"Siempre a tu lado, Hachiko". ¿Quién no iba a llorar con esa película?

Bueno, la cuestión fue que se mezcló Andrés, las hormonas, la película y mi esposo ausente en el mismo lugar. Eso dio una extraña charla, donde nunca en mi vida me hubiese imaginado a ese ser, hablándome así. Sinceramente, me sorprendí tanto que empecé a llorar mucho más y me dio miedo de que se enterara de que yo le estaba mintiendo.

Parecía tan honesto al hablarme.

Es inmaduro lo que hice y eso lo sé, pero estamos hablando de mí y los sin fines de errores que cometo diariamente. Ahora debo pensar como pagarme un abogado. Si el señor Anton no me demanda por incumplimiento de contrato, me demanda mi esposo ausente por daños y perjuicios.

Debo abrirme una cuenta en Only Fans. Estoy segura de que haría una bola de dinero.

¿Cómo puedes pensar así, Daphne? Bueno, el abogado no se puede pagar con mi cuerpo... ¿O sí?

En fin, aquí estamos otra vez, regresé a mi amado y limpio hogar, hablé con Tina, que por cierto, me regañó más que mi propia familia. Según ella, las amigas deben contarse cuando están bien y mal, darse apoyo y despotricar o amar a mi ausente marido, cuando haga algo bien. Por ahora, ella lo ama, dice que está listo para dar el siguiente paso. No sé cuál, pero según lo dicho, lo está.

Nota mental: No volverla hacer enojar y buscar en internet, cuál es ese supuesto siguiente paso que da un esposo ausente, poderoso y que está muy bueno.

—Daphne, tenemos reunión en 3 —miro mal a Tina, por no entender lo que decía—. Oh, cariño, no me des esas miradas tan crueles. Te recuerdo que es nuestro amado CEO, quien nos está dando tres segundos para correr a la sala de reuniones —miro para otro lado mientras me cruzo de brazos—. A ti te dio 4 segundos porque tenías un derrame de sangre intenso —dice con burla, la miro asqueada y esta empieza a reír—. ¡Corre como el viento, tiro al blanco!

—¡No sabes como te odio, tonta! —grito, mientras me voy alejando de ella—. Venga, que tú tienes un minuto menos que yo, pero tus tacones son más altos que los míos —río con malicia, a ella se le borra su sonrisa.

¿Quién dijo que en un juego de dos, yo no podía jugar sucio? Aunque el derrame de sangre llegó en esa casa, hoy es lunes y mi tercer día de fuente... pero nadie necesita saber eso.

Llego a la sala de reuniones y me doy cuenta de que a mi querido esposo, una mujer que desconozco su procedencia, está tocando el brazo fornido de ese sujeto, como si fuera masa de pizza.

Sé qué es una pésima comparación, pero parece que a él le gusta mucho ser manoseado por cualquiera, que no sea su esposa.

—¿Eres la secretaría de Günther? Te demoraste mucho y me tocó pedir un café con leche cualquiera, ¿Quieres matarme? Debes tener en cuenta las necesidades de los inversionistas de la empresa. No sé como logran contratar a novatas sin experiencia —me reclama enojada.

¿Inversionistas? ¿Exactamente qué empresas puede tener una mujer que no se mide ni contiene?

¿Una leche cualquiera? Pero se te nota a lo lejos que te comes todo sin importar la procedencia.

—No fui informada de las exigencias de la señora —le explico amablemente, remarcando la última palabra. Quiero darle una patada en la boca llena de bótox—. Tengo memoria fotográfica, me resulta imposible fallar a la hora de que me digan algo. Por esa razón, estoy segura de que tampoco vi su nombre en la lista, que era completamente de hombres —la tipa me ve indignada y se levanta, la voz de mi esposo ausente hace acto de presencia, para calmar a la fiera.

¡Genial!

Y con ustedes... el héroe que faltaba.

Ah, no, es el villano.

Ámame si te atreves, jefeTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon