Capítulo IX

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Durante su ausencia, Laura logró olvidar que Jaime esperaba saber si estaba o no embarazada.

Aquel día se encontraba doblando algunas prendas de los niños que había lavado, cuando Heidi se acomodó junto a ella, sin mediar palabra y la ayudo a doblar lo que quedaba. Laura la observó mientras terminaban, preguntándose qué hacia su jefa ahí, cuando esas actividades caseras no las realizaba hace muchas semanas.

-Está bien- soltó Heidi en un momento dado, cuando terminaba con el montón de ropa que tenía en su lado de la mesa- no me mires raro.

-No te veo de ninguna forma.

-Ay ajá. Estoy sintiendo tu mirada encima de mí. Y déjame decirte que molesta.

-Ok. No te miro-Laura miró hacia otro lado, riendo. A veces tenían conversaciones bastantes estúpidas con Heidi.

- Lau... - la miró- hace días que no te veía reír. ¿Estás bien?

Laura pensó en la pregunta de su jefa.

Jaime llevaba fuera dos días y ella se sentía menos presionada por la conversación que tuvo días antes. Estaba más que claro que no era el tema de un posible embarazo lo que la hacía sentirse presionada. Si no el hecho de haber traicionado la confianza de Heidi. Con ello en mente, respondió:

-Dentro de todo, si. Estoy bien.

-Sabes que no te creo. Y ya te voy a interrogar...-dijo Heidi, mientras tomaba una playera de su hija y la alisaba más de lo normal.- pero ahora necesito hablar con alguien.

-¿Qué pasó? ¿Algo malo?

-Pues... malo, malo no es. O bueno, depende de cómo lo miremos.

-¿Y cómo lo podemos mirar?

Laura se sentó en frente de ella.

-Nos vamos a separar.

-¿Quién?-Laura miró incrédula sin saber a qué se refería Heidi.

-Jaime y yo.

-¿Es una broma, no? – cayendo sentada con la boca abierta.

-No. Jamás he hablado más en serio. Aún no lo hemos conversado, pero todo apunta a que nos separaremos en cualquier momento. Las cosas entre nosotros están frías. Nos estamos haciendo daño y eso les va a afectar a los niños en cualquier momento. Ambos tenemos otros intereses. Mis intereses cambiaron. No soy capaz de seguir haciéndole daño. Él merece vivir en paz. Los niños igual.

-Pero...pero... ¡lo amas! ¡¿Cómo se van a separar?!

"¡El mundo está loco!", se dijo Laura sin entender nada de lo que decía su jefa.

-¡Por supuesto que lo amo!- dijo ofendida- Claro que lo amo. Y exactamente por eso, es que prefiero dejarlo que seguir junto a él. Siempre vamos a ser buenos amigos. Pero no soy una buena persona para acompañarlo. Y eso es lo que él necesita, una persona que lo acompañe. Y una persona a la que él pueda impulsar. Somos demasiado independientes. Aunque antes, éramos igual de independientes pero nos acompañábamos. Hoy en día no lo hacemos y eso es algo que no quiero que le suceda.

-Déjame ver si lo entiendo. Lo estas dejando porque lo amas, ¿no?

-Exacto.

Laura la miraba y no daba crédito a lo que oía. Entendía a una persona cuando era capaz de sacrificar su propia felicidad por el ser amado. Pero ellos eran la pareja más estable que había conocido en su vida. Jamás los vio pelear ni discutir por algo. Tal cual los veía en las revistas, lo eran en su día a día. La única vez que los vio mal, fueron esos meses en que Heidi no prestaba atención a nada.

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