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Stiles parpadeó varias veces, claramente emocionado por las palabras de Derek. "El destino te tenía reservado para mí". Aquella frase era lo más romántico que le habían dicho en su vida, y claramente el corazón iba ganando a la razón, aunque ésta le suplicara que se fuera corriendo, porque si le mentía, Derek estaba loco diciendo que era un lobo. Y si de verdad lo era... ¡joder, un puto lobo tenía que ser!

Pero el corazón ganaba por goleada. Y porque muy dentro de él, sentía lo que Derek sentía. Estaban destinados, era algo increíble, y más al nacer Derek lobo. ¿Hubiera sido su lazo de no ser por la maldición?

—¿Me crees? —preguntó el moreno suavemente.

—Sí.

—¿Y qué piensas?

—Que me alegro de no estar loco por no haber imaginado al lobo. Y que te quiero.


Aquellas palabras que daban sentido a la existencia de Derek. Sonrió con fuerza, feliz de que Stiles hubiera podido comprenderlo a pesar de la dificultad que le suponía.

Stiles sonrió de vuelta, porque el ver a Derek feliz lo hacía feliz a él, porque aquel gesto le iluminaba la existencia, hacía que todo su mundo pareciera estar bien. Por eso le leía el pensamiento a Derek. No le leía la mente a los chicos guapos, le leía la mente a las personas que habían nacido como lobos. Era un consuelo.


—Voy a tener cuidado con lo que pienso a partir de ahora —bromeó Derek, haciendo reír a Stiles.

—Eres un idiota.

—Soy un idiota que te ama con locura, todo hay que decirlo.


Stiles sonrió ampliamente, recortando distancia y besándolo con fuerza, haciendo que el agujero en su pecho se esfumara como si nunca hubiera existido. Suspiró entre los brazos de Derek, que lo apresaban como si se fuera a desvanecer en cualquier instante.

No tenía lógica lo que sentía, la gente hablaba de amor, pero nunca había podido imaginar sentirse así. Estaba ligado a Derek, y sentía que haría cualquier cosa por él. Hasta entender instintos lupinos.


—Creo que el estar con un lobo me ayudará a superar mi miedo.

—Terapia de choque. —Stiles río ante la frase, besándolo de nuevo.

—Necesito un café, he dormido fatal estos últimos días, y por lo que veo tú tampoco lo has pasado bien.

—Está noche pienso dormir pegado a ti, serás mi mejor medicina.


***


Efectivamente, el hecho de pasar el día con Stiles, y después cenar en casa con él, para acabar abrazados en el sofá viendo una serie de dibujos, había sido el mejor consuelo para su alma atormentada.

Aún le quedaba una charla pendiente, la que iba sobre su necesidad de anudarlo, pero esa podía esperar. Estaba demasiado bien como para estropearlo.


Stiles bostezó con fuerza, ganándose una mirada de Derek, que sonreía al verlo tan cansado pero feliz de estar con él, sin secretos.

Apagó la televisión y le dio un beso, haciendo que Stiles sonriera por el gesto, mirándolo con cariño. Le acarició la mejilla suavemente.


—Será mejor que nos vayamos a dormir, estamos demasiado cansados después de este tiempo sin el otro.

—Tienes mucha razón, estoy como si me hubieran dado una paliza —murmuró Stiles frotándose los ojos.


Se dejó arrastrar por Derek hasta el cuarto del moreno, desvistiéndose hasta quedar en ropa interior, metiéndose entre las mantas. El moreno lo siguió, abrazando su cuerpo y dándole calidez con un abrazo. Disfrutó del aroma del castaño, que cerró los ojos sonriendo y acarició sus manos, y Derek supo que se había dormido cuando dejó de moverse.


—Descansa, te quiero —susurró antes de cerrar los ojos, sumiéndose en un sueño reparador como ningún otro.


***


—Buenos días —murmuró Stiles subiendo por el cuerpo del moreno, besando sus labios y acariciando sus hombros.

—Desde luego que lo son —repuso Derek con media sonrisa, volviendo a besarlo y ahondando el contacto entre ellos. Stiles jadeó en voz baja y se mordió el labio.

—No recordaba lo bien que se despertaba a tu lado.

—No deberías perdértelo más —bromeó el moreno. Notó el bulto entre las piernas de Stiles, y sintió la mano del castaño buscar su miembro. Suspiró y lo apartó levemente, ganándose la mirada de reproche de su novio—. Quiero ir al baño antes de conducirte al paraíso, ¿puedo?

—Oh, sí, claro.


Stiles sonrió mientras Derek se levantaba con una notable erección, fruto de la mañana y sobre todo de los besos del castaño. Se encerró en el baño y suspiró, buscando las pastillas que le había dado Deaton tiempo atrás.

Se las tomó, queriendo posponer la charla del nudo un poco más, y sintió de nuevo aquella molesta sensación, haciéndolo tambalearse y provocándole una arcada. Tragó pesadamente y cerró los ojos, encontrándose mejor un poco después y tirando de la cisterna, simulando que había ido al baño de verdad.

Se echó en la cama junto a Stiles, que lo besó de nuevo con más ahínco, tocándole desvergonzadamente por encima de la ropa interior. Derek gruñó, excitado pese a la pastilla, sintiendo los toques de Stiles como si le quemara. Lo había echado de menos en tantos ámbitos que estaba como cegado del placer por el simple roce del castaño a su entrepierna.


—¿Quieres hacerme el amor, Derek? —preguntó el chico con una sonrisa ladina.

—Sí —dijo a duras penas, mareado entre la sangre en otro lugar y el veneno recorriendo su cuerpo.

—Te he echado de menos.


No le dejó decir nada más, porque sus labios ocuparon los de Stiles con vehemencia, mientras las manos del castaño tironeaban de su ropa interior y tocaban su miembro endurecido.

Aquello era un festival de gruñidos, jadeos y gemidos, y la poca ropa que tenían -sólo los bóxers- acabó condenada al suelo del dormitorio. Stiles parecía fuera de sí, había pasado días muy solitarios incluso sin ganas de masturbarse -cosa muy extraña en él-, y ahora toda la libido volvía de golpe, al ver delante de él el cuerpo escultural de Derek.


Se preparó el sólo, porque Derek estaba bastante entretenido dejándole un rastro de besos y lamidas en su torso, y aunque sabía que no era la mejor preparación, le pidió al moreno que lo hiciera ya. Necesitaba sentirlo del todo.

Fue perdiéndose en él, lentamente, deleitándose con las sensaciones aunque éstas proviniesen de algún lado detrás de un tupido velo por culpa del veneno. Su amor por Stiles ganaba la partida. Un gemido del castaño fue el aliciente que le hacía falta, moviéndose contra su culo sin pausa, generándole más sonidos de placer que lo tenían hipnotizado.


Lo que no veía -y Stiles tampoco, ya que estaba masturbándose furiosamente- era que sudaba copiosamente, más de lo normal, y su rostro estaba completamente rojo. Tampoco notaba la alta temperatura de su cuerpo, pero al verse ahogado por el culo de Stiles al correrse, colapsó.

Se corrió en su interior, pero su mente entonces decidió desconectar, cayendo sobre Stiles a plomo. Éste se quejó por el golpe, y fue entonces cuando se dio cuenta de que Derek parecía tener fiebre. Y que estaba con el rostro completamente enrojecido, además de encontrarse cubierto en sudor.


—Mierda Derek, te tengo que llevar al hospital.

Wolf out [m-preg]Where stories live. Discover now