"Sólo tres semanas más", pensó, suspirando y dejando de lado cualquier otro pensamiento referente a su complicado grupo de trabajo.

Despidiéndose de uno de los chicos que aún esperaba en la larga fila, y con quien había entablado una amena conversación antes de ser entrevistado, se adentró en el ascensor, recostándose al fondo.

Eran las diez de la mañana y la reunión con los demás sería a las dos. Apenas contaba con un par de horas para buscar un buen lugar en el que almorzar y descansar antes de tener que dirigirse al apartamento de Jaebum. "Quizás debería llamar a Jimin" pensó de pasada, a la vez que el ascensor llegaba a planta baja. Era su día libre, si mal no recordaba, por lo que sería entretenido pasar un rato con su contemporáneo. Quizás ir a su apartamento y pedir unas pizzas no sería mala idea...

Saliendo del ascensor, y aún perdido en sus pensamientos, se dirigió a la salida del hotel, cuestionándose por segunda vez si unas pizzas sería mejor que algo de comida coreana. No habría recorrido ni dos metros cuando una gruesa y conocida voz llegó hasta sus oídos, haciéndolo girar en sus talones.

―¡Taetae!

Con sorpresa, admiró cómo Minho lo saludaba desde uno de los sillones de la elegante sala de espera de la recepción. A su lado, Seojoon y Hyungsik le sonreían abiertamente mientras no dejaban de hacer gestos para que se acercara.

―Hyungs... ― lleno de felicidad, se acercó a ellos, saltando sobre Seojoon apenas tuvo la oportunidad. ―. ¡Hyungs! ¡No esperaba verlos aquí!

―Yo también me alegro de verte, Taehyungie ― señaló el mayor, apretando el abrazo por segundos antes de dejarlo libre, dedicándole una apreciativa mirada ―. Estás más alto, ¿eh?

―Y más lindo ― siguió Minho, a lo que avergonzado, negó.

―Y más gordito ― señaló Hyungsik, picando su mejilla.

―¡Arg, hyungs, no! ― negó, rotundo ―. Me veo igual que la última vez que salimos   ― acotó, recordando que hacía más de cuatro semanas que no veía a los mayores. 

Los había extrañado tanto...

―Igual de alto, lindo y gordito ― inquirió Minho, jocoso, antes de abrazarlo por los hombros con confianza ―. Suficiente charla. Ya cuéntanos, ¿cómo te fue?

Mojándose los labios, se alzó de hombros. A esas alturas ni él mismo sabía cómo le había ido...

―Eunsook noona fue muy agradable ― comentó sin embargo, sonriendo ―. Me dio tiempo para leer algunas escenas, y luego me dejó elegir la que quería.

Seojoon fue el primero en reaccionar ante eso.

―¡Eso es fantástico, Tae! ― aplaudió, emocionado ―. ¿Cuál escena elegiste?

―Una donde el protagonista era envenenado ― musitó, avergonzado ―. En Hwarang me diste muchos consejos que no usé de la mejor forma, hyung. Y yo... Quise intentarlo nuevamente.

La orgullosa expresión de Seojoon fue suficiente para querer enterrar la cabeza entre sus manos. La verdad era que habían muchas cosas de las que se arrepentía de haber hecho en Hwarang; su pobre actuación de principiante había sido muy obvia al lado de actores con mayor experiencia, pero aún así no se arrepentía de haber tomado el papel de Hansung. Ahora tenía un mayor conocimiento de sus debilidades y de cómo afrontarlas.

Aunque no quedara, seguiría satisfecho con su actuación. Cero arrepentimientos.

―Taetae habla como todo un adulto ― contempló Minho, silbando ―. Pero ¿y sus reacciones? ¿Te dijeron algo?

DNAWhere stories live. Discover now