15/02/18

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―Y... ¿Cómo le va a Hoseok hyung?

Jimin sabía que Yoongi le tenía un gran cariño al bailarín, pero aún así no dejó de sorprenderle el cambio en su semblante nada más mencionarlo. Sus ojos brillaron con cariño mientras una suave sonrisa tambaleó en sus labios, dejando de lado la pose enfurruñada que tenía minutos antes cuando consiguió ganar el piedra, papel y tijeras para decidir qué película verían.

―Bastante bien ― respondió, sorbiendo de su taza de americano. Ambos estaban sentados en uno de los cafés del centro comercial, esperando a que la cola del cine bajara para ir a comprar las entradas ―. Las primeras tres semanas fueron algo caóticas. Pero ahora que se niveló con sus compañeros lo está llevando más relajado. El fin de semana fue a Santa Mónica, incluso.

―Vaya... Suena a que le está yendo muy bien ― apuntó, dando un mordisco a su muffin de chocolate ―. ¿No tiene problemas con el inglés?

―Bastantes ― rió, sacándole una sonrisa ―. Pero Hobi es un hueso duro de roer. En su curso van tres asiáticos que son muy buenos hablando inglés; un coreano y dos japoneses, si no mal recuerdo. Los tres lo están ayudando, y también hay una rusa con la que comparte otras clases que le está echando una mano ― comentó, suspirando mientras perdía su mirada en un punto tras él ―. Si le hubiésemos hecho más caso a Nam...

―Bueno, Hoseok hyung se la pasaba trabajando, ¿no?. Dudo que tuviese tiempo para repasar inglés. Y tú eres la persona más ocupada que he conocido en mi vida ― señaló, medio en queja, medio en serio.

―Bueno, tienes razón. Sólo Namjoon es capaz de tener varios trabajos, ir a la universidad, aprender japonés e inglés, ayudar a su padre con el hospital y aún así, tener tiempo para salir en citas ― murmuró, ceñudo ―. Creo que es mi héroe.

Rompiendo en una suave carcajada, alcanzó a asentir, preguntándose cómo Namjoon podía hacer tantas cosas cuando él sólo con la universidad tenía apenas tiempo para respirar.

Yoongi, frente a él, volvía a tener la mirada perdida. Esta vez en unos niños que correteaban de un lado al otro mientras daban fuertes grititos emocionados. Apretando la taza entre sus manos, inhaló con profundidad.

―Oye, hyung...

Yoongi cerró los ojos por un segundo, girando su rostro hacia él con una mueca inescrutable que lo puso nervioso al instante.

―No quiero.

Parpadeando con confusión, atisbó a preguntar:

―¿Cómo?

―No quiero que hables de Taehyung. No hoy. Ni nunca ― recalcó. Sintiéndose rápidamente molesto, frunció el ceño, cruzándose de brazos.

―Hyung, ¿no estás siendo demasiado infantil? Taehyung quiere-

―No me interesa lo que él quiera ― cortó, mostrando lo harto que estaba de ese tema ―. Mira, Jimin, sé que es tu amigo y lo quieres mucho. Pero Hoseok es una persona muy importante para mí y, demonios, no dejaré que el imbécil de Taehyung vuelva a lastimarlo.

―Taehyung no quiere lastimarlo. Ni siquiera lo conoces para estar afirmando tal cosa.

―Pues eso fue precisamente lo que hizo hace un mes ― apuntó, irritado ―. Ni siquiera te imaginas... Hoseok lo quería- Lo quiere mucho, ¿sabes? Él estaba tan feliz ese jueves que salimos... Y, mierda, el viernes estaba más deslumbrante que el jodido sol ― siguió, y algo en sus movimientos le dijo que se estaba conteniendo para no ser brusco ―. No vuelvas a decirme que Taehyung no quería lastimarlo, no cuando huyó a los brazos de la fulana que le gustaba apenas tuvo la oportunidad.

Inhalando con profundidad, trató de contener su propia molestia. ¿Por qué Yoongi tenía que ser tan cerrado? ¿Por qué no le dejaba explicarse?

―Sé lo que parece. Pero las cosas no sucedieron como crees, Yoongi ― dijo, acercándose un poco más a la mesa ―. Si me dejaras explicarte-

―No quiero explicaciones ― interrumpió, ceñudo ―. No quiero saber nada de Taehyung, Jimin. Ya. Acabemos con el tema.

―Pero-

―Jimin, me enojaré si sigues ― volvió a cortarlo, y esta vez ni él pudo seguir con su pose conciliadora. 

¿Qué se iba a enojar...? Pues bien. Él también estaba harto de esa estúpida conversación.

Levantándose de la silla, sacó la billetera que guardaba en el bolsillo trasero de su pantalón, extrayendo unos cuantos billetes del interior bajo la sorprendida mirada del mayor. Apenas los dejó sobre la mesa, se terminó su latte en dos tragos, y dándole una última mirada a Yoongi, se despidió con un simple "Adiós".

El rapero le caía bien, y podría decirse que en esas semanas se habían vuelto muy cercanos, pero a esas alturas se le hacía imposible seguir con esa relación; no cuando Yoongi no confiaba en su criterio. No cuando creía que él lastimaría a su mejor amigo sólo por dejar bien parado a Taehyung.

Con una última y ávida mirada al café, desechó la sensación de vacío que iba aumentando en su interior mientras se alejaba del lugar, reemplazándolo por la preocupación.

Y ahora, ¿cómo le diría a Taehyung que las cosas iban a mejorar cuando ni siquiera había logrado que Yoongi lo escuchara? A pesar de ser tan bueno actuando, él sabía que Taehyung estaba destrozado; se notaba en su opaca mirada, en sus pequeñas y falsas sonrisas, y en la máscara de seriedad que siempre lo acompañaba.

Extrañaba a su mejor amigo casi tanto como odiaba no poder ser de mayor ayuda. 

Con rabia contenida, pateó una piedra en su camino, advirtiendo como el frío viento de febrero golpeaba sus mejillas. Ahora más que nunca detestaba los miles de kilómetros que lo separaban de darle un puñetazo a Hoseok por desaparecer del mapa y hacer sufrir a Taehyung. Pero más que nada, detestaba lo desilusionado que se sentía hacía Yoongi y su clara desconfianza.

Definitivamente, no iba a volver a verlo.

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