I.5 - KONOSUBA: ¡El Rey del Mundo soy Yo!

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Tercera Persona

Antes de que Astro pudiera atacar, una espada negra fue lanzada en su dirección cual estrella ninja de Naruto. Por supuesto, Astro la evitó justo a tiempo inclinando ligeramente su cabeza, así ignorando un disparo que buscaba separársela de su cuerpo.

Enojado, pisó el suelo nevado con fuerza y saltó briosamente hacia delante, preparando un nuevo ataque de su espada.

–¡Estilo del Rey Dragón Dorado: Impacto Demoledor!

El monstruo con aspecto de sombra se preparó para bloquear el corte de Astro, levantando su espada. Sin embargo, fue recibido con una embestida de cuerpo completo que rompió su balance. Cuando cayó al suelo derribado, sintió que el impulso tomado por su contrincante era comparable a la fuerza de una gigantesca bola de demolición.

–¡Estilo del Dragón Demoníaco: Triple Espada Matadioses!

Forzado a reaccionar o morir, el hombre sombra saltó hacia atrás con la fuerza de sus brazos, y posteriormente giró en el aire para esquivar tres cortes seguidos de luz, que aún si no contaban con la potencia del sablazo que eliminó al General del Invierno, seguían siendo suficientes para partirlo en dos si le alcanzaban.

Buscando romper el ritmo de su oponente, Astro siguió al hombre sombra con varios saltos en zigzag, acercándose con una velocidad aterradora. Rápidamente descargó varios golpes de espada en ángulos y direcciones distintas, tal vez no buscando matarle, si no confundirle para poder acertar el golpe final.

Viéndose acorralado, el monstruo decidió revelar uno de sus ases bajo la manga, y en cuanto pudo apoyar correctamente ambos pies en el suelo, liberó una multitud de tentáculos negros desde su espalda, los cuales terminaban en puntas afiladas. Astro saltó hacia atrás a la vez que bloqueaba la acometida de uno de los puntiagudos apéndices, y aumentó la distancia entre ambos con una secuencia de vueltas mortales de espaldas.

Sin detenerse un segundo, Astro aprovechó la caída para afincarse en el suelo, y asumió la misma posición con su espada que cuando activó la primera Espada Matadioses, solo que esta vez bajó la cabeza e inclinó su espalda, preparándose para sacar todo el potencial de su cuerpo.

–¡Estilo del Dragón Devoramundos: Lluvia Destructora!

¡¡BLAAAAAAMMM!!

La cantidad de energía liberada fue tan excesiva que el suelo tembló a millas de su posición. En un solo instante, miles de reflejos del mismo Astro saltaron a la vez, deteniendo cada uno a dos o tres de los rapidísimos tentáculos. La sombra malvada que había recuperado su confianza y comenzado a acercarse, se sorprendió tanto que tropezó y retrocedió para no caerse de espaldas.

Un último reflejo del joven guerrero surgió de entre las oleadas de los mismos, pero la sombra tardó mucho tiempo en notar que este era el verdadero. Su cabello azul oscuro comenzaba a soltar chispas, y cuando tomó su espada con ambas manos y tensó al máximo todos sus músculos, la sombra supo que lo que estaba por pasar no podía ser bueno en absoluto.

–¡Estilo del Dios Dragón Blanco: Réquiem de los Mil Ángeles Caídos!

–Por algún motivo, esa técnica suena mucho más exagerada que las anteriores–comentó Aqua, mientras comía palomitas junto al resto de las chicas. Todas asintieron.

Y en las palabras de la diosa del agua no podía haber más razón. Una esfera de luz blanca se extendió desde una llama traslúcida que surgió en el pecho de Astro, envolviendo todo con su brillo y aparentemente deteniendo el tiempo de los vivos en el espacio que abarcaba. Las muchachitas sintieron un escalofrío cuando el aura plateada pasó sobre ellas y detuvo sus corazones.

el HARÉN de ASTRO Vol. 0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora