Capítulo 9

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Günther.

Casa de la familia Müller.

Una de las cosas que siempre me incomodaba de venir a casa de mis padres, era tener que hablar de trabajo o de cuando olvidaría a Hope y me casaría. Honestamente, nunca tuve intenciones de casarme con ella y sí, nos amábamos muchísimo, pero jamás se tocó el tema de unirnos en matrimonio. Ella tenía otras perspectivas sobre la vida y yo quería triunfar para hacer mucho dinero y vivir estable y feliz con ella.

No me considero una persona amargada, pero tengo un carácter altamente calificado de felicidad diferente. No puedo andar riéndome por todo y claramente soy una persona alegre cuando no trabajo. Estos últimos días los he pasado mal, por haberme enterado de lo sucedido con mi hija. Sé que Hope murió, pero eso me hizo sentir un poco de rencor por ella.

Era mi hija y siento que nunca me tomó en serio, aunque por años le demostré estar seguro de vivir con ella.

—Tal vez te faltó amarla más y decirle que todo estaría bien si un día alguno de los dos no estaba —esa voz en mi cabeza me está empezando a molestar.

Vine a la comida con mi familia obligado, y sé qué obligué a Daphne, pero no me apetecía venir solo. No cuando estoy siendo presionado por la locura que mi padre nos hizo hacer. Puede que tengamos muchas cosas que aclarar, pero estoy tratando de llevar la fiesta en paz. No quiero seguir recordando como una película trabada en la misma escena, que ella solo está por el dinero.

Me gusta, no lo niego. Es más, creo que sería un completo loco si ella no despertara ningún interés en mí. Si lo hace, pero también hace que considere muchas cosas en mi personalidad y lo que quiero hacer.

¿Son sentimientos pasajeros o es algo que puede crecer con el paso del tiempo? No sabía que ella sería mi esposa. Como dije antes, era mi esposa olvidada porque el día de nuestra boda, ambos enviamos a sustitutos, para evitar que, por lo menos en mi caso, ella no apareciera.

Tal vez fui un tonto por lo que hice, pero la vergüenza por pensar que mi padre me había arreglado un matrimonio y que debía tener un contrato de por medio, me hizo animarme a llevar al sustituto.

Y no estuvo mal porque durante los primeros años de matrimonio, vivimos bien.

Y ahora estamos aquí en mi auto camino al matadero, tratando de ponernos al día para conocernos y que la comida con mi familia, no le caiga mal, con tantas preguntas que le harán.

—Aunque me molesta mucho la situación, ya estamos aquí y debemos ganar esta partida —comenta, bajando la música al reproductor y girándose para verme mejor—. Soy muy competitiva y por esa razón trato de destacar en mi trabajo. Vamos a conocer nuestros gustos porque no quiero que tu padre se entere de que durante el mes que ha transcurrido, solo nos hemos odiado —admite, la miro fugazmente, pero sé qué es seria con lo que dice.

—Vale, vale. Sé qué estás por graduarte de administradora. ¿Cuál es tu sueño después de tener el diploma contigo? —pregunto, girando el volante, para entrar a un centro residencial, ella empieza a reírse como si de algo gracioso se tratara mi pregunta.

—Mi sueño era ser princesa —dice, parando de reírse—. Desde que era pequeña, fui tratada como alguien especial. Mi padre me dio todo lo que yo pedía sin importar que tan costoso fuera. Siempre supe que teníamos ciertos problemas financieros, pero quería casarme con un príncipe más que todo porque mis padres no pudieron darme un poni —sonrío interesado, no me equivoque al decir que ella era muy inocente para este mundo—. Mi sueño no ha cambiado ahora que he crecido... me refiero al poni —nos empezamos a reír—. ¿Cuál es tu sueño? Ahora que tienes una empresa, no creo que ese sea tu final.

Ámame si te atreves, jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora