Capítulo 25

5.8K 445 42
                                    

Esperas que las cosas vayan bien, al ir pasando el tiempo.

Daphne.

Desde hace unos días vengo sintiendo que algo va a salir mal, no sé qué, pero siento un presentimiento en mi corazón que no se me va y, aunque trato de hacerme la loca y no confiar en ello, el bendito presentimiento no desaparece. He estado tratando de hablar con Tina e Ivan, pero al parecer las cosas no les están funcionando correctamente. Siguen discutiendo por cosas que Ivan, solo le niega. Ellos se gustan muchísimo, pero hay una desconfianza por parte de ella que no quiere ceder. Yo sé qué también me separaría si descubriera a mi esposo ausente que ahora está presente, pero no quiero pensar en ello.

El problema aquí es otro...

¿Exactamente en qué momento mi buen esposo y yo tendremos algún tipo de intimidad? No es que esté apurada y mucho menos es algo que quiera. No, no lo quiero...

Solo es que mientras él y yo nos desconocíamos como matrimonio, él vivía diciéndome cosas y haciéndome sentir deseosa por él, pero ahora han cambiado los sentimientos y nuestra situación, pero lo menos que me insinúa, es querer tener intimidad conmigo.

«¿Dónde está mi hombre rudo?», río, ante mis pensamientos.

—Llamando a tierra a mi querida amiga —la voz de Tina, llama mi atención—. Tengo tanto tiempo hablando con tu cuerpo sin alma, que estoy segura de que me van a declarar loca —soltamos una carcajada, me acomodo en la silla de la cafetería de la oficina.

Estábamos en nuestra hora de descanso y subimos a la terraza. La navidad estaba a la vuelta de la esquina y todavía no había hecho la cena para recibir el espíritu de la navidad y mucho menos, había puesto el árbol.

Este fin de semana lo pondría sin falta.

—Tonta, entonces repite desde el inicio todo lo que estabas hablando en mi ausencia —alza una ceja y me lanza una servilleta, me empiezo a reír ante su rostro de indignación.

La veo por primera vez relajada. A veces solo hace falta salir con una amiga para hacerte sentir mejor y olvidar que la vida es dura.

—Vuelve a ignorarme y te juro que te bloqueo de todas mis redes sociales —asiento frenéticamente—. Tanta junta con Jumper, te está haciendo un daño horrible —suspira cansada—. Hagamos una salida de fin de semana. Sé que me has repetido mucho que quieres poner el árbol y harás una cena de navidad, pero Ivan no querrá ir solo conmigo. Vayamos a un bosque, alejémonos unos días de nuestras vidas tan complicadas —la miro interesada, ella cruza sus piernas y vuelve a hablar—. Quiero pasar tiempo con mi osito. Lo amo y sé qué las cosas entre nosotros cada vez van de mal en peor, pero quiero estar con él —la miro comprensiva—. Quiero abrazarlo, besarlo, quiero demostrarle lo mucho que quiero vivir con él, pero he metido la pata y no logré arreglar las cosas. Me he dejado llevar y no me importó más nada que esas fotos —sonrío de lado, negando con la cabeza.

—En lo que nuestro jefe llegue a la compañía, le digo sobre los planes que tienes —ella coloca su mano encima de la mía—. Él ha cambiado bastante, Tina. Lo veo de una manera que me hace quererlo cada día más. Ahora que nos reconocemos como esposos, quiere que nuestras ropas estén juntas y quiere pasar más tiempo conmigo en casa —me mira sorprendida—. Quiere tener un hogar, Tina. Claro que saldríamos a muchos lugares, pero él quiere un día para la semana para nosotros.

—Ivan es así... él es muy hogareño y prefiere muchas veces estar viendo una serie conmigo un fin de semana, que salir a cualquier lugar y tener que ocultarme de los paparazzi —suspira.

—¿Por qué simplemente no sales a la luz y mantienen su relación privada? —le pregunto seriamente—. Sinceramente lo veo como una gran opción.

Vemos como todo en la cafetería queda todo en silencio, Tina me murmura que viene la innombrable y sí, se me dañó mi tarde con esa presencia indeseable.

Ámame si te atreves, jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora