Capítulo 10. Confidencial

1.1K 119 28
                                    

Chat Noir entró en pánico y se apresuró a tomar las fotos, no era algo que quisiera que Marinette supiera, y no por que no confiara en ella, sino por que estaban hablando de su padre, de su sangre, de la persona que, se suponía, había influido desde siempre sobre él.

Quizás en ése momento ella no supiera que, quien se encontraba delante de ella, era nada más y nada menos que Adrien, el hijo del hombre que había aterrorizado París durante tanto tiempo, el hombre que casi provocaba la muerte de su propio hijo, el mismo hombre que, aparentemente, no sentía nada parecido al amor paternal. Chat cerró sus ojos, sin poder creer que por un momento, y sólo por un momento, había pensado en aquella tan inaudita posibilidad de ayudar a su padre en secreto, en intentar cambiarlo de alguna forma, sin necesidad de exponerlo a nadie. Pero se dio cuenta que era imposible hacerlo solo. Sin ayuda. Sus heridos y traicionados sentimientos se interponían en su labor de héroe. Obviamente necesitaba toda la ayuda necesaria. Tanto física como emocionalmente hablando.

Adrien apretó con fuerza las fotografías que escondía detrás de su espalda ante la mirada acusatoria de su princesa. Ella se veía sorprendida y a la vez bastante confundida. No sabía qué era lo mejor que podía hacer para no tener que dar explicaciones.

Sí, la quería. La quería mucho. Ya no lo negaría más. Marinette había cavado hondo en su ser y ya no podía sacarla de allí, pero... Sus sentimientos amorosos y sus sentimientos filiales eran dos cosas opuestas que aún no había logrado equilibrar. Por lo tanto, decidió ocultar ésos secretos del mundo, o al menos... De ella.

Y la verdad era que... También se sentía algo avergonzado.

—Por favor, Princesa, no me hagas más preguntas. Te lo diré todo una vez que se lo haga saber a Ladybug, pero por ahora... No puedo decirte nada.— pero eso sólo era una excusa. Pero no quería pensar en ello.

Marinette entendió que Chat Noir quisiera mantenerlo en secreto, pues era algo demasiado confidencial como para ir por allí diciéndolo a todo el mundo, pero, para ser sincera, jamás se había imaginado que él se tomara tan en serio su trabajo como héroe, así que sin decir nada, sonrió, se paró de puntitas y le depositó un suave beso en la mejilla. ¿Por qué? Sólo... Sólo por que quería.

—Entiendo. No haré más preguntas. Pero entonces... ¿No tienes que ir con ladybug?— sugirió con tono inocente. Quería cerciorarse de que lo que estaba pensando no era algo completamente equivocado. Y si no lo era, entonces debía poner todo en marcha para acabar con ello.

Chat Noir sintió una extraña sensación en su pecho. Algo así como un destello, una luz o un fuego, era cálido y cómodo. Eso... Eso provenía de Marinette. ¿Era aquello, acaso... Poseer la confianza absoluta de alguien? Pues se sentía muy agradable.

—Tienes razón... Pero no siempre tengo suerte al buscar a Ladybug. Normalmente nos encontramos en la torre Eiffel los días sábados por la tarde, para informar cualquier cosa o suceso en el  transcurso de la semana. Pero hoy es martes. ¿Tú por casualidad no...?

—¡Notre Dame!— se apresuró a decir la azabache.— Ella siempre va para allá. Si vas ahora, quizás la encuentres.

Chat enarcó una ceja. —¿Cómo sabes tanto de Ladybug?— no pudo evitar preguntar.—Últimamente hablas de ella como si fueran la misma persona... Aunque sólo es un poco de curiosidad, así que no te pongas celosa, ¿está bien?— bromeó guiñando un ojo. Su sonrisa se volvió coqueta y aquel aire superior que hace tiempo no sentía por fin había regresado. Estaba volviendo a ser el mismo... Poco a poco.

—Ya vete, Ladybug podría no estar cuando llegues hasta allá, así que mejor apresúrate... ¿De acuerdo?—Marinette intentaba sonar tranquila, aunque por dentro los nervios la estuvieran matando. Chat caminó unos pasos lejos de ella antes de voltear, regalarle la más hermosa y sincera sonrisa que le podía dar y salir por fin por la escotilla hacia el balcón, pero Marinette se apresuró a seguirlo y a tomarlo de la muñeca. Necesitaba pedírselo. —¿Te parece si...? Hum... Bueno... El lunes que viene es San Valentín y... Y yo... ¡Me preguntaba si querías pasarlo conmigo!—preguntó de forma apresurada. Sus ojos cerrados en espera de una respuesta.

El tiempo pasó.

Los nervios aumentaron.

Y de pronto, la sensación de los labios de Chat Noir sobre su frente la obligó a abrir los ojos.

—Está frío, no salgas sin un abrigo o te vas a enfermar... No quiero que nuestra cita se cancele por ello, ¿Está bien? Vendré a buscarte después de tus clases. Te... Te quiero mucho, Princesa.— y saltó hacia otro tejado, perdiéndose en la oscuridad.

Marinette soltó un suspiro.

Qué bonita sensación se sentía en su pecho.

—Marinette, ¿no deberías ir con él? Dijiste que Ladybug lo esperaba allí.— la voz de Tikki se escuchó desde adentro, sacándole de sus pensamientos.

Cierto. Era hora de hacer un buen trabajo.

—¡Tikki, Transformación!

...

¡Comenten! ¡Comenten! ¡Comenten!

No importa qué... Me encanta leer y saber lo que piensan.

¡Saranghae, Chingus!

Bajo la misma Luna (Marichat) [TERMINADA] Where stories live. Discover now