—Aún no me creo que estés aquí —susurró Peter apretando el brazo sobre los hombros de Liam.

—Ahora que lo has encontrado, no creo que lo más sensato sea quedarse aquí —explicó Derek torciendo el gesto—. Averiguaron dónde estabais en el bosque cuando Stiles nació, y si ven que Liam va a escondidas de nuevo al bosque...

—¿Qué sugieres? —preguntó Peter, comprendiendo el peligro que corrían ahora que se habían reencontrado.

—Venid con nosotros —sugirió Stiles. Los tres lo miraron sorprendidos—. No creo que lo mejor sea quedarnos aquí esperando a que nos encuentren.

—No puedo irme así como así. Sería sospechoso —dijo Liam suspirando y mirando a Peter, que torcía el gesto.

—¿Qué más da? ¿No crees que será mejor irse sin dejar rastro para que les sea más difícil encontrarnos? —preguntó el castaño chistando a Arlo, que estaba quejándose del frío.

—En eso tiene razón —coincidió Peter.

—La verdad es que sí. Creo que será lo mejor, pero no tengo ninguna de mis cosas... —Miró a su pareja unos segundos, para darse cuenta de que sí, allí lo tenía todo, lo demás daba igual—. No he dicho nada. Será mejor que nos vayamos cuanto antes. Avisa a la manada, que sepan que te vas.

—No. No quiero que nadie sepa que nos vamos.

—Será mejor así. Si pueden hacer que una manada de lobos vayan contra otros lobos, son capaces de hacer que tu manada te traicione —concluyó Derek bajándose del capó para abrir la puerta del conductor.

—Vámonos de aquí —murmuró Liam tirando de la mano de Peter, montándose ambos en los asientos de atrás con Arlo.


***


—Ya hemos llegado —dijo Stiles en voz baja, despertando a Peter con golpecitos en la rodilla.


Liam había estado despierto todo el camino, mirando a Arlo. Sonreía por el hecho de que resultó tener un nieto, fruto de la misma unión de la que salió su hijo. También había contemplado en silencio a Stiles, de cómo miraba a su pareja de la misma forma que él miraba a Peter, y un sentimiento de felicidad por él se le había instalado en el pecho.

Puede ser que la relación con su hijo fuera lenta, ya que se acababan de conocer, pero el hecho de que estuviera en el mismo coche con él era un paso gigantesco.


Salieron del coche y se dirigieron a la pequeña casa de aquel barrio, ayudando con las maletas a la joven pareja. Derek los invitó a pasar, pese a ello se quedaron en la entrada de la casa, mirando alrededor.

Peter obviamente jamás había estado encerrado entre cuatro paredes; su casa había sido el bosque desde que tenía uso de razón. Liam lo miró con una sonrisa y tiró de él, yendo a la cocina para que pudieran comer algo.

Stiles acostó a Arlo, que dormitaba en su hombro después de que lo hubieran interrumpido del sueño profundo en el que estaba en el coche. Derek le dio un pequeño beso en el pelo a Stiles cuando volvió.


—Sé lo difícil que es adaptarse a ser humano después de haber vivido como lobo tanto —comentó Derek—, pero será mejor que intentes contenerte y no salgas como animal en un tiempo.

—Descuida, no lo haré.

—Siempre puedo decir que me he comprado un perro... —le dijo a Stiles, ganándose una mirada curiosa del mayor—. Soy veterinario.

—Prefiero contener a mi lobo a ser tu perro, no te ofendas —repuso Peter con una sonrisa.


Cenaron lo poco que tenían en el frigorífico, y tras haber estado en la carretera y despiertos toda la noche, al amanecer decidieron irse a dormir. Derek les condujo a la pequeña habitación de invitados, que tenía un sofá cama. Les dio algunas mantas y almohadas y se fue escaleras arriba con Stiles.

Liam cerró la puerta y suspiró, ya que había notado cómo Peter se acercaba hasta donde estaba. Notó los brazos del mayor rodearle desde atrás, y tuvo un escalofrío cuando el hombre lobo inspiraba su aroma. Un pequeño gruñido nació de su garganta, y las manos se afianzaron a su cuerpo.


Se soltó para poder encararlo. Había pasado muchos años tan sólo viendo su foto como para ahora contentarse con el recuerdo, ya que al fin y al cabo, lo tenía delante de él, no eran imaginaciones suyas: Peter estaba con él.

Le agarró la cara con media sonrisa, pegando su frente a la del mayor, que seguía teniendo que agacharse para poder estar a la altura de su rostro. Se mantuvieron en silencio, respirando el mismo aire unos minutos, disfrutando de ese hecho que anteriormente no podían ni imaginar que volvería a ocurrir.


—Llevo soñando con este momento desde que me separaron de ti —murmuró Liam abriendo los ojos y enfrentándose al azul de Peter, cuyos ojos habían dejado atrás la agonía y el dolor para mostrar pura felicidad por el reencuentro con su mate—. Pensando que tenía que ocurrir un milagro, o que tendría que encontrarte en la otra vida...

—Tenemos toda la vida que creíamos perdida por delante —dijo Peter en el mismo tono, acercando la boca a los labios de Liam—, pero sólo quiero recuperar el tiempo perdido sin ti.


Liam lo besó con fuerza, abrazándose a su cuello y profundizando el contacto. Parecía que el tiempo nunca hubiera pasado, que seguía siendo el adolescente que hablaba demasiado y Peter era el lobo sarcástico que nunca se cansaba de volver loco al humano, que nunca habían estado rotos, simplemente habían perdido partes de ellos mismos y las habían encontrado de nuevo.

Se besaban con prisa, pero a la vez queriendo que aquello durara para siempre, que se mantuviera un momento congelado en el tiempo y nunca salieran de la burbuja, porque la realidad que se les venía encima no era nada halagüeña.


Porque era como si nunca se hubieran separado, porque cada uno conocía el camino perfectamente, porque sabían cómo hacer que el otro tocara el cielo, porque la marca del cuello de Liam siempre había ardido en su piel, pero nunca tanto como en ese momento.

Sabían que no estaban solos, pero no podían evitarlo, se habían dejado llevar por los instintos que una vez tuvieron que enterrar por falta del otro, y cada roce, cada lamida y cada beso los hacía querer más aún, que no sólo ese momento fuera interminable, sino que las sensaciones duraran toda la vida, y que el orgasmo que arrolló a ambos fuera congelado en el tiempo.


—Te sigo amando, lo sabes, ¿verdad?

—Ni la muerte puede hacerme dejar de quererte —murmuró Peter suspirando, dándole un beso en el pelo a Liam, que descansaba en su pecho intentando respirar con normalidad tras aquel encuentro.

Wolf out [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora