Colapsando

10K 869 617
                                    


Cuando Remus despertó con frío, sentía el cuerpo adormecido y un dolor que no tenía desde hace meses. Intentó moverse, pero lo único que gano fueron unos estúpidos quejidos, aun así, mordiéndose el labio hasta hacérselo sangrar llegó hasta la ducha.

Se relajaba sintiendo la tibia agua sobre la magullada piel, dolía, pero no le importaba. De alguna extraña forma se había acostumbrado al dolor físico, pero algo muy distinto pasaba en su corazón. El pensaba que después de haber roto con Sirius la primera vez, nunca se volvería a sentir de aquella miserable forma, pero que equivocado estaba, se sentía peor. Ahora todo era su culpa, por fin se daba cuenta que el bastardo sin corazón era él, y no su amado Black.

Cuanto ansiaba en esos momentos quedar inconsciente, llenarse de pastillas muggles para dormir y quizás si tenía suerte acabar con su vida. Pero no podía, había un adorable niño de cabellos rebeldes y ojos esmeralda que le necesitaban. Además, solo estaría siendo un puto egoísta, si algo le llegaba a suceder el único que se culparía hasta el final de sus días sería Sirius.

Como pudo logró vestirse, aunque con la ropa más recata que pudo, no quería que los cardenales y cortes quedaran a la vista, no soportaría ver la mirada angustiada de su amor. Nunca lo admitiría, pero en cabeza acostumbraba a pensar en Sirius como su amor, pues por más que intento, el animago jamás fue su ex amor.

Quería mimarlo, sabía lo mal que habían estado el último mes y necesitaba enmendar de alguna forma toda su estupidez, haberse comportado de forma infantil y sobre todo, ignorarlo y hacero sufrir. Nunca olvidaría las veces que lo escucho llorar en silencioso o ver su demacrado rostro.

Hizo su comida favorita, una lasaña con mucha carne. De postre hizo un tiramisú, postre que le recordaba a ambos, pues era una mezcla perfecta entre chocolate y café, tal como ellos. Sonrío al recordar cuando Lily había hecho aquella observación, cuanto le gustaría recibir un abrazo de su pelirroja favorita, aunque eso significara un par de golpes de un celoso James.

Puso algo de música, la que sabía era la favorita de Sirius, ordenó toda la casa y se sentó a esperarlo, de seguro pronto llegaría con el pequeño cachorro. Pero pasó una hora, la comida ya estaba fría y su estómago gruñía por algo de comida, después de todo no había probado bocado desde el día anterior.

Pero se resistía a comer algo, él quería tener una cena con su familia. Una de verdad, donde la exquisita comida solo fuera un complemento a la entusiasmada cena. Volver a reír de verdad con Sirius, juguetear con Harry y sentir la calidez que tanto amaba al pensar en su hogar.

Remus dormido sobre el sillón, dio un sobresalto al sentir ruido. Sirius venía llegando por red flu. Traía a Harry pegado a su pecho, de inmediato le dio una mirada y apenas le saludo con un movimiento de cabeza. Para luego ir a acostar a su pequeño ahijado, quien al parecer ni se había percatado del viaje.

Remus le siguió sigiloso, observando todo con sumo cuidado.

- Sirius hice lasaña – soltó el licántropo con entusiasmo, se sentía algo avergonzado por actuar de esa forma. Pero el animago le dedicó una mirada que no pudo descifrar.

- Con Harry ya cenamos. Buenas noches Lupin – y sin esperar respuesta pasó a su lado, prácticamente haciendo que sus hombros chocaran.

Remus se quedó estático, se había quebrado. Pasaron algunos minutos hasta que al fin pudo reaccionar. De forma parsimoniosa fue hasta la cocina, ordenando todo y guardando la comida para el día siguiente.

Su hambre de alguna extraña forma se había quitado, más bien, un nudo en el estómago no le dejaba pasar bocado. Esa noche no durmió, apenas pudo pegar los ojos por el dolor de su cuerpo, pero lo que más daño le causaba era la indiferencia de Sirius. El hombre lobo no sabía muy bien como había pasado la noche, cuando vio el sol se levantó como un resorte, haciendo que su cabeza doliera aún más.

Como si fuera nuestro hijo (Wolfstar y Drarry) Onde histórias criam vida. Descubra agora