Capítulo 35

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Camila, muy ofuscada, se quitó su chaqueta y lanzó sus zapatos lejos, porque aún no daba crédito a que la loca de suegra apareciera en su departamento, menos amenazándola. ¡Qué poco criterio! Si no fuera la mamá de Marco, la hubiera dejado estampada en la pared. Además, como le había dicho Amanda, no diría nada sobre su infidelidad, Marco ya tenía suficiente con soportar las estupideces que se le ocurrían, y si ella lo podía evitar no le causaría otro disgusto. Esperaba que la información que manejaba sirviera para dejarla una buena temporada tranquila.

Escuchó el timbre y no pudo creer que volviera. Llegó casi corriendo a la puerta, abriéndola con fuerza, estaba lista para comenzar a gritar cuando vio a Borja levantando sus manos.

—Tranquila, no golpees al mensajero.

—¿Se fue? —Camila asomó su cabeza, mirando hacia el ascensor.

—Sí —Borja ingresó a su departamento directo a la cocina—. Creo que esta vez soy yo quien necesita un té para calmarse.

—Yo creo que necesito algo más fuerte. —Camila fue hacia el bar y sacó una botella de licor.

—Tómalo con calma, no puedes beber. —Borja se acercó con la intención de arrebatarle la botella de vino.

—Sí puedo —Camila pasó por su lado para buscar un abridor, sintió la mirada de su vecino en su espalda—. Tuve una pérdida.

—Lo siento —Borja le quitó la botella—. Creo que, entonces, te acompañaré con una copa.

—Gracias. —Camila se sentó frente al mesón.

—¿Quién era? —Borja hizo una seña hacia la puerta.

—La mamá de Marco.

—Tu novio.

—Sí, pero no sé si aún somos novios. Más bien, estamos en proceso.

—Por la manera que lo defendiste, creo que eso es algo. Ojalá algún día alguien me defienda así. —Borja vertió el vino en dos copas.

—Se lo merecía, es una arpía.

—Ya lo creo —Borja le entregó una de las copas y levantó la suya—. Salud por haber puesto en su lugar a tu suegra.

—Salud porque llegaste. Estaba a punto de lanzarla por la escalera.

Los dos sonrieron y bebieron un sorbo.

—¿Qué harás ahora? —Borja la observó.

—Vacaciones. Hoy acabo de hacer que me despidan y mi finiquito está por llegar. Me iré unos días a la playa, estoy limpiando el departamento de mis padres.

—¡Vaya! ¡Sí eres de temer! —Borja sonrió.

—Sí, pero solo cuando se meten con las personas que me importan.

—Insisto, tu novio tiene mucha suerte. No lo conozco, pero las veces que lo he visto he comprobado que él también estaría dispuesto a enfrentarse a todo por ti. Al menos, con su mirada me lo dejó muy claro.

Camila dio un sorbo a su vaso, asimilando lo que había dicho su vecino.

—Bueno, me voy —Borja se levantó—, necesito terminar un par de cosas. Hoy tengo una cita.

—Claro. ¡Qué te vaya súper!

—Ya sabes que, si necesitas escoltar a alguien más afuera del edificio, solo grita. —Borja sonrió.

—Gracias. Así lo haré.

Camila bebió el último sorbo de su copa, dejando que el líquido amargo recorriera lentamente su garganta. Varias ideas comenzaron a inundar sus pensamientos, las palabras de Borja seguían bailando en el salón "él también estaría dispuesto a enfrentarse a todo por ti". Debía aceptar que tenía razón, porque cuando su madre lo había increpado en la fiesta él no había dudado ni un solo segundo en apoyarla. Además, su suegra había aparecido en su departamento y sabía que había perdido al bebé, porque Marco se lo tendría que haber dicho y, claramente, estaba enfurecida porque la estaba prefiriendo a ella.

No es Divertido (Disponible en Amazon)Where stories live. Discover now