Capítulo ∞ 9

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DANIEL

Con dos vasos de café en mis manos entro a la clínica donde se encuentra Mamá T. Se me ha hecho una costumbre venir los domingos a visitarla, puesto que es el único día que Nena no viene. Le he cogido mucho cariño a esa señora, además de que es súper enérgica también es graciosa y me encanta empaparme de su buen humor.

Doblo en la esquina para comenzar a subir las escaleras pero me topo con Macarena. Casi se me caen los vasos de la impresión. Ella no me nota ya que tiene la mirada en el suelo. Observo cómo sale de la clínica pareciendo un alma perdida.

Me apresuro y subo las escaleras hasta la habitación de Mamá T y entro sin tocar, encontrándola a ella y a doña Patricia en una acalorada discusión.

—Buenas tardes —digo para llamar su atención.

—Daniel, querido. Qué bueno que estés aquí. Ya me preocupaba que no fueras a venir.

—Tuve algunos inconvenientes —me excuso mientras tomo asiento y le entrego un vaso de café a la madre de Nena.

—¿Y para mí no hay café, muchacho? —pregunta Mamá T.

—No, Ma. Sabes lo que dice el doctor acerca de eso. Nada de bebidas oscuras —le recuerdo con una sonrisa mientras me llevo el vaso de café a los labios.

—Maldito —murmura.

Yo me río por lo bajo y me tomo el café en silencio, mientras Patricia y Mamá T continúan con su conversación anterior. Aún sigo pensando en la mirada perdida de Nena, no se veía del todo bien.

—Me he encontrado a Nena —anuncio y la habitación permanece en completo silencio.

—¿Cuándo?

—¿Dónde?

Preguntan ambas al mismo tiempo.

—La primera vez fue...

—¡¿Primera vez?! —exclama Patricia—. ¿Cuántas veces se han visto?

—Dos... En realidad sólo una porque esta vez ella iba distraída.

—¿Qué te dijo?

—¿Cómo reaccionó?

Vuelven a preguntar al unísono.

—Tranquilas, déjenme explicarles. —Tomo una bocanada de aire y les cuento la historia de cómo nos encontramos en el parque ayer y cómo la vi saliendo de la clínica hoy. Es duro decirles lo mal que reaccionó ella al verme, pero no esperaba otra cosa. Verdaderamente me rompe el corazón haberla visto tan desolada, pero ella no me deja ayudarla, no me deja acercarme, y mi último recurso son su madre y su abuela.

—¿Qué vas a hacer? —pregunta su mamá.

—Creo que ya es tiempo de presentarme formalmente. Han pasado ya dos semanas y no puedo aguantarlo más. Mi tiempo se acaba y tengo que volver al trabajo en tres semanas más. No puedo esperar más así que he decidido que este será mi último intento.

—Sé que es egoísta de mi parte pedirte esto, pero dale un poco más de tiempo. Ella entrará en razón —me suplica Mamá T.

—Estoy dándole todo lo que puedo dar. Pero ella no lo quiere y ya no sé qué más hacer. La amo más de lo que pueden imaginar, pero creo que Macarena ha dejado muy claro que ya no me quiere en su vida. Sólo vine aquí para apoyarla en lo que necesite y aceptar lo que decida.

—Eres demasiado bueno para ser real. Si tan sólo fuera cincuenta años más joven —dice Mamá T con un suspiro, consiguiendo una pequeña carcajada de mi parte.

Adoro a esta mujer, casi tanto como a su nieta.

—¿Cómo van los exámenes? —pregunto, dándole otro sorbo a mi café que ya se ha enfriado.

—Por el momento estoy estable, pero el doctor Gutiérrez no nos quiere dar falsas esperanzas así que siempre estamos preparados para lo peor.

Asiento sin ser capaz de pronunciar palabra. Si Nena pierde a su abuela estará devastada y no quiero eso para ella. Esa clase de sentimiento, la pérdida, es algo que ningún ser humano debería atravesar.

—Si muero... —empezó a decir Mamá T pero su hija la interrumpió.

—Mamá, no digas eso.

—No hay nada más normal que la muerte. Todos vamos a morir algún día y ese es un hecho que tú y mi nieta no han podido comprender. No les voy a durar toda la vida y si mi forma de morir es esta entonces hay que aceptarla.

Patricia no discutió nuevamente, en lugar de eso se puso de pie con la excusa de que iba a buscar más café.

—Como decía. Si muero en esta cama, quiero que sepas, si es que ella misma no te lo dice, que Macarena te ama. De verdad lo hace. Nunca la había visto tan radiante después de que mi Bran muriera en ese accidente; ese chico sí que la hacía feliz.

Hablaba con reverencia de aquel hombre, y lo único que pude sentir fue alivio al saber que Macarena había tenido a alguien como él en su vida. Pero ahora era mi responsabilidad hacer feliz a Nena, y no estaba haciendo un buen trabajo en eso.

—No pongas esa cara de tormento, mijo. Que mi Nena te ama, ya te dije. Sólo que está tan asustada de perder a alguien más que se cierra en sí misma. Dale tiempo.

En estos momentos no hay nada que pueda hacer más que esperar.

***

Tomo mi móvil apenas salgo del baño y marco el número de Nena. Hace mucho me resigné a que ella no me iba a contestar ni devolver mis llamadas, así que me conformo con escuchar su correo de voz antes de dormir. Es lo único que me conecta a ella por ahora, pero eso muy pronto va a cambiar.

He decidido darle un poco más de tiempo, al menos mientras se hace a la idea de que soy real y no un producto de su imaginación. Por ahora me concentro en Mama T y en cómo va progresando cada día, lo cual me alegra sobremanera. La mayor parte del tiempo desde que llegué me la he pasado con ella y, a decir verdad, es muy conversadora y da consejos realmente buenos. Por ella es que no he desistido.

Sólo espero que esta confianza aguante un poco más.

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¡HE VUELTO! Lo siento, desaparecí como por unos cuatro meses (?). La verdad no sé hace cuanto no subía capítulo. La cuestión es que el siguiente mes me iré a vivir a otro país por una beca que me gané y he estado muy liada con esa situación. ¡Estaré un año entero por mi cuenta, sin mi familia o amigos! Será duro... En fin, quiero darle con toda a esta segunda parte de Cenizas. Será más corta que la primera (unos 20 capítulos) y comenzaré con la tercera parte.

¡Deséenme suerte! (Con la historia y con el viaje xD)

Gracias por el apoyo, por la paciencia de las que aún no me abandonan y por todo el amor que le tienen a esta historia.

Nos leemos pronto.

Cenizas de una felicidad efímera © | #2Onde as histórias ganham vida. Descobre agora