Capítulo 20

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Marco trató de esperar a Camila, pero su madre lo arrastraba de rápida manera.

—¿Cómo que es tu novia? —susurró en su oído—. Pensé que una decisión así, primero, la consultarías conmigo.

—¿No crees que ya estoy grande para eso? —Marco trató de mantener la voz baja.

—No puedo creer que me hagas algo así, podrías siquiera haberme avisado.

—Fue algo repentino.

—Si te quieres pasear con alguna de tus chicas, no las traigas a mi casa, menos engañándolas de que son tu novia para acostarte con ellas.

—Camila no es una de mis chicas.

—Bueno, después arreglamos eso. Ahora pon tu mejor sonrisa que tengo una sorpresa. Solo espero que ella comprenda la situación y no la embarres por segunda vez.

—¿De qué estás hablando? —Marco se detuvo al observar a la mujer a un metro de él. No podía ser que estuviera viendo visiones.

—¡Colomba! —gritó su mamá, cambiando su cara a la velocidad de la luz—. ¡Por fin, Marco, llegó!

Marco continuó detenido, mirando como su ex se acercaba, estaba tal cual la recordaba o hasta podría decir que más hermosa. Sintió la presencia de Camila a su lado, pero no fue capaz de girarse, estaba hipnotizado, mirando a aquella mujer. Su pelo color chocolate caía ondulado hasta cerca de su cintura, sus labios anchos en color rosa, sus ojos color avellana, enmarcados bajo una sombra oscura resaltaban y lo observaban al igual que un felino.

—Veo que mi sorpresa te dejó sin palabras. —Su madre sonrió de manera satisfactoria

—Hola —Colomba se acercó de manera tímida—. Tanto tiempo.

—Sí, mucho tiempo. —Marco no podía creer que la tenía enfrente, como si el pasado disparara y nada menos que en su cara.

—¿Lo puedes creer, Marco? Hace unos días supe por su madre que regresaba, y claro que la invité, ustedes tienen cosas que resolver.

—Veo que Marco acaba de ver un fantasma de los malos, eso sí —Camila se adelantó un paso y extendió su mano—. Soy Camila, su novia.

—Bueno, novios, novios no son —dijo María Teresa, sonriendo de manera tiesa.

—Yo conozco solo a un tipo de novios y de esos somos. —Camila sonrió.

Marco percibió el contacto de la mano de Camila que lo comenzaba a estrangular, gesto que agradeció, ya que eso lo hizo volver a la realidad.

—Sí, Camila es mi novia.

—Los chicos jóvenes, ahora a cualquier cosa llaman noviazgo —María Teresa intervino.

—Me alegra saber que estás bien. —Colomba escaneó a Camila con su mirada severa y volvió a posicionarla en Marco.

—Camila, ¿por qué no me acompañas? Hay algunos abogados muy interesantes que te gustaría conocer. —María Teresa se acercó con la intención de guiarla hacia algún lado.

—No, gracias, prefiero quedarme, a no ser que Marco quiera en este momento aclarar temas desagradables del pasado.

Colomba y María Teresa abrieron sus ojos, incómodas.

—No tengo nada que aclarar, y prefiero ir a buscar a mi padre, si nos disculpan. —Marco tomó de la mano a Camila, alejándose.

—¿Estás bien? —Camila caminó rápido para alcanzar sus largas zancadas.

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