8©-Run

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-¿Grace?

El susurro de mi hermana hace que Cam de un respingo.

Estaba demasiado ocupada inspeccionando la casa como para darse cuenta de la figura de mi hermana adormilada en el sofá. La medio sonrío e intento por todas las formas posibles no enseñarle mi cara.

-Cam, te presento a mi hermana- miro a ésta última- Ésta es Cam.

La sorpresa en la cara de mi hermana cuando se levanta a darle dos besos es evidente.

Creía que Cam era imaginaria o era otra de mis mentiras para pasar tiempo fuera, seguro. Agarro a Cam del brazo y me disculpo para subir a mi habitación.

-¿A sido él?

Su pregunta nos deja de piedra y detengo mis pasos de repente. Vuelvo la cabeza para observarla.

Cruzada de brazos y con una expresión en su cara de miedo, rabia y un te lo dije claro.

Niego y carraspeo. A ver qué me invento ahora para...

-Nos hemos entretenido hablando de cosas del pasado y digamos que nos hemos emocionado- ríe Cam.

Me sorprende que mi hermana la sonría.

Uno, porque se ha tragado la gran mentira de Cam de pies a cabeza, y dos, porque a mi hermana nunca le han caído bien las amigas que he tenido.

Subimos arriba y cuando estamos en la oscuridad y la soledad de mi habitación, es cuando los brazos de Cam me arropan. Permanecemos así unos segundos antes de que yo me separe de ella.

-¿Qué pasó entre tu y Dante?- su cara no es de sorpresa, es como si ya se lo hubiese esperado- ¿Y porqué demonios me ocultaste que os conocíais todos?

Ella me dice que primero yo la tengo que contar todo, luego ella se pensará el responder a mis preguntas.

Nos sentamos en mi cama tras cambiarme y secarme el pelo y le conté todo con detalles. Al estar contándole todo esto, una sonrisa divertida se le dibujó en el rostro.

Cuando le pregunté que qué le hacía gracia, ella solo negó y esquivó el tema. Cuando llegué a la parte del odioso sobrenombre, su cara de horror solo me hizo sentir más culpable.

Permanecemos en silencio, hasta que ella coge un cojín y se pone a mecerse suavemente.

-El padre de Dante nunca a estado orgulloso de él, y para herirle y darle en su punto débil, solía llamarle macarra- cierro los ojos de golpe. Joder, la había cagado pero bien- Por eso nunca se ha llevado bien con sus padres y sabes que eso aquí en Seattle, es raro.

Asiento.

Aquí en Seattle, al menos en el norte, donde vivimos nosotros, está lleno de familias ricas y aunque haya pobres, todos los hijos adoraban a sus padres.

Si no adorabas a tus padres, te tachaban de raro.

-¿Y su madre?- pregunto.

Me parece increíble que las mismas personas que criaron a Hannah, a la dulce de Hannah, fuesen tan horribles.

-No le defendía, y en cierto modo es por lo que lleva años sin dirigirles palabra- mis ojos se abren como platos- Sí, años. Acude a las cenas mensuales en familia porque no le queda otra.

Trago saliva y me paso las manos por la cara. Maldita sea, ahora todo cobra sentido.

Y cuando me quedo en silencio, esperando a que me responda a mis preguntas concretas, suspira y empieza a jugar con su pelo.

LA LISTA DE HANNAH✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora