Bajo la misma Luna (Marichat) [TERMINADA]

Capítulo 6. Aceptación

Era molesto.

Era jodidamente molesto.

¿Desde cuándo le molestaba tanto no poder actuar y demostrar como en verdad se sentía? ¿En qué momento había comenzado a acumular tanto rencor dentro de sí mismo? ¿Por qué se sentía tan furioso consigo?

—¡Maldición!— gritó Adrien mientras tiraba un objeto al azar que había tomado luego de llegar a su habitación y quitar la transformación.

—Oye, oye...— intervino el pequeño Kwami volando hacia el rubio. —Sé que estás molesto y todo pero... ¿No crees que tienes más cosas por las qué preocuparte? Tu padre llegará mañana y aún no has confirmado nada. ¿Aún piensas que él podría ser Hawk Moth o... Sólo fueron delirios de la fiebre?

Cierto.

Lo había olvidado.

Últimamente se preocupaba más por las dudas que carcomian su cabeza respecto a la verdadera identidad de su padre que de su vida amorosa. Las preocupaciones le habían quitado su esencia y para colmo, justo cuando planeaba seguir a su padre hacia donde fuera que se dirigía, la fiebre y el dolor de cabeza que había estado sufriendo los últimos días lo llevaron a casa de Marinette, donde sin esperárselo cayó desmayado en los brazos de su oh, jodida tentación.

Tenía muchas más razones para no pensar en alguien que un simple "me niego". Aunque eso no quitaba el hecho de que obviamente había estado soñando con su pequeña y azabache amiga. Quien, sin proponérselo, aparecía en su mente cuando más frustrado y dolido se sentía.

No había duda... Su padre era Hawk Moth, pero... ¿Dónde escondía todas las evidencias? Eso era exactamente lo que él había estado buscando desde que empezó a sospechar de su padre, lo que sucedió justo un día después de la increíble noche de Navidad.

Adrien cerró los ojos y soltó un suspiro, intentando mantener la calma y conseguir algo de paz interior. Pensó luego de un rato que lo mejor sería ir poco a poco. Solucionar uno por uno todos y cada uno de los problemas que ahora lo abrumaban, de ése modo, no sé vería afectado ni mucho menos enredado en cientos de pendientes por hacer ni cientos de secretos por descubrir. Era hora de organizar su vida y su tiempo.

Cuando por fin abrió los ojos, su mirada automáticamente se dirigió a su escritorio, donde, junto a la foto en grupo de la escuela, se encontraba el regalo que Marinette le había dado... Un increíble y único cuaderno hecho y personalizado sólo para él, junto a una pluma con tinta invisible, por que, según la tarjeta que venía dentro del envoltorio, "los secretos son sólo nuestros". Y ella tenía razón, todos esconden secretos, él no era la excepción.

Adrien escondía un secreto, uno que deseaba que jamás se supiera. Al menos, uno que, esperaba, Marinette jamás tuviera que saber. No. Por que ella... Ella lo amaba sólo siendo una mentira.

Lo amaba solamente siendo Adrien.

Y él, en realidad, no era ni la cuarta parte de lo que Adrien demostraba ser.

(...)
Dos días más tarde...

Marinette observaba distraída los guisantes sobre su plato de comida. Sus padres acababan de llegar y todo en lo que podía pensar eran los sucesos de los días anteriores.

Estaba agradecida de que los akumotizados cada vez fueran menos, lo que le daba más tiempo y libertad para pensar en sus problemas personales. Aunque, siendo sincera, últimamente le daba mucho más tiempo de lo que le resultaba sano.

No podía concentrarse en nada más que en sí misma, nada más que en sus jodidos problemas emocionales. Chat Noir comenzaba a ser una piedra en su zapato... Oh, más bien, en su corazón.

¿Qué era lo que estabas mal con él?

Mejor dicho... ¿Qué estaba mal con ella?

Se levantó de golpe y sin decir ni una sola palabra, se dirigió a su cuarto, donde lo primero que se le vino a la mente al ver su diván frente a ella fue aquel beso que el extraño y enfermo gatito le había dado. Cerró sus ojos con fuerza... Debía aclarar todo. Quería saber qué era lo que pensaba Chat Noir sobre ella.

Marinette sabía que era momento de aceptar lo que sucedía en su interior... Por más confuso que eso le pareciese.

...