Capítulo 5

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Había pasado una semana desde que Light me acompañó a casa por primera vez, desde ese día no deja de buscarme y hasta ahora no ha dado sospechas ni actitudes de tener la Death Note; por lo que asumí que aún no llega al mundo humano.
Me asusta la idea de que en algún momento él la encuentre, porque he comenzado a encariñarme con él, era muy amable, lindo, caballeroso y hasta abierto aparte de inteligente, muy diferente a como yo me lo imaginaba, tomando en cuenta su actitud con los demás, hasta cierto punto también es serio y cortante con los que lo rodean; podría decirse que el mundo no lo tiene muy complacido que digamos, pero su actitud conmigo es completamente diferente.

Las clases habían pasado con rapidez y ya habíamos llegado al receso, por lo que me encontraba sentada en una banca, alejada de los estudiantes. Aún cuando el ser humano me parecía fascinante, debía admitir que no me gustaba estar rodeada de chicos menores a mí, los cuales intentaban acercarse demasiado, por miedo a que me metieran a la cárcel por un mal entendido con un menor de edad. 

Para ser sincera nunca logré comprender la manera en la que el ser humano percibe la belleza, sin embargo por lo que fui observando y escuchando, comencé a entender que aparentemente yo portaba con los suficientes rasgos como para llamar la atención de los chicos, y aunque parecer  mucho más joven de lo que realmente era, en esta situación me ayudaba a camuflarme bien entre los estudiantes, en ser físicamente atractiva no me parecía una ventaja, la verdad no acostumbraba a usar mis supuestos encantos físicos, pero tenía que hacerlo ahora para poder saber más de Light.

Dejé mis pensamientos de lado y saqué uno de mis libros de mi mochila, comencé a leer con tranquilidad al estar sola y sin ruido alguno, habían pasado unos minutos cuando escuché varias voces de chicas, junto con algunos chillidos, los cuales me distrajeron e hicieron que suspirara con pesadez, había tardado un tiempo en encontrar un buen lugar para poder evitarlos. Levanté la vista disimuladamente encontrándome con Light, el cual estaba rodeado de varias chicas mientras él igual leía. De un momento a otro despegó la vista del libro y volteó hacia donde yo estaba, nuestras miradas se encontraron, al instante Light se volteó hacia las chicas y les dijo algo, después caminó hacia mí dejándolas atrás boquiabiertas, me daba curiosidad saber qué les habría dicho, su penetrante mirada nunca dejó de centrarse en la mía, aún así me mantuve inmóvil sosteniéndole la mirada con el rostro sin expresión alguna.

—Hola— me saludó.

—Hola— le observé por un momento, luego voltee a ver a las chicas, quienes después de mirarme fijamente y ver que yo no me inmutaba se fueron.

¿Porqué termino metiéndome en problemas con chicas a las que debería caerles bien?

—¿Qué sucede?— le pregunté ignorando mi pesar interno, y fingiendo confusión ante la anterior acción de abandono, que tuvo Light con esas chicas.

—Me gusta estar contigo, resultas más interesante que todas ellas— Me respondió con un tono arrogante y luego me sonrió, después tomó asiento a lado mío.

Yo lo observé aún sin sentimiento alguno en mi rostro, luego bajé la mirada a mi libro antes de sonrojarme, al parecer él se dio cuenta de mi acción y me sonrió complacido.

Un mes después...

No sucedía nada, cosa que me frustrada más de lo que esperaba, ya no aguantaba la escuela y estaba decidida a hacer un examen, y graduarme de una vez hasta en Oxford, para que me dejaran tranquila, ya no quería tener más tareas que hacer, era fácil hacerlas pero el simple hecho de saber que volví a lo mismo me mantenía con una tensión constante.

Mi teléfono sonó distrayendo mis pensamientos, lo tomé de inmediato y revisé de quién era el número, después contesté.

—Hola, Light— saludé a quien al perecer era mi amigo.

—Hola, Eli, me gustaría saber si querías salir conmigo hoy— dijo Light, un tanto nervioso, lo cual me conmovió, al hacerme recordar todas las veces en las que los chicos que me tocó cuidar como diosa de la vida, se ponían nerviosos ante la chica que les gustaba.

—Claro, esperaba que lo dijeras— contesté coqueta, recordado lo que a Light le gusta en las chicas.

—Muy bien, paso por ti en cinco minutos— después de eso Light colgó.

¿En cinco minutos? 

Parece que este chico ya lo tenía todo planeado, para su edad sabe bien como complacer a las chicas o al menos eso es lo que he aprendido, para desgracia de Light no lograba verlo más allá que como a otro ser humano, al cual tenía que cuidar, no significa que no fuera importante, pero por alguna razón, aún estando viviendo como una humana, por más de veinte años no lograba desarrollar otro sentimiento hacia los humanos que no fuera maternal.

Revisé mi reloj para percatarme de que faltaban dos minutos para que Light llegara, me paré frente al espejo y revisé mi vestimenta, todo estaba en orden, entonces me miré a mi misma en el reflejo, se sentía extraño; cada vez que me paraba frente a un espejo sólo veía mi ropa, nunca mi rostro, y es que me era difícil acostumbrarme a verme a mí misma, en realidad no me gustaba hacerlo, aún si dijeran que era bella, yo no lograba encontrar la belleza de la que me hablaban y no sabía si era por baja autoestima o porque todos los seres humanos me parecían igual de bellos. Nunca logré comprender al cien por ciento la perspectiva de la belleza; podía distinguirla, pero no apreciarla,  principalmente porque los humanos siempre me parecieron bellos por su inteligencia y no por su apariencia.

Suspiré y me senté en el sofá de la sala, observé mi casa en completa soledad, bajé la mirada a mis piernas un tanto avergonzada, pues era la única de mi generación que ni siquiera tenía un amigo interesado, claro que era mi culpa, yo no me entregaba como era debido ya que nadie llamaba mi atención de esa manera, pero al menos el que mi casa en Japón sea más pequeña que la que me dejaron mis padres, me hacía sentir menos sola.

Escuché que el timbre sonaba, me levanté inmediatamente y caminé hacia la puerta.

Si tan solo Light fuera un poco mayor, tal vez consideraría verlo más que a alguien a quien proteger.

—Hola— le saludé al verlo a los ojos.

—Hola, Eli.

Nos miramos en silencio por unos minutos y luego tomé mis cosas para irnos.

Toda Una Eternidad (Lawliet y Tú)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon