02/08/18

1.2K 325 23
                                    


Estaba nervioso. Realmente nervioso.

Por décimo quinta vez miró su reloj de pulsera, advirtiendo que pasaban de las siete de la noche. A su alrededor el clamor de las personas que iban de un lado al otro era lo suficientemente fuerte como para aturdirlo. Quizás el parque cerca de su lugar de trabajo no había sido el mejor lugar para citar a Jimin...

―¿Yoongi hyung?

Levantándose de un salto, giró sobre sí mismo, encontrándose de lleno con la única persona que atiborraba sus pensamientos día y noche desde hacía semanas. Torpe, inclinó su cabeza, dándole un rápido vistazo de arriba abajo. Ahora llevaba el cabello color chocolate. 

Aunque trató, no pudo evitar pensar en lo guapo que se veía.

―Jiminie... ― alcanzó a decir antes de señalarle un camino lleno de frondosos árboles ―. ¿Quieres caminar?

El menor no respondió, tan sólo empezó a moverse hacia donde había señalado, dejándolo atrás. Bien, sabía que no iba a ser fácil. Llevaban varios meses sin hablar, así que estaba dispuesto a todo. La mera idea de seguir como estaban no era una opción a esas alturas.

Alcanzándolo, caminaron por varios minutos, encontrándose con una que otra pareja. La estrecha vereda era el lugar perfecto para que los enamorados se perdieran por una buen rato a darse el lote. Quizás no era el lugar más apropiado para hablar.

Jimin, a su lado, mantenía la misma expresión con la que había llegado. Con el ceño ligeramente fruncido y un aura reflexiva que no hacía más que ponerlo de los nervios. Algo temeroso, dejó escapar el aire que había estado reteniendo. No tenía idea de cómo empezar.

Gracias a todos los dioses Jimin lo ayudó.

―Entonces... ¿Lo que me dijiste por teléfono es verdad? ― cuestionó, mirándolo de soslayo. Algo perdido por segundos, alcanzó a asentir cuando comprendió a qué se refería ―. ¿Por qué ahora?

―No te voy a mentir ― dijo con dificultad, sin detener sus pasos ―. Te extraño. Te extraño demasiado, Jimin.

El menor se detuvo, a lo que él lo siguió, observándolo con decisión. No pensaba obtener un no por respuesta. De allí saldrían contentos así tuviese que postrarse ante Taehyung como ofrenda de paz. Jimin, frente a él y con la vista en uno de los árboles que los rodeaba, pareció pensar en sus palabras por un largo rato, antes de asentir hacia él con expresión circunspecta.

―¿Me escucharás?

―Claro. Por eso te cité aquí.

Y regalándole una pequeña sonrisa -la primera desde hacía mucho- retomó la marcha, dejándolo atrás. 

Aún aturdido, lo siguió luego de unos segundos, escuchando cómo carraspeaba mientras lo miraba de soslayo, aún con la ligera sonrisa tambaleando en sus labios.

―...Yo también te extrañé muchísimo, hyung.

DNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora