Toda Una Eternidad (Lawliet y Tú)

Capítulo 40

No dijimos nada pues en todo ese tiempo de silencio me puse a mover cosas en mi mente, dándole lugar a Light como mi posible punto de partida para lograr entender lo que me había sucedido, habían cosas de él que simplemente no tenían sentido y mientras más pensaba, más congruente se me hacía el hecho de que Light tuviera algún tipo de compañía posiblemente peligrosa, pero por cada vez que trataba de encontrar mi respuesta para esa posible compañía, mi mente se quedaba en blanco, lo cual me ponía cada vez más nervosa a causa de mis tantos recuerdos que no podían ser soportados y almacenados en una mente humana a la cual estaba anclada.

L y yo no hablamos, él decidió darme mi espacio al darse cuenta de que yo necesitaba pensar y así pasé horas buscando entre mis recuerdos, incitando a mi mente a que buscara entre todos ellos algún tipo de información importante que pudiera ayudarme a seguir con mis sospechas, fue así que me quedé dormida.

—¿_____?¡Qué está sucediendo!— entró el ministro por la puerta unos segundos después de que yo haya dado la alerta.

—¡Ministro! ¡Ministro detenga esto!— le suplicaba yo mientras veía como Bryce tomaba el cuchillo con sus manos.

—Yo...no puedo ir contra los dictados del desti...

—¡No son los dictados del destino! ¡No son los dictados del destino!— lo interrumpí desesperada sin quitar la vista del portal y de el alma humana que estaba bajo mi cuidado.

—Los Dioses Neutros...— murmuró el ministro de almas al ver al chico a través del portal.

—¿Qué?— pregunté mientras sentía todas mis extremidades retorcerse a causa de la desesperación que sentía mientras escuchaba los pensamientos de Bryce.

—Los Dioses Neutros están interviniendo para que esta alma se sacrifique antes de tiempo— mis ojos temblaron al escuchar sus palabras.

—¡Deténgalos! ¡Haga que paren!— supliqué una vez más entre sollozos al escuchar la primer cuchillada que se daba Bryce a sí mismo.

—No...no podemos detener esto, es demasiado tarde y aunque podamos, nos llevaría tiempo, para cuando lo logremos el chico ya estará muerto— sentí como cada parte de mi rostro se desfiguraba mientras las lagrimas salían una tras otra y veía como el alma que tanto había cuidado se acuchillaba a sí misma.

Caí de rodillas al piso mientras se escuchaba una cuchillada tras otra pasar por entre la piel del humano que se veía a través del portal en mi oficina, el ministro de almas se arrodillo a lado mío y me abrazó lo más fuerte que pudo mientras mi cuerpo temblaba, temblaba del dolor, de la miseria y sobre todo, de la ira. Pasaron los minutos hasta que por último escuchamos cómo el cuerpo de Bryce caía al piso en seco y su campanilla dejaba de sonar, fue entonces que me quebré y comencé a sollozar, a gritar.

—¡Los odio a todos! ¡Odio la escuela! ¡Odio a esos malditos adolescentes! ¡Odio a los Dioses Neutros! ¡Los odio!— mi garganta quemaba mientras mi cuerpo se contraía en el piso y el ministro me miraba con dolor.

—¡Odio la escuela! ¡Odio a los Dioses Neutros! ¡Los odio!—

Narración L:

Después de que ____ se quedara dormida y le dejara una manta encima de quedé un poco más de tiempo leyendo unos cuantos informes correspondientes a la construcción del edificio, sin embargo algo entre el silencio de la habitación llamó mi atención, era ella quien se movía lentamente en la silla donde estaba, parecía tener un mal sueño y pensé en dejarla tenerlo tranquila hasta que en su rostro vi algo que nunca antes pude ver, terror. Inmediatamente me levante del sofá tirando sobre la mesa de noche los informes que estaba leyendo y me apresuré a llegar hasta ____, su cuerpo estaba tenso y su rostro seguía con la misma expresión, me pregunté qué es lo que ella estaría soñando, al darme cuenta de que la estaba dejando sufrir puse una mano sobre su hombro para despertarla. Ella saltó al instante abriendo sus ojos de una manera cínica, ella comenzó a gritar, mis manos temblaron al ver como las lagrimas recorrían su rostro horrorizado.