Capítulo XLIV

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Laura no se esperaba que Jaime decidiera contarles en ese momento que estaba embarazada. Y esperó ansiosa la reacción de los niños. En cambio ellos, miraron expectantes el vientre de Laura esperando que saliera algo de él que afirmara las palabras de Jaime. Sin embargo, no pasó nada y los niños se desilusionaron rápidamente.

–Yo no veo un bebé – dijo Jaimito cabizbajo.

–Eso es – dijo Laura – porque aun es pequeñito y no se siente.

–¿Y cómo crece ahí? – pregunto Elena.

–Crece porque yo debo cuidarlo y alimentarlo. Cuando yo como, él come. Cuando yo duermo, el duerme. Y así, hasta que esté preparado para venir al mundo y pueda vivir con nosotros fuera de mi pancita.

–¿Y cuando ya esté fuera de tu pancita, lo podremos ver? – dijo Jaimito.

–Por supuesto – dijo Jaime, rodeando los hombros de Laura con su brazo. – Y lo van a tener que cuidar.

–Ay, yo ya quiero verlo. – dijo Elena, ansiosa.

–¡Yo también! – respondió Jaimito.

Riendo ambos adultos, trataron de contener las ansias de los pequeños.

Cuando llegaron al consenso de que aún faltaba tiempo para que llegara el bebé, se levantaron para preparar la pijamada.

Como todos habían dormido por la tarde, la pijamada duró hasta bien entrada la noche. Pero llegado el momento, los niños fueron los primeros en caer en brazos de Morfeo, por lo que Jaime se los llevó al cuarto de invitados y los acomodó en la cama. Luego, volvió a la sala de estar, apagando las luces de las habitaciones y dejando solo una pequeña lámpara en una esquina de la sala.

Volviendo a acomodarse junto a Laura, le rodeo los hombros con su brazo y poso su otra mano sobre el vientre.

–En un momento pensé que tendríamos que explicar cómo llegan los bebes a la pancita.

–Jajaja, y posiblemente hubiéramos encontrado la forma de confundirlos más.

–Eso tenlo por seguro. – La abrazó fuertemente y besó sonoramente su mejilla – me puedo acostumbrar a esto.

–¿A qué?

–A tenerte entre mis brazos. A disfrutar de una tarde juntos... en familia. Ahora tengo claro que por más que lo negara, te necesito en mi vida.

–Estoy segura que podrías haber encontrado la forma de volver a ser el de antes.

–No lo creo. Lo que pasó con Heidi fue demasiado importante como para cambiar a cualquiera. Al final de cuentas, fue mi compañera de vida. La madre de mis hijos y a quien elegí para formar mi familia.

–Pero aun así...

–Aún así, la vida quiso que el gran amor de mi vida se convirtiera en mi mejor amiga. Siempre lo fuimos. Y te lo dije en alguna oportunidad, nuestro amor... evolucionó. Jamás podré negarte que ella fue mi gran amor. Pero estoy cien por ciento seguro, que en la vida uno puede amar a mas de una persona. Simplemente, los amores son distintos.

–Yo te amo – dijo Laura susurrando.

–Y yo también te amo. En estos momentos, eres el amor de mi vida. Eres la compañera de vida que quiero tener. Quiero un futuro contigo... con nuestros hijos...

–Yo también lo quiero... – Laura apoyó su cabeza en el pecho de Jaime y acaricio distraídamente el pecho de él. – Mientras estuve en Chile, me reconcilié con la idea de querer conocer y luchar por aquello que quiero. A que por más miedo que tenga al futuro, lo que debo hacer es disfrutar y vivir el presente. Tú eres mi presente. Tú, el bebé y los niños... y quiero construir un presente duradero con ustedes.

¿Seguirás Amandome?Where stories live. Discover now