Como si fuera nuestro hijo (Wolfstar y Drarry)

Momento indicado

Navidad de 1982

Remus, Sirius y Harry se encontraban celebrando la navidad en la madriguera de los Weasleys, otros miembros de la orden se habían sumado, y el ambiente que se había generado era sumamente grato.

El miedo por un inminente regreso de Lord Voldemort o algún ataque de los mortífagos remanentes cada vez menguaba más, haciendo que por fin se sintieran un poco más relajado.

Los niños revoloteaban divertidos con sus nuevos juguetes, Bill el más grande de los pelirrojos no paraba de hacerle preguntas sobre Hogwarts a Remus, quien estaba más que gustoso por enseñarle, ya que su sueño de juventud era ser profesor. Sirius le prestaba más atención a las sonrisas de su exnovio que a la charla que había entablado sobre motocicletas con Rubeus Hagrid.

Remus y Sirius aún no habían vuelto a tener un noviazgo como tal o al menos no lo habían establecido con palabras, pero desde que se habían mudado a la ciudad, para ellos era común compartir cama, darse abrazos o besos de buenos días o buenas noches.

Enero 1983

­– Tío Remus – el pequeño Harry al fin había logrado aprender a pronunciar bien – ¿esos son papá y mamá? – preguntó mientras apuntaba las fotografías de su habitación.

A Lupin se le partió el corazón, si bien desde que Harry había llegado a sus vidas el le conversaba de Lily y James, era primera vez que el niño tenía genuina curiosidad de saber un poco más y sinceramente no se sentía preparado para dar ese paso y lo peor de todo, es que Sirius se encontraba haciendo alguna tarea que le habían pedido del Ministerio.

Se aclaro la garganta, mientras tomaba a Harry en brazos y lo acercaba aún más a las fotos.

– Si cariño, ella es Lily tu mamá y era mi mejor amiga – Remus sintió como una tibia lágrimas había caído por su mejilla, Harry lo había notado y rápidamente la limpio para luego dar un besito en el lugar, haciendo que el licántropo tuviera que ahogar un llanto – y él es James, tu papá. Era el mejor amigo de tío Sirius –

– Son lindos – respondió el niño, mientras pasaba sus deditos sobre las fotos – ¿por qué ya no están? – y fue en ese momento que Remus sentía que la sangre dejaba de correr, aún Harry era muy pequeño para entender que había significado Voldemort, pero de alguna forma tenía que responder las dudas del pequeño.

– Eran los mejores. Ellos murieron, se los llevo un señor muy malo llamado Voldemort – en el instante que soltó esas palabras se dio cuenta que no había forma que el niño comprendiera lo que acaba de explicar – pero nosotros con tío Sirius te vamos a cuidar para siempre – junto su nariz con la del Harry de forma juguetona – ellos ahora estar dormidos bajo la tierra, los podemos ir a visitar a algo que se llama cementerio, les llevaremos las flores más bonitas y así verán lo que has crecido –

El niño comenzó a aplaudir para luego dar besos por las mejillas de Remus, terminaron jugando abrazados mientras se hacían cosquillas.

Al parecer Sirius no llegaría nuevamente esa noche, así que Remus y Harry se durmieron juntos luego de haber visto una película infantil.

Pero el licántropo no podía dormir, las preguntas inocentes de Harry le habían afectado y en esos momentos extrañaba más que nunca los brazos de Sirius, tenía ganas de acurrucarse sobre su pecho y soltar un par de lágrimas.

Un par de lágrimas se le escaparon, mientras acariciaba los rebeldes cabellos de su sobrino, cuanto le dolía que él no hubiera podido conocer a sus padres, ellos no merecían morir, él que era un hombre arruinado y que jamás tendría familia debiese haber muerto, no las personas más gentiles que recién estaban comenzando a criar.