03/02/20

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―Una última pregunta, Kim Taehyung.

―¿...Sí? ― más nervioso de lo que pensó estaría, aguardó en vilo, en medio de la iluminada habitación, mientras tres pares de ojos seguían cada uno de sus movimientos con atención.

La única mujer en el lugar, y quien había hablado segundos antes, desvió su vista al grueso folio entre sus manos antes de volverla a él, sonriendo de medio lado.

―¿Estarías dispuesto a decolorar tu cabello? ― cuestionó, dejándolo mudo. No se había esperado una pregunta como esa ―. Mmm, un tono tirando a blanco, quizás ― meditó, buscando la opinión de los dos hombres a su lado, quienes sólo asintieron ―. Es un cambio drástico que pocos aceptan, Taehyungie, por eso me gustaría saber tu opinión al respecto.

Aún confundido, mojó sus labios, sintiéndose menos nervioso. ¿Quién en su sano juicio no estaría de acuerdo en decolorarse el cabello cuando la misma Kim Eunsook así lo requería? Es decir, si ella así lo pedía, sería hasta capaz de raparse la cabeza tan sólo por aparecer en una de sus series. Y más aún si se trataba de un rol protagónico.

Más allá del desconcierto que la pregunta le había dejado, la respuesta estaba más que clara.

―No tengo ningún problema.

Y la sonrisa de la mujer frente a él fue como un bálsamo que calmó todas sus inquietudes. Nunca antes se había sentido tan cómodo en una entrevista.

―Es bueno saberlo ―  aplaudió la mujer, dándole otro vistazo apreciativo de pies a cabeza ―. Muchas gracias por venir, Kim Taehyung.

Cuando la puerta se cerró tras él, no pudo menos que soltar todo el aire que había estado reteniendo. Hacía mucho, muchísimo, desde la última vez que se había sentido tan desesperado por conseguir un trabajo.

Cerca de él, tres hombres de gran tamaño recorrían el largo pasillo con miradas vigilantes, mientras un chico de menor estatura aparecía en su campo visual, llevando un traje negro y gafas de montura café. Con una ligera venia, lo vio desaparecer tras la puerta por la que segundos antes había salido, preguntándose si de casualidad escogería la misma escena que había personificado minutos antes, o si acaso elegiría alguna de las que más le habían gustado.

Dándole un último vistazo a la puerta de caoba, se trasladó a paso veloz hacia el final del pasillo. Ese lunes tendría prácticas con los de la universidad; como todos los días anteriores desde hacía más de una semana. En menos de un mes sería su graduación, y los profesores se habían puesto de acuerdo en combinar varias cátedras de Humanidades para hacer una mini serie que contaría como acto final obligatorio para poder recibir el título, por lo que todas las tardes, y a veces algunas mañanas, se dedicaba a editar el guión que con anterioridad habían hecho, replantear escenas, discutir sobre el vestuario y los diversos problemas que surgían en el día.

Porque esa era otra; los días llenos de discusiones y peleas por tonterías se estaban convirtiendo rápidamente en una constante en su vida diaria.

El viernes, por ejemplo, había sido Heeyeon y su agenda más que ocupada la que había alterado los nervios de casi todos. El sábado, Jaebum y su negativa de darle más diálogos a Jeongyeon y Sana. Y el domingo -porque hasta los días de descanso surgían inconvenientes-, la molestia general recayó en Jinyoung, quien prefirió pasar el día con su novia que ir a la práctica.

A decir verdad, ya estaba cansado de su grupo de trabajo. No veía la hora de ser libre; sobre todo en ese escenario, donde Minho, Seokjin y Yongsun ya no estaban con ellos para calmar las aguas o hacer el payaso. Incluso las graciosas pataletas de Minho serían mucho más llevaderas que los largos silencios y las miradas punzantes que últimamente todos se dedicaban.

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