cap 14

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Me sorprendo en el instante en que sus labios toman los míos y se mueve con destreza, y por un segundo me quedo quieta y anonadada, procesando lo que está sucediendo, pero pronto mis labios reconocen los suyos y empiezan a moverse como que sí de un baile sincronizado se tratara.

James muerde mi labio inferior haciéndo que suelte un gemido casi inuadible que muere en cuanto siento su lengua rozar la mía. «Este hombre besaba tan bien»,  lo sabía ya, aunque el recuerdo de sus labios con los míos esa noche no estaba claramente en mi memoria, este si lo recordaré perfectamente.

Me separo por falta de aire y mis ojos se quedan en los suyos que están oscurecidos, sus azules intensos ahora son mucho más...

Me sostiene la mirada varios segundos y luego me suelta la cintura, toma mi mano y se dispone a caminar  nuevamente sin decir nada más. Tampoco menciono nada, y sólo dejo que me guíe hacia donde sea que quiere llevarme.

Entramos a una tienda solo para bebés, al parecer quería llevarme a un lugar en especifico de la tienda, y sí, paramos en un lugar dónde sólo habían cunas.

—Me gusta esa.—dice señalando en una dirección, como sí nada, como si no hubiese pasado nada.

Lo miro más tiempo del debido intentando descifrar algo en su mirada, pero nada. Me rendo y me vuelvo a la dirección que apunta con el dedo. Es una cuna hermosa en forma de U, en color blanco.

—Es muy bonita, pero... ¿No crees que es muy pronto para comprar la cuna?— pregunto en un susurro, mirando nuestras manos entrelazadas un segundo antes de volver a la cuna.

—Talvez, pero es mejor salir de eso, ya ¿No crees?—Asegura sonriente, mirándome de una forma que no logro destinguir.

Sólo asiento, algo incómoda... La forma en que me miraba me inquieta. Lo escucho llamar a una mujer que al parecer trabaja aquí, puesto que le pide la cuna, y otros muebles para decorar la habitación. Paga y da la dirección de mi casa para que envíen las cosas allí.

Nos dirigimos a la sección de ropa para niñas, fue mi turno de elegir, compré... Bueno, James compró, él no quiso que yo pagará nada porque dijo que quería ser él quien le comprara todo por primera vez. Compramos vestidos, muchos vestidos, pijamas de animalitos y colores, bodys con frases y otros tantos más simples, casi todo era rosado o colores femeninos por petición de James.

No opino ni digo o exijo nada en todo el trayecto, simplemente dejo que haga y compre lo que quiera... Después vendría sin él y le compraría cosas de todos los colores.

Ya casi se haría de noche, pasamos mucho tiempo en el centro comercial y eso lo podían afirmar todas las bolsas y paquetes que llevábamos, al final día nos dió hambre, y James me invitó a comer, la pasamos muy bien, talvez sí él dejara de ser tan pesado nuestra relación sería mejor.

El beso viene a mi mente, y mi cabeza se ladea a la izquierda, encontrandome con su perfil, en tanto me repito que no debo desperdiciar el momento de paz para indagar... Después de todo no lo veré hasta el viernes.

—Oye...¿No dirás nada?— pregunto mirando su perfil mientras él conduce. Me dedica una mirada rápida junto a una hermosa sonrisa.

—¿Que quieres que diga? La pasé muy bien contigo, Lucía, cuando eres menos pesada eres más agradable.— alude con burla riendo y mirando nuevamente la carretera.

—¡Oh! Mira, justo pensaba lo mismo de ti.— expongo burlona también, aunque es cierto. El ríe aún más y niega con la cabeza.— Pero hablo en serio, sabes a que me refiero...

—¿Que esperas? ¿Que me disculpe?—me encojo de hombros volviendo la mirada al frente. — Pues no, Lucía. ¿Ahora por qué se supone que debo disculparme por besar a la madre de mi hija? Esa bebé no está allí gracias al espíritu santo, hicimos muchas cosas más para que ella estuviera allí.

Siento mis mejillas arder por sus palabras y quito la mirada del frente para evitar muchísimo más encontrarme con sus ojos, fijándome en la ventanilla a mi derecha.

