? No sé.

Se aproxima hasta mí, me toma de la cintura con delicadeza, mis pies no tocaban el piso por lo alto que él es. No era necesario cargarme, pero no digo nada. Se mete en el baño conmigo a cuesta y se detiene sólo cuando paramos frente al retrete.

—¿Puedes tu sola?—Pregunta y su a aliento choca en mi cara.

—Siento que al tocar el piso me caeré, estoy algo mareada y me duele todo el cuerpo. —susurro y asiente. Baja su  otro brazo ese que no me sostenía y con sus dedos coje el dobladillo del shorts para dormir para bajarlo despacio.—No veas.—digo seria.

—No estoy viendo — susurra sin quitar su mirada de mis ojos. una vez que termina de bajarme el shorts y las bragas me siento en la taza del baño, sin quitar su mirada de la mía, el llanto de mi pequeña nos saca de nuestra burbuja y él sale cerrando la puerta detrás de él.

Las ganas de bañarme me toman, pero para eso, no le pediré ayuda a él.

—¿Ya?—pregunta detrás de la puerta después de un rato.

—¿Le puedes decir a la señora Luna que venga, por favor?—es lo qué contesto.

—¿Estás bien?— vuelve a preguntar.

—Si, sólo quiero ducharme, James— respondo con hastio.

—Esta bien... Pero ¿Quién es Luna?—suspiro y niego con la cabeza.

No puede ser que en todo el tiempo que tiene viniendo a esta casa no se sepa el nombre de la señora de limpieza.

—La señora que me trajo el teléfono hace un momento, James.—él murmura un ah ok y luego siemto la puerta de la habitación abrirse.

A los pocos minutos la señora Luna toca la puerta del baño y luego entra. Me ayudó a despojarme de la ropa y a ducharme con mucho cuidado, luego sale a la habitación y trae un conjunto de pijama y unas bragas, me ayuda a colocarme las prendas y después a salir del baño.

Al volver a la habitación visualizo a James con mi bebita en sus brazos, él la mira y pasa sus dedos por las mejillas de ella, hasta que se da cuenta de nuestra presencia y camina hacia nosotras. Me toma nuevamente de la cintura y me lleva hasta la cama.

—Les subiré el almuerzo en un momento —avisa Luna y se retira cerrando la puerta de la habitación detrás de ella.

—¿Que hora es? ¿Por que lloraba mi bebé?— pregunto, y él se sienta del otro lado de la cama recostando su espalda en el espaldar de ella.

—Son las dos y media de la tarde, y nuestra bebé estaba llorando porqué tenía el pañal sucio.—hace énfasis en la palabra nuestra, decido ignorarlo.

—¿Le cambiaste el pañal?—asiente —¿Sabes cambiar pañales?

—Tu empleada me ayudo a hacerlo, la que dijo que había hecho todo el trabajo.— dice con una sonrisa burlona sin quitar la mirada de la bebé.

—¿Me la prestas?—me mira con el ceño fruncido y luego me la coloca con cuidado en los brazos, esta era la segunda vez que tenía a mi hija en brazos, Y me encantaba tenerla.

.......

Son las las ocho y cincuenta de la noche, James y yo habiamos pasado todo el día en la habitación hasta hace como una hora que se retiro alegando que iría por algo de ropa a su departamento y vendría pronto.

Harley ha estado llorando desde que él se había marchado, y habíamos hecho de todo- Luna, Karla , Merci y yo- para carmarla pero nada funcionaba, y por lo que dijo Luna, es porqué en el poco tiempo que tenía de vida ya se había acostumbrado a los brazos de James, y ¿como no? Él se la había pasado todo el día con ella en brazos.

—¿Que está pasando?—pregunta James sobresaltandonos a todas por su inesperada llegada, ni siquiera había sentido cuando abrió la puerta.— ¿Por que llora la bebé?—pregunta de nuevo caminando hacía mí que estoy tratando de calmarla.

Trae en el hombro un bolso negro y lo deja caer en el piso para quitarme a Harley de los brazos, quién al sentirse entre los brazos de su padre nuevamente, poco a poco deja de llorar.

—Se lo dije, señora, la pequeña Harley esta acostumbrada a los brazos del señor—reitera la señora Luna, haciendo que desvíe mi mirada de mi hija con las mejillas sonrojadas por el llanto, hacia ella.

De algún modo, tengo que quitarle esa costumbre, James no estará con nosotras todo el tiempo.







Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora