Nada que ver con la cálida suavidad de su pequeña flor.

Abre tus ojos, lirio.

Como si ella hubiera escuchado el deseo en mi interior, suspiró y se refregó las mejillas en los brazos.

Parpadeó una vez, y luego se irguió al darse cuenta que estaba precisamente a su lado. Inmediatamente se alejó de mí con pánico en sus ojos color topacio. Para mi decepción, sus acciones causaron que su cabello estuviera fuera de mi alcance. Su cuerpo entero se tensó para la batalla, como si esperara que tuviera un brote psicótico sin razón aparente.

-Yo....

Me frené a mí mismo antes de prometerle que no iba a lastimarla. Me rehusaba a hacerlo, aunque ella no lo supiera.

Siempre es mejor ser temido.

Así que en vez de eso me moví para confrontarla.

Me levanté después de él, sólo para darme cuenta que en realidad no importaba. Aun parados él me superaba en tamaño ampliamente y me hacía sentir como si fuera pulgarcita. Que los Dioses me ayudaran si él se tornaba violento. No podría dar demasiada pelea. Ya había hecho lo mejor posible al apuñalarlo, y él me había acorralado tan rápida y fácilmente que todavía estaba sorprendida. Pero pelearía. Mientras tuviera un aliento de vida, no me rendiría sin pelear.

Sin embargo, él no se movió.

Miré al demonio, deseando tener alguna forma de interrogarlo. Si sólo tuviera mis poderes.

Entonces podría proyectarle mis pensamientos.

Pero en este momento lo mejor que podía hacer era mirarlo con odio.

Traté de hacerle señas nuevamente. Pero todo lo que logré fue que él frunciera el ceño. Algo que lo hacía doblemente siniestro al sumarle las líneas rojas y negras en su blanco rostro.

-¿Así es como hablas? -Me preguntó.

Asentí con la cabeza.

Él maldijo por lo bajo.

Usando señas de dígalo con mímica más que de lenguaje de señas, traté de decirle que, si podía devolverme algunos de sus poderes, podría hablarle.
Frunció el ceño aún más.

-¿Qué?¿El techo?¿Qué hay en el techo?

Suspiré con frustración mientras trataba de pensar otra forma de expresar que hablaba de mis poderes. Moví los brazos como si representara humo.
Él frunció la boca, disgustado.

-Esto es molesto. -

El demonio no tenía idea.

Me tomé un momento para pensar qué más podía intentar. Tenía que haber alguna forma de escribir...

Antes de que pudiera parpadear, él se manifestó frente mío. Sólo su tamaño y el shock de que apareciera tan cerca de repente, me dejaron sin aliento. A la distancia, él parecía fiero.

Tan cerca como estaba ahora, podía, literalmente, sentir sus poderes. Eran como una corriente eléctrica en el aire que me ponían los pelos de punta.

Él era mucho más grandote que yo y no tenía nada que ver con la armadura que tenía puesta. Era enorme.

Esos ojos verdes amarronados me quemaban con una frialdad tan profunda, que era increíble que no me hubiera convertido en una estatua de hielo.

En ese mismo momento, me tomó con un brazo y me atrajo hacia él. Sus ojos brillaron un instante antes de que bajara su cabeza hacia mis labios.

Por un segundo, me paralizó con la cálida suavidad de sus labios. La gentileza de su abrazo mientras su lengua barría con la mía en el beso más dulce que había conocido.

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt