Capítulo 17

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Camila, después de haber pasado gran parte de la mañana en el tribunal, lo único que quería era poder irse para almorzar con su amiga, pero estaba encerrada en el despacho de su jefe, hablando de su famoso caso. Revisó su teléfono, mirando si había algún mensaje nuevo y se molestó por estar espiando la última conexión de Marco en el whatssap. Lo guardó al darse cuenta que se había vuelto una chica enamorada e insegura.

Miró de reojo a su jefe en el teléfono, pensando cómo darle la noticia de su embarazo, estaba segura de que su reacción no iba a ser la esperada, lo más probable es que de ahora en adelante no le diera ningún otro caso importante. Ya había trazado un plan de acción, no comentaría nada hasta que se le notara, ya que una vez asignados los casos era más difícil que se los quitaran.

—El momento extraño de la semana —dijo Alfredo al cortar.

—Yo he tenido varios. —Camila se acercó y se sentó frente a él, unas líneas rojas volaron en su mente, aunque esta vez no la hacían tiritar.

—Un viejo amigo necesita que lo asesore en temas de paternidad, lo que no sabe es que a su señora ya la he asesorado de varias formas. —Alfredo levantó una ceja.

—¿Era necesario tanta información? —Camila, al no involucrase con su jefe, había pasado a ser un hombre más y constantemente debía escuchar sus comentarios sexistas.

—Disculpa, es que tengo que cenar con ellos, pero es ella la que me busca —Alfredo optó por una postura seria—. Olvídalo. ¿En qué estamos?

—Caso Mónica y sus cuatro hijos. Ella no quiere divorciarse —Camila recitó el resumen.

—La verdad, ya no puede hacer nada, está todo listo, solo le queda firmar. No se puede negar, así que tendrás que hablar con ella y que asuma de una vez lo que va a suceder.

—Al parecer, tiene problemas con una de las cláusulas del contrato de divorcio pero, de verdad, creo que quiere tiempo para convencer a su marido.

—Camila, este tema lo tienes que cerrar sí o sí esta semana, no podemos esperar más.

—Es lo que trato de hacer —Camila percibió como su visión se comenzó a nublar—. Tengo una reunión mañana con ella.

—¿Estás bien? Estás pálida.

—Sí, solo debe ser una descompensación. —Camila exhaló como si sus fuerzas la fueran abandonar en cualquier instante.

—Continuemos después, come algo. —Alfredo cerró la carpeta, dando por terminada la reunión.

—Gracias. Debe ser que me falta azúcar. —Camila se levantó y caminó hacia su oficina.

Sacó de su cartera un dulce y respiró varias veces. Buscó en Internet información sobre el embarazo y sus síntomas. Al parecer, las bajas de presión podrían suceder. Llamó a su doctora y ésta le dijo que la fuera ver al final de la semana para realizarle un estudio.

Recordó la noche anterior con Marco, descansar había estado lejos de lo que habían estado haciendo. El recuerdo la hizo sonreír, había desechado llamarlo para contarle, ya que la última vez se había preocupado demasiado. Revisó su agenda de la tarde y solo tenía una reunión más. Por ello, decidió no moverse y pedir algo para comer. Tendría que esperar para ver a Amanda, no quiso esforzarse más, quería cuidarse.

Una vez finalizada su última reunión, se quitó sus tacos y se reclinó en su silla. La idea de terminar su jornada laboral de manera pacífica, había sido cambiada por un hombre destruido emocionalmente, al cual su esposa no dejaba ver a sus hijos. Este tema no era de los más agradables, además no concebía cómo podía haber mujeres tan brujas que involucraban a sus hijos con sus problemas maritales.

No es Divertido (Disponible en Amazon)Where stories live. Discover now