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Desde aquel día, Derek había procurado hacerle olvidar a Stiles el hecho de que fuera veterinario. Tampoco es que antes le hablara de su trabajo, pero ahora cada vez que salían lo llevaba a sitios lejos de los animales. El castaño se lo agradecía internamente, sabiendo que hacía lo que podía y que se esforzaba en procurar que Stiles estuviera bien.

No le había dicho que fuera al psicólogo de nuevo, no tenía derecho a exigirle nada, pero el castaño sentía como que le debía algo, por lo que comenzó a ir de nuevo a la consulta, y a seguir a rajatabla las recomendaciones de la psicóloga.


Lo cierto era que no avanzaban mucho, porque una cosa era hablar del problema y otra muy distinta enfrentarse a él, pero Derek no le metía prisa. Y él seguía echándose a temblar cada vez que pasaban por un parque y se cruzaban con algún animal.

Llevaban casi dos meses, y los besos entre ambos se hacían cada vez más largos y necesitados, pero como buen caballero que era Derek, nunca le hizo sentir de que debieran ir más rápido. Era un cielo de hombre y Stiles estaba que se derretía en deseo por él, así que le propuso una cena en casa del moreno.


—No creo que sea buena idea —comentó Derek torciendo el gesto, deseando que esa cita se realizara.

—¿Por qué? —inquirió el castaño, buscando los ojos del otro para saber por qué, no para leerle el pensamiento sino para leerlo en sus retinas. Y sin embargo su voz cruzando su mente. "No creo que quiera ver las fotos de todos los animales de mi consulta". Reflejaba auténtica pena su voz, haciendo que a Stiles le recorriera un escalofrío pensando en esas fotos, pero que se le encogiera el corazón por el malestar de Derek. El chico sonrió levemente—. Espero que no tengas mascota —bromeó intentando romper esa tensión.

—No, no. Pero...

—Si no tienes no hay problema. Lo que me dan miedo son los animales en la vida real, en fotos o algo así lo puedo soportar. —La sonrisa de Derek lo pudo haber derretido en ese instante.

—Entonces no hagas planes el viernes por la noche.

—Tampoco es que los tuviera: pretendía quedar contigo.

***


Lo había ido a recoger a la residencia. Stiles llevaba un pequeño macuto con algo de ropa: estaba implícito el hecho de que se quedaría a dormir allí. Derek estaba de muy buen humor, tanto que en todos los semáforos se acercaba a Stiles para darle un beso, provocándole al castaño una estúpida sonrisa.

Llegaron al piso de Derek a los pocos minutos y subieron al ascensor. El chico estaba nervioso, pero cuando el moreno abrió la puerta sonrió al sentir aquella vivienda como un sitio cómodo, conocido, como si todo fuera correcto.


Le enseñó la casa, paseándose ambos por las estancias, y Stiles dejó su mochila en el cuarto de Derek, que tenía un cuadro boca abajo en la mesa del escritorio. El castaño frunció el ceño y le dio la vuelta, viendo a Derek en medio de la foto, rodeado por un montón de animales.

No sintió el pánico de siempre, no se mentiría a sí mismo, sino que sintió un cosquilleo en el estómago por ver la genuina sonrisa de su novio en la foto, de cuán feliz le hacía su trabajo. Derek lo observaba con algo de miedo, temiendo su reacción. Stiles sonrió y lo miró.


—Me gusta la foto —susurró dejándola a la vista, sin importarle que tantos animales rodearan a Derek, porque le hacía feliz que el moreno amara tanto su trabajo, pese a que no pudieran compartir esa pasión. Derek sonrió y se acercó a él, besándolo levemente y suspirando.

Wolf out [m-preg]Where stories live. Discover now