Capítulo ∞ 19

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DANIEL

Llego al apartamento y lo primero que hago es desempacar. No quiero dejarlo para después, ya que estaré sumamente ocupado poniéndome al día con las actividades del Club. No hay nadie aquí aparte de mí por lo que termino sin ningún tipo de distracción.

Me acuesto en mi cama, sintiéndome extraño al estar de vuelta. Aún no puedo creer que Nena y yo de verdad estemos bien nuevamente. Es como si la solución de todo hubiera estado siempre en la palma de nuestras manos, pero la vida es un poco más complicada que eso.

Le envío un mensaje a Manuel diciéndole que ya estoy en casa, y otro a Nena para hacerle saber que llegué bien. Mientras espero a que responda no puedo evitar recordar nuestra despedida hace unas horas.

Permanecí con Nena en mi regazo en la sala de espera del aeropuerto, esperando que mi vuelo fuera llamado, aprovechando hasta el último minuto que podíamos tener juntos. Ella me contaba acerca del grupo de apoyo al cual está asistiendo y cómo por casualidad encontró ahí al hermano de su ex-prometido.

—Definitivamente el mundo es muy pequeño —comenté.

—Lo es. —Ella rozó su nariz con la mía en un gesto tierno y me besó ligeramente en los labios. Luego se retiró y revisó la hora en su reloj de mano—. Ya casi es tiempo.

—Sí.

—¿De verdad tienes que irte? —Intentó persuadirme por enésima vez.

—Sí, Nena. ¿Sabes cuánto cuesta un pasaje de aquí a Palma? —pregunté incrédulo—. Además, debo retomar las cosas con el equipo. Manuel está que se sube por las paredes del estrés, pero creo que en un mes podré volver durante las vacaciones de Junio.

—Será el mes más largo de mi vida.

—Concuerdo. —Sonreí con algo de tristeza y acaricié su rostro con suavidad—. ¿Tenías que darte cuenta tan tarde de que estabas lista para amarme?

Retira la vista, avergonzada.

—Perdón.

—Eh, sólo te estoy molestando. Fuera hoy o en un año, la noticia de que me amas de la misma forma que yo a ti me haría siempre inmensamente feliz.

—Pero te vas —dijo con tristeza.

—No por mucho tiempo, amor mío.

—Te echaré tanto de menos. No he dejado de extrañarte desde que me fui de Palma, y ahora que por fin hemos resuelto todo...

Las lágrimas se acumularon en sus ojos, y cuando se empezaron a deslizar por sus mejillas color canela las limpié rápidamente con mis pulgares. Detesto verla llorar, y más si yo soy el causante de sus lágrimas.

—Escucha, Nena. —La miré directamente—. De verdad desearía quedarme, y más sabiendo que tu abuela aún está delicada de salud. Juro que, en estos momentos, no hay nada que quiera hacer más que perder este vuelo. Pero si no regreso ahora, no tendré trabajo al que volver después. Fernando ha sido más que comprensivo al dejarme saltar tres semanas de trabajo, pero no quiero abusar de su confianza después de todo lo que él ha hecho por mí desde que entré al Club. ¿Entiendes eso?

Ella asintió ligeramente.

—No me voy porque no quiera estar contigo. ¡Dios! Si supieras el dolor que me causa verte triste, sabrías que yo estoy sufriendo también con esto. Pero cuando menos lo pienses estaré de vuelta, amor. Sólo hay que tener un poco de paciencia.

—Paciencia —murmuró por lo bajo.

—Paciencia —confirmé.

Después de eso nos dedicamos a disfrutar de nuestra compañía en silencio hasta que no pude posponer más mi entrada hacia la puerta de salida donde tomaría el avión. Abracé a Nena como nunca antes he abrazado a nadie y me prometí a mi mismo hacer todo lo posible por volver a estar junto a ella pronto.

Cenizas de una felicidad efímera © | #2Where stories live. Discover now