—Sabés muy bien las sircunstancias, por las que ella esta aquí, y sé muy bien lo que ella significa para ti...

—Llegamos.—me corta serio y enojado.

Sé que ha cambiado mucho estos ultimos meses, pero no puedo... Simplemente no puedo olvidar en algún momento no solo rechazó mentalmente a mi hija, sino, que también se refirió a ella como un error.

Baja del auto dando un portazo, y lo miro caminar mientras maldice, hacia la puerta de entrada de mi casa. Suspiro cogiendo mi bolso y celular el cual comienza a sonar entre mis dedos y miro la pantalla. Es Lázaro el hombre que me está ayudando con la remodelación de mi futura empresa. Deslizo el dedo por la pantalla del celular, mientras abro la puerta del auto, salgo y la vuelvo a cerrar.

¡Lucí! ¡Linda! —Lázaro es gay— es para darte el informe de las nuevas instalaciones que ya están listas, pero he perdido mi laptop y con ella tu correo, preciosa, ¿Me lo vuelves a pasar?

—Claro, Lázaro, no hay problema.—hablo entrando a la casa y encontrándome con James sentado en el sillón con un vaso entre sus manos, me observa atentamente y con el ceño fruncido— te lo paso por mensaje de texto en un momento, descuido.— me voy directo las escaleras para subir de una vez.

No deseo estar con un James que tiene una mirada que claramente dice “No te mato porque tienes a mi hija dentro tuyo”

Gracias, princesa, es por eso que te amo.  ríe.

—También te amo, Lázaro. — me despido sonríendo y cortando la comunicación.

—¿Así que lo amas?— me giro rápidamente hacia la puerta de mi habitación dónde está James con el rostro descompuesto.

No estaba tan enojado cuando lo deje abajo...

—¿Que es lo que quieres James? Ya no quiero pelear contigo, estoy cansada.— murmuro dándole la espalda y recogiendo mi bolso de la cama para llevarlo al closet.

—¿Quien es Lázaro?—pregunta ignorandome.

—¿Que te importa, James?—su rostro se enrojece aún más y yo decido responder no por miedo ni mucho menos, sólo no quiero pelear. — Es un amigo ¿Bien? ahora quiero bañarme y dormir ¿Puedes retirarte?—No se mueve.— ¿Por favor?–—insisto.

Y en lugar de irse, entra y se apresura hasta mí, mi celular vuelve a sonar y alcanzo a ver en la pantalla que esta vez muestra que es Líana quien llama, él también mira el celular.

—Porque quería.— dice y lo miro confundida.— El beso, Lucía, lo hice porque me moría de ganas por besarte.— añade.— Querías un porqué ¿No?...Bueno, ahí está. Buenas noches, Lucía, que descanses.— besa mi frente y cuando hace ademán de irse, lo detengo tomando su mano y colocándola justo en el lugar dónde se puede sentir el movimiento repentino de mi bebé.

Su expresión se transforma enseguida, y el ceño fruncido se convierte en una expresión de genuina sorpresa. Él nunca la había sentido, eso fue algo que había estado experimentando desde hace algunos días y me lo guarde para mí, en algunas ocasiones se movía mientras James estaba conmigo pero nunca se lo dije.

El rostro del hombre a mi lado parece estar en estado de shock, pero cuando sus ojos llegan a los míos, la emoción lo invade y la sonrisa que dibuja en sus labios se queda plasmasda en mi memoria. Los movimientos de la bebé empienzan a ser más contínuos provocando un poco de dolor, pero nada que no pueda soportar.

—Gracias. Gracias, Lucía—susurra James abrazandome por primera vez desde que llegué a Los Ángeles.

¿Y para que negarlo? me gusta tanto, como me sorprende.

— No me agradezcas. También merecías sentirla, después de todo también es tu hija.—aludo encogiendome de hombros tratando de quitarle importancia.—Buenas noches, estoy cansada.—le sonrío.

Él asiente y se retira, me acerque a la ventana y unos minutos después lo veo salir de casa, acercarse a su auto, subir a él y continuamente marcharse.

Hoy fue un día lleno de sorpresas...

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora